[Bizkaia] Solidaridad con la huelga indefinida en ABB

El Viernes 17 de Febrero militantes de la CNT en Bizkaia nos concentramos, dentro de una jornada internacional de lucha, frente a la delegación de ABB en Trapagarán. El motivo es mostrar solidaridad con los compañeros de Córdoba, que llevan desde el 28 de Noviembre en huelga indefinida por la defensa de sus puestos de trabajo, mejora de sus condiciones laborales hasta que se equiparen con el resto de trabajadores de ABB en Córdoba y por el derecho a huelga.

El 1 de enero fueron despedidos la totalidad de los huelguistas, que estaban contratados a través de EULEN. La dirección de ABB pretende solucionar el conflicto como sólo sabe hacer la patronal, despediendo barato a los trabajadores que reivindican lo que les pertenece, a los que reinvindican sus derechos. Si el resto de compañeros de ABB, y otras empresas, tuvieran la misma actitud que los compañeros de Córdoba, se lograría el respeto hacia la clase obrera por parte de los patrones, empresarios, banqueros, políticos y demás clase caplitalista.

A día de hoy estos compañeros se encuentran despedidos a expensas de que los Tribunales dictaminen la nulidad de toda la operación fraudulenta de EULEN, ABB y EUROCEN-ADECCO, que les ha conducido al desempleo, como medida de represión sindical. A la concentración también acudieron compañeros de CGT.

Más información sobre el conflicto en http://cordoba.cnt.es/eulen

 

LA HUELGA DE EULEN

(Poema escrito por Paco Ortiz en solidaridad con los huelguistas de ABB)

 

Qué queréis, ¿que os cuente una huelga?

Una huelga es como un amor

… o un parto

o una inundación;

hay que sentirla en las arterias,

latiendo como un grito

que solo escuchan los que están en huelga.

 

No se pueden contar las noches en vela

durmiendo de incógnito,

en la incertidumbre acompañada

imaginando, deseando,

subiendo y bajando las escaleras del desánimo.

 

Si no hemos podido contestar

las preguntas de nuestros hijos

al vernos en la tele,

apretujados y sin gracia,

detrás de pancartas incomprensibles,

qué vamos a poder contaros,

si a duras penas hemos logrado

decirnos entre nosotros,

sin palabras, sin mirarnos casi,

que merecía la pena seguir otro día más.

 

Cómo deciros que hemos vencido

la alergia a las cámaras,

el temor a los juzgados,

el dolor de la indiferencia,

el desprecio de los jefes,

y la hipocresía de los falsos compañeros;

 

y que hemos aprendido

que la letra de la dignidad con lucha entra,

que los trabajadores unidos jamás se quedan solos,

que huelga con gusto no pica,

y que la solidaridad

es la única arma cargada de futuro.

 

Cómo deciros que nuestros sueños

tienen forma de transformador,

con sus chapas perfectamente apiladas,

sus estrobos y sus eslingas,

y que, soñando entre todos,

sin estar juntos, y sin pensarlo,

cada noche hacemos el trabajo

que la empresa nos quita de día,

aunque esta vez,

la plusvalía se la lleva el viento.

 

Cómo podremos haceros sentir

el frío de los piquetes de enero

en esas setenta madrugadas,

calando huesos y voluntades,

si mientras vosotros dormíais,

nosotros urdíamos planes, estrategias y miedos,

incendiando la noche con maderas viejas

y palabras nuevas e inquietantes.

 

Cómo podríais comprender

que el mejor café del mundo

sale de los termos mágicos

de las compañeras,

justo a las seis de la mañana,

para devolvernos el color

y la alegría,

mientras los pies

se empeñan en congelarse,

los muy cabrones.

 

Vosotros no sabéis reíros al alba,

escuchando canciones

en megáfonos afónicos

mientras el cielo y los compañeros

se alborotan al unísono

para no helarse de frío

y de espera.

 

Os podremos decir, acaso,

que en nuestra huelga

tuvimos traidores,

como en todas las batallas

que tuvimos desertores,

como en todas las batallas,

y también héroes,

que hacen de cada día su batalla.

Pero eso ya lo podéis imaginar

vosotros que venís aquí

a oír noticias de esta guerra.

 

Os podremos decir, ah sí,

que hemos visto esquiroles,

que se parecían tanto a nosotros,

y es que, la necesidad,

nos hace a todos tan iguales

que casi no podíamos abroncarlos,

despreciarlos, como se merecen

pisotearles el nombre y mentarles la madre.

 

Así que solo podemos decir

que ojalá cada trabajador,

cada trabajadora,

pudiera ser bendecido

con una huelga en su vida

para saber quien es él,

para saber quien es

cada cual y cada quién,

para conocer

a sus compañeros

y a sus enemigos,

para saber lo que significa

la palabra trabajador.

 

Paco Ortiz

 

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