Contra la realidad*

ESPECIAL GARCÍA CALVO (y IV)

La última entrevista a Agustin García Calvo en el periódico CNT (nº 324 – Junio 2006). 

M.C. García y P. Nacarino

Pregunta: ¿Qué es la realidad, cómo nos afecta y cómo
podemos luchar contra ella?

Respuesta: En primer lugar, el nombre no es de la lengua
corriente, es un nombre que viene de las escuelas de los teólogos que inventaron
ese término, el de Realidad, pues para aplicarlo a Dios, naturalmente, que
tenía que ser la Realidad de las Realidades. Lo que pasa es que luego este
nombre que viene de las escuelas ha tenido tanto éxito que ya hay por todas
partes mucha gente que declara que tal o cual cosa es Real, que realmente pasa
esto, que la Realidad es así, hijo mío, y declaraciones por el estilo. Por lo
cual hay que atacar usando también este nombre, este nombre relativamente culto
y que puede contribuir, como hacen generalmente los términos cultos, pues al
engaño de la gente que adopta esas palabras sin pensarlo mucho. El verbo que
corresponde a este término es existir; de manera que se puede decir
tranquilamente que Realidad es lo que existe. Como el término a su vez es teológico
y culto, aunque también se ha estendido mucho por todas partes, y la gente dice
por todas partes, existe, incluso sustituyendo al verdadero término vulgar que
es hay, «hay tal o cual cosa», dice, «existen probabilidades»,
«existen nublados por aquí», «existen personas», pues
entonces hay también que atacar al mismo tiempo a uno y otro. Para aclararme en
este ataque, lo que digo es que empleamos existe, y por tanto Realidad, en el
sentido de que se refiere a lo que hay, pero que al mismo tiempo es lo que es.
Pero en esta segunda parte es preciso contar con el nombre que en un idioma
cualquiera tenga la cosa; por ejemplo, para que existan rosas o existan hombres
no basta con que haya algo de eso, que lo habrá, vaya usté a saber, sino que
hace falta que se crea que son lo que son. De manera que se requiere la palabra
rosa o la palabra hombre para asegurarse de eso. Y es a este casamiento entre
lo que hay y lo que es lo que es, a lo que llamo Realidad, Real, y lo que
existe, y contra lo que la lengua, a través de mí, o a través de cualquiera, se
lanza costantemente.

P: ¿Cómo nos afecta y cómo podemos luchar contra ella, si
es que podemos luchar contra la Realidad?

R: Lo que hay que aclarar es que, naturalmente, quien luche
contra la Realidad no puede ser nadie Real. Esto es tan evidente que basta con
enunciarlo. Por ejemplo, uno, uno en cuanto persona, uno en cuanto persona Real,
no puede menos de estar sometido a la Realidad, de manera que es vano pretender
que uno personalmente pueda hacer nada contra la Realidad. Uno es un esclavo,
uno es un súbdito; el Estado y la Persona son la misma cosa, etcétera. De
manera que por ahí no se puede esperar nada. De forma que el ataque contra la
Realidad solo puede venir de fuera de la Realidad, es decir, de algo que no
existe, porque lo que existe, y cualquiera que existe está condenado a defender
su Realidad, y por tanto a defender la Realidad en general. No cabe otra
posibilidad. Algo que no existe tiene sentido simplemente por el descubrimiento
de que, en contra de lo que se nos impone, la Realidad no es todo lo que hay.
La noción de todo es estraña a la Realidad, de forma que se pretende desde Arriba
que sí, que la Realidad, o hasta el Universo y tal, es una especie de todo,
pero es mentira. La Realidad no es todo lo que hay. Hay por doquiera cosas que hay
y que no existen, es decir, que no pertenecen a la Realidad. Por ejemplo, es a
lo que alude la palabra pueblo; generalmente se confunde con algo Real, por
ejemplo, una población de un Estado, o cualquiera otra cosa que sea un conjunto
de personas, pero pueblo de verdad no existe. Pueblo de verdad está por debajo
de todo eso y por tanto es desde ahí desde donde puede darse un desmentimiento
y por tanto un ataque a la Realidad.

Yo en cuanto persona, en cuanto Agustín
García Calvo, pues no puedo nada contra la Realidad: soy una persona Real; por tanto,
inútil esperar de mí nada del otro mundo. Pero yo de verdad no es nadie, es
cualquiera que esté diciendo yo; yo depende del acto mismo de hablar y por
tanto yo no existe, yo no existo; existo yo como ente Real, pero yo no. Es lo mismo
que pueblo. De forma que es desde ahí desde donde se puede pensar en un desmentimiento,
en un ataque a la Realidad. Yo, cualquiera que dice yo, es decir, pueblo que no
existe, pero que lo hay, que sigue habiéndolo por debajo de la Realidad, y a
ése pues la táctica que le corresponde no hace falta ni enunciarla, se da de
por sí: es simplemente desmentimiento, el descubrimiento de que lo que creía
era mentira, que la Fe que sostenía su Realidad no tenía fundamento; y ese descubrimiento,
hágase como se haga, es ya de por sí una acción. Pensar en cualquier otra táctica
es un divertimiento, que puede ser muy costoso. Lo que hay que hacer es
desmentir la Fe, puesto que la Fe es lo que está sosteniendo la Realidad.

P: ¿Es la escritura un instrumento de emancipación o de
dominación?

R: A diferencia de la lengua, que no es de nadie, que es la
única máquina que se le da gratuitamente a cualquiera, aunque sea bajo la forma,
naturalmente, de un idioma, de la gramática de un idioma particular, que
siempre incluye una cierta falsificación, pero, aun así, la lengua se le da
gratis a cualquiera y, además, es lo único (no me refiero a cosas naturales, como
agua y aire y eso, sino a máquinas, porque la gramática es una máquina,
artefacto), es lo único que se da gratis a cualquiera, sin distinción de
clases, de sexo, de nada, a diferencia de eso, la escritura ha sido siempre,
desde el comienzo de la Historia (y la Historia empieza justamente con la
escritura; no podemos hablar de Historia más que desde el momento en que hay un
rasgo en una peña, en que hay un testimonio escrito de alguna manera), desde el
comienzo de la Historia ha sido cosa de los Señores y de sus sacerdotes. Ya sabéis
que la escritura ha sido desde su nacimiento hierática; era algo de sacerdotes
al servicio del Poder, de Señores; y, en consecuencia, naturalmente, cuesta
Dinero y vale Dinero. Para trepar en la pirámide del Poder y conseguir puestos
es condición indispensable la escritura, el sometimiento a la escritura. De
manera que esa es la guerra fundamental de lengua y escritura. Alguien, ante
esto, puede decir que yo mismo, o cualquiera, ha aprendido trucos o habilidades
para decir NO de una manera eficaz precisamente a través de libros, a través de
la escritura. No tengo inconveniente en confesarlo. Desde los harapos que nos
han quedado del libro de Heráclito de Éfeso hasta los libros de Machado o de
Unamuno, que yo leía de adolescente, pues, efectivamente, uno ha estado en
conversación con los pocos muertos que siguen vivos a través de la escritura,
¿no? De manera que esta contradicción conviene aclararla; es así. Esto no desdice
lo de que la escritura sea una especie de muerte de la palabra. La escritura es
la fijación y el sometimiento a fines determinados y, en definitiva, el sometimiento al Dinero de aquello que
en principio era libre de eso. No lo desdice; esto es así. Lo que pasa que,
como las otras cosas de la Realidad, la escritura tampoco está perfectamente
hecha, perfectamente cerrada; tiene fallos, y entonces es a través de esos
fallos como sucede que de vez en cuando, aun a través de la escritura, habla
algo de voz viva, sea poesía, en forma de lógica o lo que sea, y entonces es lo
que sin más deshace la contradicción. Es así: la escritura sigue siendo eso, es
mortífera, pero falla, falla, y entonces la única gracia que para nosotros vale
es ésta de que puede fallar, y dejar, por la grietas, escurrirse algo de voz
viva en forma de poesía o en forma de lógica. Lo que me lleva, en cosa poética, por un
lado, a un intento de  devolver costantemente
a la voz viva aquello que yace muerto en la escritura, a diferencia de la poesía
habitual que es plenamente escrita y que no sirve nada más que para leérsela en
voz baja y que no pase nada. Y lo mismo que digo de poesía digo de lógica o de
razonamiento. Hay maneras, hay trucos, para conseguir que el razonamiento no
quede muerto en una filosofía escrita, sino que, efectivamente, vuelva a ser voz
del sentido común, de la razón común, de la lógica común, que es a lo que
llamaba lengua viva.

P: ¿Debemos estar contra todas las Ideas, contra todos los
ismos, incluido el de la anarquía?

R: Sí, desde luego. Contra todas las Ideas porque, según lo
que antes os decía, la Realidad está costituida por Ideas que al mismo tiempo son
creencias. No se debe distinguir entre Ideas y Fe. Ideas y Fe vienen a ser lo
mismo. Cualquier forma de ideación, si es política, por ejemplo, o si es
científica, está fundada en un creer que se sabe lo que va a pasar, para venir
a dar en esta mentira fundamental que es reducir lo que está pasando, y que no
hay quien lo conciba ni quien lo agarre, convertirlo en algo sabido, en algo sabido de antemano. Y cualquier ciencia o
cualquier política que cuenta con el Futuro, ésa ya es Idea, ya es Fe, y ya es
por tanto mortífera para cualquier cosa que pueda haber de vivo por debajo. De
manera que es en ese sentido. Si habláis de anarquismo, pues lo mismo: ¿se cree
en el Futuro como hacen los Señores? ¿Hay alguna diferencia? ¿Un pretendido
anarquista sigue contando con el Futuro y con que hay que seguir los mismos
procedimientos que los ejecutivos del Poder siguen para conseguir un Futuro
mejor y cosas por el estilo? Pues estamos en las mismas. Ya no hay diferencias.
Todo son Ideas y por tanto no hay nada que hacer, ¿no? La palabra anarquía mismo,
sucede lo mismo que con la palabra infinito en la Filosofía y la Matemática al
servicio de la Física, que la negación ha quedado muerta, ha quedado
encerrada. El a, el an de anarquía o el in de infinito, y por tanto ya no hace nada
en la lengua, y el pueblo, que no existe, lo que dice de verdad es No, y por
tanto es así capaz de destruir las Ideas que continuamente se desarrollan para
defender la Realidad. Así que guardarse de ese sometimiento del No a alguna
especie de plan futuro como el de los de Ellos, el de los que mandan, es
elemental, es de la cosa más elemental que en cuestión de política se puede
decir.

P: ¿Costruir o destruir?

R: Bueno, está un poco incluida en lo que acabo de deciros.
La costrucción es cosa de Ellos, de los defensores de la Realidad y de los sustentadores
del Poder y por tanto de los sacerdotes, filósofos, literatos y científicos que
están, en principio, a su servicio. Ellos costruyen y costruyen de esta manera,
empezando, como es natural, por lo Futuro. Saben el fin, saben adónde se dirige
un movimiento político, adónde se dirige una investigación científica, y entonces
se aprestan, con los procedimientos que les es dado, a realizar ese Futuro.
Realizar ese futuro, es decir, realizar lo que ya de antemano se sabe, es lo
mismo que decir hacer lo que ya está hecho. De manera que ése es el truco de la costrucción y la cuestión consiste en eso. Efectivamente,
por todas partes se costruye.

Nada más tenéis que ver las obras públicas para nada, por
todas partes; la producción de automóviles, el sustentamiento de los Estados,
del color que sean; todo es costrucción, es en lo que la Realidad consiste. Esta
costrucción, que quiere decir hacer lo que ya estaba hecho, realizar lo futuro.
De manera que cualquiera cosa que en nosotros quede de no conforme con ese procedimiento,
que encuentre, que sienta, que hay ahí una falsificación, un bulo, no puede admitir
esa vía de la costrucción. Poder quiere decir, precisamente, la conversión en
Futuro, en probabilidades, en cuentas, que al fin son Dinero, las posibilidades que de verdad son sin fin, las
posibilidades que no tienen número ni fin ninguno. Esas posibilidades es lo que
al pueblo, que no existe, a mí, en la medida que no existo, lo llaman como algo
bueno, alguna posibilidad de vida o como se le quiera decir, llamar…, de
amor, de libertad, y todo eso. De manera que cualquier cosa que sea reducir
esas posibilidades sin fin a un Futuro que se va a realizar y que por tanto no
va a ser nada más que una reproducción de lo mismo, es algo con lo que hay que
estar elementalmente en contra ¿no? El que dice NO, el des, que está en la palabra
destruir, si queréis. Se piensa que la costrucción es simplemente la afirmación
o la reafirmación de una destrucción de las posibilidades, destrucción de vida,
destrucción de razonamiento, destrucción de pensamiento, y que por tanto una
destrucción de esa destrucción es lo único que puede abrir las vías para las
posibilidades sin fin.

P: En la huelga del 65, por la que te destituyeron de la
cátedra, y en el Mayo del 68, el vocablo de protesta que utilizaba la gente era el de
revolución. Actualmente se utilizan términos como altermundismo u otro mundo es
posible. Con la invención de tanto vocablo nuevo qué es lo que hacemos ¿cimentamos
las bases del Sistema o vamos agrietándolo?

R: En cuanto a vocablos, hay que decir que (claro, vosotros
no os acordáis, pero yo sí) ya en el 65 el término «revolución» los estudiantes
no lo usaban mucho. Era ya un término muy viejo. En realidad es un término que
desde la Revolución francesa para acá no ha hecho más que ir degenerando, y así
os encontráis con que hoy todavía se use en los Medios de Formación de Masas:
por todas partes y todos los días veis que ya hay revoluciones: revoluciones en
la música, revoluciones en el pensamiento filosófico, en la pintura…, en cualquier
cosa hay revoluciones todos los días ¿no? Ésa es una buena muestra de degeneración
del término. Es un caso de los muchos por los cuales algo que en principio nace
como vivo y negativo, como es evidentemente cualquier forma de rebelión contra
el Poder, queda asimilado, viene a convertirse en algo tratable, algo que está
dentro de la Historia, y por tanto se nos asegura, al quedar dentro de la
Historia, de que no pasa nada del otro mundo, de que no va a pasar nada del
otro mundo, que es lo que mi corazón, de cualquiera que no existe, está
deseando: que pase algo del otro mundo. Y entonces el truco de la asimilación
está claro.

Sí, hay revoluciones, hubo revoluciones, habrá revoluciones, pero ya
se sabe que no va a pasar nada del otro mundo, que todo va a ser algo de
Historia, más o menos contemporánea, y nada más. De manera que hay que contar
con esa asimilación perpetua de los vocablos, que no son sólo vocablos, que son
Ideas, con las nociones de la cosa. Estad en guarda contra Ellos. La única cosa
limpia que se puede manejar contra Ello, que se maneja, es lo que no tiene
significado, es decir NO, es decir, ¿qué?, la pregunta qué, que es la pregunta
socrática, y estos términos que son de la lengua común y corriente y que carecen
de significado. Cualesquiera otros, en cuanto se cargan de significado, pues ya
empiezan a estar dentro de la Realidad, empiezan a dejar de servir para la
rebelión y se convierten en algo positivo y servil.

P: ¿Pueblo y poesía no han sido absorbidos por el Poder?

R: Bueno, como todo lo demás, lo que estaba diciendo de la
asimilación, cualquier cosa, incluso las que vienen de abajo, pues se arriesgan
a sufrir esa asimilación, esa asimilación desde el Poder. El único aliento de
alegría es que esa asimilación nunca es completa, nunca es perfecta, de manera
que en contra de las pretensiones que desde Arriba se imponen de haber llegado
a una asimilación, «la Realidad es Todo», en contra de eso se descubren sus mentiras
y se descubre que sigue siempre viviendo algo de lo que no existe, algo de
pueblo, algo de poesía. Es característico que el Régimen más perfecto de todos los
que la Historia nos ofrece, que es éste que hoy padecemos, la Democracia desarrollada, el
credo, que está fundado sobre todo en el primer artículo de Fe, que es creer en Uno
mismo (la Democracia consiste en eso, en que Yo no sea más que Uno, y que por tanto
se puedan contar tranquilamente las almas y demás), de una manera bastante lógica,
ha venido a acabar con los restos de tradición de poesía viva que hasta hace un
siglo, digamos, pues todavía se encontraban aquí mismo en los países de
tradición cristiana de Europa, en los de América y todo eso, ¿no?: romances,
baladas, canciones que no había producido nadie, que tenían esa gracia de no
estar sometidas ni al autor ni a la escritura, ¿no? Desde entonces para acá,
eso fue terminando con la Democracia; desde entonces para acá ya la gente de
verdad pues no canta, no recita baladas ni romances. Si lo hace, es de una manera
culta, arqueológica, como reproduciendo por grabación o por escritura aquellos restos de tradición viva, de poesía viva que había ¿no? Esto
es característico y enseña mucho de lo que es el Sistema Democrático, que es la
forma en que hoy padecemos el Poder. Como ese proceso mortífero nunca está
cerrado del todo, nunca es verdad, que la Realidad sea todo lo que hay, por eso
siempre queda, descubriéndose, por entre las grietas, algo de poesía lo mismo
que algo de razón que proceden de eso, de lo que nos queda de pueblo, de lo que
no existe, ¿no? Entonces siempre merece la pena mantener abierto el oído y, si
es caso, la boca, a esos restos de producción y lengua viva, sea poesía o sea
razonamiento.

P: ¿Te gustaría recitar algún verso? Algo vivo, para
terminar.

R: ¡Uf, ¡algo vivo! Eso es mucho. Hay un soneto de los de
don Miguel de Unamuno, con el cual estos días pasados he tenido el atrevimiento
de introducir, por la propia veneración que esos versos me producían,
introducir algunas variantes, digamos, en las que aparecía que don Miguel, como cualquiera, en cuanto
siendo persona Real, podía no atinar del todo a aquello que de verdad le salía
desde abajo y que le valía mucho, ¿no? De manera que el soneto, con las
pequeñas modificaciones, dice así, si es que la memoria no me falla.

Días de ayer, que en
procesión de olvido

lleváis a las
estrellas mi tesoro,

¿no formaréis en el
celeste coro

que ha de cantar sobre
mi eterno nido?

 

¡Oh Señor de la vida!,
no te pido

sino que este pasado
que hoy añoro

volviendo en rolde a
mí con risa y lloro

me quite el ansia de
mi bien perdido.

No es vivir otra vida
lo que anhelo

sino vivir de nuevo la
vivida.

 

Hacia un ayer sin fin,
haz que mi vuelo

remonte sin llegar a
la partida;

porqué, Señor, no
tienes otro cielo

que de mi falta colme
la medida.

Ha sido un placer poder oír y gozar de cómo Agustín
declamaba el soneto. Algo vivido en esos instantes que no podemos transmitir
porque la escritura lo mataría.

* No se sorprenda el lector por ver transgredidas, en
algunos casos, la ortografía de la Real Academia de la Lengua Española. Por
deseo expreso del entrevistado, mantenemos y respetamos su pronunciamiento público
de no usar ortografías traidoras al hablar.

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Ilustración: JAM

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