La representatividad de los «autónomos»

El estado denomina “autónomos” a los trabajadores por cuenta propia que cotizan en el régimen especial correspondiente de la seguridad social. Rechazamos esta definición oficial de “trabajador autónomo”, por contener algo tan contrario al concepto de “autonomía” como la obligación de pagar impuestos al ente coercitivo por excelencia, el estado. Nos consideramos autónomos en el sentido más etimológico de la palabra: somos aquellos que nos gobernamos a nosotros mismos. Y a nadie más. No aceptamos la autoridad de ningún dios o amo ni la obediencia de ningún súbdito o empleado.

Como trabajadores y trabajadoras autónomas tampoco admitimos el nombramiento de representantes. Los representantes son personas o entidades a quienes otras personas o entidades, denominadas representadas, otorgan la facultad de obrar en su nombre. Designar a un representante es renunciar a parte o a la totalidad de la propia autonomía, transferírsela a otro. Sabemos por la prensa capitalista del 21 de diciembre que el ministro de trabajo “ultima la elaboración de un decreto que determinará qué criterios rigen para medir la representatividad de las organizaciones de autónomos”. ¿Por qué los estamentos del poder quieren instituir un sistema de representación de las organizaciones de autónomos? Por la misma razón que instituyeron un sistema de representación electoral de los ciudadanos en los parlamentos o un sistema de representación de los trabajadores asalariados en los comités de empresa. La representación relega a la inactividad a los representados. Los representados dejan de ser actores de lo que sucede y pasan a ser meros espectadores del espectáculo montado por los representantes. La democracia representativa burguesa, o democracia parlamentaria, es una burda teatralización de la democracia: los actores de la democracia real, directa y participativa, los trabajadores y trabajadoras, abandonaron sus asambleas, las de verdad, y se quedaron hipnotizados contemplando cómo unos títeres “representaban” asambleas en esos guiñoles que son los parlamentos y los comités de empresa. La representación es el sistema de dominación más peligroso porque arrebata sutilmente la capacidad de actuación del oprimido pero mantiene en él casi intacta la ilusión de la capacidad de decisión. Las trabajadoras y trabajadores que no han participado nunca en una asamblea de verdad se cuentan por millones. Sin embargo, diariamente, casi desde que nacen, millones de trabajadores y trabajadoras que quizá no participen nunca en una asamblea de verdad son obligados por sus representantes a memorizar programas educativos confeccionados por ellos, a acatar normas dictadas por ellos, a pagar impuestos calculados por ellos, a cumplir penas en prisiones construidas por ellos.

Los autónomos y autónomas de la Sección de Autoempleo del Sindicato de Oficios Varios de Madrid, adherido a la CNT, nos negamos a ser meros espectadores de nuestras vidas. No designamos representantes y, por lo tanto, rehusamos acatar las decisiones de nadie que se proclame nuestro representante. Luchamos y lucharemos contra quien pretenda obligarnos a obedecer. Conspiramos diariamente por la destrucción del sistema capitalista que los “representantes” políticos perpetúan en contra de los intereses de la humanidad y en su propio provecho y el de un puñado de privilegiados. Nuestra actividad económica está dirigida a la expansión de formas de producción y consumo autogestionarias y antiautoritarias, inspiradas en los principios de libre asociación y libre acuerdo.

Llamamos a los autónomos y autónomas de Madrid a que renuncien a la explotación laboral, causa primordial de todas las desigualdades económicas y sociales, y se unan a nuestra lucha contra el cáncer capitalista y el monopolio de la violencia organizada de las instituciones del estado. Les llamamos a que rompan con la inercia, apaguen su televisor y se acerquen por la CNT a participar en asambleas reales y representarse a sí mismos.

Sección de Autoempleo del SOV de CNT de Madrid

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