«Quien no tiene nada que perder tiene todo por lo que luchar»

El pasado 13 de octubre de 2013 comenzó la huelga en
la que están inmersos los trabajadores de Panrico de la planta de Santa
Perpètua de Mogoda, en Barcelona. Entrevistamos a Diego Infante, trabajador de la
empresa, que nos cuenta cómo se están desarrollando los acontecimientos.

A. Sánchez | Periódico CNT

Pregunta.- ¿Cómo decidisteis comenzar esta
huelga indefinida?

Respuesta.- El inicio de la huelga fue una
acumulación de circunstancias. El detonante fue la comunicación de que no nos
iban a pagar la nomina de septiembre, cuando ya llevábamos más de una quincena
de ese mes trabajado. Después se presentó un ERE con 1900 despidos en todo el
territorio nacional y una bajada de sueldo de entre el 25 y el 45%. Una vez
“negociado”, quedó en 750 personas del área de producción y una rebaja del 18%.

La firma de este ERE por parte de UGT y CCOO,
rechazado por dos veces entre los trabajadores de todas las plantas, no hizo
sino reafirmarnos en nuestra posición de mantener la huelga. Además, esta
planta había sido la única a la que un año antes se le había rebajado el sueldo
entre un 5 y un 45% pero sólo a los componentes del área de producción. Durante
la “negociación” del ERE se supo que los directivos habían tenido aumentos de
sueldo de hasta el 43% en el año 2012, mientras nos pedían moderación salarial
y recortes a los trabajadores.

P.- ¿Os están apoyando los sindicatos presentes
en el sector?

R.- Apoyo de los sindicatos del sector… más
bien poco, por no decir nada. Otra cosa es el apoyo que personas, secciones
sindicales, comités y otras organizaciones nos han brindado durante todo este
tiempo, como actos de solidaridad y de apoyo. Pero los aparatos de los
sindicatos de concertación, han sido y han actuado más bien como elementos
aliados con las tesis de la empresa más que con los trabajadores.

Pero no me refiero a algunas personas de esos
sindicatos que se han dejado la piel en la lucha. En esta planta hay un
numeroso grupo afiliado desde hace más de treinta años y se sienten engañados y
estafados, porque consideran que un sindicato está para defender las tesis que
los trabajadores les presenten y no para amenazar con retirar su apoyo a lo que
defiende la asamblea si no siguen sus directrices.

P.- Esta huelga ha superado ya los 6 meses, ¿cómo
la estáis aguantando?

R.- Yo distinguiría dos cuestiones: por un lado
el estado anímico y por otro el económico. Respecto al primero, en esta planta
se plantean del orden de 150 despidos en el área productiva de un total de unos
200. Y con la nueva rebaja de sueldos nos quedaríamos con unos salarios que
apenas superarían los mil euros en los casos mas afortunados. Así que volver al
trabajo es jugar a una ruleta rusa en la que con mucha suerte una persona de
cada cuatro podría quedarse en el puesto de trabajo ganando mucho menos que
hace tres años. Esa es nuestra lucha: conseguir detener los despidos y las
rebajas salariales.

Con respecto a la cuestión económica, al
inicio de la huelga se creó una caja de resistencia, que controlan tres
personas al margen del comité de huelga. Las aportaciones de organizaciones
políticas, particulares, ayuntamientos, sindicatos, etc. hacen posible el
reparto de una pequeña cantidad de dinero que se usa exclusivamente para la
adquisición de comida. Asimismo, hay también un aporte de alimentos que se
reparte entre las familias más necesitadas. Hay que destacar que, aunque nos
han llegado aportaciones desde los puntos más alejados de la geografía y del
más variopinto color político, todavía no hemos recibido ninguna de los
aparatos sindicales de CC.OO ni de UGT. Sus afiliados han pedido algún gesto en
este sentido y la respuesta ha sido siempre el silencio.

P.- La Inspección de Trabajo declaró vulneración
al derecho de huelga, ¿ves justa la sanción a la empresa?

R.- La inspección de trabajo, en acta levantada
a finales de noviembre, ya determinó que el hecho de traer productos al mercado
catalán, hechos en otros puntos de España y del extranjero para su venta en el
ámbito de este territorio, vulneraba el derecho de huelga.

La Generalitat, la única que
administrativamente puede sancionar, acordó a mediados de febrero la multa de
6250 euros. La cuantía de esta multa no deja de ser ridícula e insultante. Vulnerar un derecho por parte de los poderosos cuesta
poco. Menos que el coste de venta de 15
minutos de producción de donuts. La justicia brilla por su ausencia y la
independencia de la Generalitat
respecto a los patronos, también. No olvidemos que esa misma Generalitat,
mediante la mediación de su Departamento de Trabajo, nos impuso los recortes de
2012, mientras nos garantizaba que, como poco, hasta enero de 2016 no se podían
producir más recortes salariales ni despidos en esta planta.

P.- ¿Se sigue vulnerando vuestro derecho a la
huelga?

R.- La vulneración de la huelga se sigue dando,
al tiempo que la Administración mira para otro lado y otorga. En todo este
proceso hay quien ha entendido la solidaridad de una manera bastante curiosa.
Las demás plantas que existen en la península han organizado una carrera para
ver quién hace más horas extras para poder servir el mercado de Catalunya. Aún
no han entendido que, si bien ahora parece que los perdedores somos nosotros,
se le está poniendo el cuello en bandeja a la empresa.

P.- En la última votación se decidió continuar
con el paro por 154 votos contra 11, lo que demuestra mucha unión entre los
trabajadores, ¿cuáles son las claves de esta cohesión?

R.- Desde el
inicio se han ido celebrando todos los jueves asambleas en un local cedido por el ayuntamiento y,
cuando no se podía, se hacían en la puerta de la fábrica. Se han realizado
multitud de votaciones y de distintas formas. A la que haces referencia se
realizó el día 27 de marzo. Desde una semana antes la Generalitat y el
sindicato CCOO estaban haciendo una campaña mediática en la que afirmaban que
una propuesta de la Administración se iba a someter a referéndum el día 28.

En la asamblea ya se constató que la
propuesta de la Generalitat no era más que la propuesta de la empresa, ya que
contemplaba un montón de despidos y ni siquiera hacía referencia al recorte
salarial. Se acordó que la votación se hiciera a mano alzada. Parte de la mesa,
el comité de huelga, abandonó la sala. Al final, tras el regreso, se decidió
hacerla con papeletas y el resultado es el que tú apuntas.

Y respecto a la cohesión, los intentos de
CCOO de romper la unidad llamándonos violentos e ingobernables y la certeza de
que la mayoría estamos despedidos hacen que lo que tenemos que perder sea bien
poco. Y quien no tiene nada que perder tiene todo por lo que luchar.

P.- ¿Cuál crees que pueden ser las posibles salidas
al conflicto?

R.- El abanico de posibilidades es amplio.
Nosotros estamos a la espera de la celebración del juicio en la Audiencia
Nacional por la impugnación de ERE, juicio que ya se suspendió el día 20 de
marzo por la repentina enfermedad de uno de los firmantes, miembro de
CCOO. A partir de la sentencia de este
juicio será cuando se deberá tomar un camino u otro. La agónica situación
económica de algunas familias también influirá en la elección del camino a
tomar.

De momento la única salida que se contempla
en las asambleas es resistir hasta la readmisión de los 37 despedidos a finales
del pasado año y la vuelta al trabajo en las mismas condiciones económicas que estábamos antes del inicio del conflicto.

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