«Sueños Colectivos» un documental de Manuel Gómez y Marco Potyomkin

Desde el mismo comienzo de la guerra civil, en julio de 1936, en muchos pueblos de la España republicana y en la gran mayoría de los del Alto Aragón, mujeres y hombres de manos endurecidas por el frío y el viento, personas que no conocían el descanso, sin apenas estudios pero con una gran valentía y entusiasmo por cambiar las cosas, optaron ante la inminencia de la siega por realizar el trabajo en común recogiendo las cosechas.
Colectivizaron la tierra, pusieron fin a la explotación del hombre por el hombre. Abolieron el dinero implantando el intercambio de productos, articularon un reparto igualitario según las necesidades de cada uno, atendieron cuestiones sociales que hasta entonces habían sido olvidadas durante siglos…

Esta experiencia colectiva de solidaridad y apoyo mutuo se mantuvo hasta marzo del 38 en el que las tropas fascistas fueron tomando aquellos pueblos con la violencia de las armas, expulsando a sus habitantes hacia el exilio, la cárcel o el paredón.

Álbum.- http://vimeo.com/album/1821143
Potyomkin producciones

«Sueños Colectivos» (2011) 01/04 from potyomkinproducciones on Vimeo.

«Sueños Colectivos» (2011) 02/04 from potyomkinproducciones on Vimeo.

«Sueños Colectivos» (2011) 03/04 from potyomkinproducciones on Vimeo.

«Sueños Colectivos» (2011) 04/04 from potyomkinproducciones on Vimeo.

En el verano del 2009, mi buen amigo Manuel Gómez me propuso realizar un documental sobre la experiencia colectivista en el Alto Aragón durante la guerra civil. El resultado de 2 años de trabajo duros y emocionantes es “Sueños Colectivos”. Historia pocas veces contada, casi invisible, no, no, os dirán, historia que nunca existió. Y es que el relato de los Sueños colectivos va en contra de la Historia y las historiografías dominantes, la que ganó la guerra a sangre y fuego y se perpetuó durante 40 años de dictadura, pero también en contra de las historiografías vencedoras de la transición.

Porque Sueños es una historia de perdedores. Incluso de doble perdedores, los que perdieron la guerra contra el fascismo pero que también fueron represaliados por el estalinismo dentro de las filas de la República. Pero por suerte, nuestros protagonistas, pese a su condición de perdedores, nunca han sido personas derrotadas en su interior. Y ese sello, claramente optimista se lo imprimen a Sueños, a nuestro/vuestro documental, como identidad propia. Nuestros viejos/jóvenes colectivistas sufrieron el exilio en Francia, les rompieron la vida, les extirparon de su tierra, sufrieron dolor, miseria y hambre, pero guardaron sanos, imborrables, en su interior, todos sus éxitos, lo que un día fueron Sueños utópicos, que ellos mismos tocaron con los dedos. De alguna manera el exilio les salvó la vida, pero también si hubieran sobrevivido en suelo español, les hubiera librado de la derrota interior, de la humillación permanente, del agachar la cabeza, del apaleamiento público y de la aniquilación de todo lo que conllevara una brizna de libertad personal.

Y es que la gran pregunta que hay que contestarse es cómo en tiempos de adversidad, en plena guerra, bajo la violencia de las bombas, personas sin formación académica, aunque con mucha experiencia, fuerza desbordante y con una gran cultura, tuvieron la decisión para cambiar las cosas y fueron capaces de generar una nueva sociedad sobre las bases de la solidaridad y el apoyo mutuo.
Las Colectividades perviven en nuestra memoria reelaborada, cocinada por las historiografías triunfantes, de forma sesgada, entre estereotipos de violencia y de intrascendencia. Lejos de esos garabatos interesados, la experiencia colectivista fue un momento único en la historia, lo más cerca que se ha estado nunca de la utopía, incluso más allá de rozarla con los dedos, los Sueños Colectivos se hicieron realidad, abrazo fraterno a la Utopía que duró meses, enredadera libre que se recordará durante años, espejo donde siempre mirarnos.

Leer la entrevista a los autores publicada en el periódico cnt

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