Cercana a cumplir los 113 años de lucha y con grandes gestas en su
haber, hoy la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) es un sindicato
modesto que justo antes de la crisis económica inició su proceso de
reactivación. Pasada una década, los frutos empiezan a llegar. Hablamos con Jacinto Cerdá, su secretario general.
I. Nistal | Periódico CNT
Pregunta.—
Parecen quedar ya demasiado lejos aquellos episodios vividos en vuestro país y
que recorrieron el planeta en 2001 con la grave crisis económica y el llamado
corralito. ¿Cómo han transcurrido los acontecimientos desde entonces? ¿Cómo
está la situación actualmente?
Respuesta.—
La crisis del 2001 fue, sin duda, un hecho histórico en nuestro país y ha
dejado un remanente en la conciencia colectiva. Han surgido muchas experiencias
colectivas renovadoras, pero lamentablemente, de a poco, todo se fue ordenando
por los cauces impuestos por el sistema.
El país fue repuntando económicamente, acompañado de una reorganización social
a partir de la intromisión del Estado en diferentes ámbitos de la sociedad
hasta entonces librados a su suerte. Con la llegada del kirchnerismo a partir
del 2003 muchos movimientos sociales, en su momento combativos, fueron captados
por el Estado e incorporados orgánicamente a su proyecto político,
desmovilizando a sus seguidores.
La
situación actual es de descomposición, estamos sufriendo una inflación cada vez
más pronunciada y la solución del Gobierno fue decretar la devaluación, lo cual
está liquidando el poder adquisitivo de los sectores más débiles. Se intenta
mostrar para afuera que es un país rentable para la inversión poniendo un techo
a las negociaciones salariales, mientras los sueldos no alcanzan a cubrir las
necesidades básicas.
Esta
situación está derivando en un clima enrarecido, en el cual el Gobierno está
buscando su mejor retiro para el año que viene, poniendo a los trabajadores en
el medio de estas negociaciones con la oposición y las multinacionales.
P.- Sin
embargo, esa crisis en determinados casos provocó que la clase trabajadora se
volviera más unida y solidaridad. ¿Es ese el caso de las empresas recuperadas? ¿Qué
relación habéis tenido con ese movimiento? ¿Y con el movimiento piquetero?
R.- Esta
pregunta es la más recurrentemente formulada por los compañeros de otros países
que no han tenido la oportunidad de conocer personalmente la situación en
Argentina. Pero creo que es necesario aclarar ciertas apreciaciones que se
toman a la distancia.
La crisis
del 2001 abrió la puerta a muchos cuestionamientos y a la experimentación de
procesos de lucha a los cual no se estaba acostumbrado en ese momento. En un
principio, a la catástrofe económica se le sumo una crisis de hegemonía en el
sistema de representación política, representado en la frase «¡Que se vayan
todos!». Este cuestionamiento había dado pie a sistemas de organización
que retomaban los principios asamblearios, pero que fueron hábilmente
desarticulada a partir de una reconstrucción de tejidos clientelares una vez
que el Partido Justicialista retorno al poder, transitoriamente con Duhalde, y
luego con Néstor Kirchner (legado que hoy continua su esposa Cristina).
En el
caso de los movimientos piqueteros y las empresas recuperadas, fueron
movimientos originados por la crisis económica como medios para solucionar de
manera inmediata las necesidades imperantes. Es así, que ya en la década del
´90 se forman los primeros Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTD), que
popularizaron los cortes de ruta o “piquetes”, en reclamo de una ayuda
económica o material por parte del Estado.
Las
Fabricas Recuperadas, también atienden a esta lógica de buscar una solución
urgente ante el inminente cierre o abandono por
parte de la patronal. La solución hallada fue lógica: impedir que la
fabrica quede cerrada y sin funcionar, y los trabajadores sin tener donde
trabajar, por lo cual se decidía quedarse dentro de la fabrica y ponerla a funcionar
por más que el patrón ya no esté presente.
Ahora
bien, esto es solo una descripción de estos dos movimientos en abstracto, y lo
que sucede es que suele mal interpretarse esta explicación con que estos casos
pueden derivar en un cambio social más generalizado y posiblemente
revolucionario, y ahí es donde es importante
señalar las diferencias.
Por
ejemplo: en el caso de las empresas recuperadas se hace propaganda de que al no
tener la dependencia contractual con el patrón se puede dar pie a un sistema de
producción distinto en beneficio de los trabajadores, pero la realidad marca
que una vez que se superó la resistencia al desalojo del establecimiento y se
lo pone a funcionar nuevamente, surge las dificultades para insertar ese
producto nuevamente en el mercado, mantener precios y proveedores, cuando no
pedir préstamos para renovar las máquinas, para lo cual se necesita tener los
papeles de la empresa en correcto estado. Esta dicotomía podríamos decir que
fue saneada con algunos decretos y finalmente con la Ley de Fabricas
Recuperadas del 2011, la cual le otorga un marco jurídico a estas “nuevas”
empresas.
Lo que no
cambia es justamente su organización empresarial, ya que los trabajadores pasan
a ser socios de la cooperativa que montan, implementando la misma forma
organizativa a la cual estaban acostumbrados, manteniendo jerarquías,
diferencia salarial, excepto en
aislados casos donde las decisiones se tomen en asamblea y las ganancias son
repartidas de manera equitativa.
Que la
gente peleó por no quedar en la calle es más que cierto, y hasta admirable,
pero creer que eso emprendió un proceso revolucionario en nuestro país es
totalmente falso. La mayoría de las empresas recuperadas, hoy en día, funcionan
gracias a los trabajos que le encarga el Estado.
P.- ¿Cómo
definiríais el transcurrir de la F.O.R.A. en los últimos años?
R.- La
F.O.R.A. ha empezado un proceso de reorganización justo antes de que estallara
la crisis del 2001, y esa renovación de participación popular que desato el
diciembre del 2001 conllevo a que las personas se aboquen a los tipos de
organización que mencione anteriormente, ya que la acción sindical estaba
diezmada por la precarización y la inestabilidad laboral. Por ese entonces los
compañeros se abocaron a la creación de
pequeñas agrupaciones de trabajadores y a la propaganda, con la
intención de retomar la historia de nuestra organización y dar a conocer los
principios que sostenemos. De a poco fueron surgiendo otros núcleos de la
F.O.R.A. en ciudades del interior del país, y a medida que la situación se fue
estabilizando (por así decirlo de una manera) resurgieron las protestas
sindicales a las cuales nos abocamos.
Se fue
afianzando nuestra orgánica federalista, y se dio a conocer la organización en
ámbitos en donde era desconocida.
Hoy en
día, cada compañero, como cada Sociedad de Resistencia de la F.O.R.A. tiene el
firme compromiso de dar pelea en el ámbito laboral donde se trabaja, educarse y
propagar nuestra creencia en la necesidad de organizarse sin representantes, ni dirigentes políticos.
P.- En las últimas fechas se puede apreciar abundante
información de acciones solidarias y de conflictos laborales llevados a cabo
por vuestro sindicato como son la lucha contra los despidos en Kromberg & Schubert o en Heladerías Grido. ¿Cómo se están desarrollando estas luchas?
R.- Claro, no solo participamos de conflictos donde
nuestros compañeros están involucrados, sino que también apoyamos aquellas
luchas donde los trabajadores han sido abandonados y traicionados por su propio
sindicato, o que por ya conocer su accionar deciden manejarse de manera
autónoma. En estos casos nosotros buscamos ofrecerle nuestro apoyo,
solidarizándonos con lo que podamos. Por ejemplo, en el caso de Grido, una
Sociedad de Resistencia de la FORA emprendió una campaña de denuncia contra
esta empresa a partir de que algunos trabajadores se acercasen a la
organización y comentaran las pésimas condiciones laborales a las cuales están
sometidos. Por el momento no se inicio un conflicto frontal para no exponer a
los compañeros que trabajan allí, pero ha servido para que mucha gente se
interese en nuestros reclamos.
La situación en Kromberg & Schubert es
distinta, esta es una fabrica con muchos operarios, ubicada en un parque
industrial, y el conflicto se da a partir del despido de casi 30 trabajadoras y
trabajadores. El sindicato que los representa esta totalmente comprometido con
la empresa, por lo cual la pelea se da a través de canales no
institucionalizados, o sea la acción directa, y es por eso que nosotros nos prestamos
a colaborar de lleno. Asistimos tanto a las asambleas, como a los piquetes en
las calles de acceso a la fábrica, a fin de impedir la producción. Como esto no
es una tarea fácil, y se necesita de muchas personas, brindamos nuestro apoyo
para su más pronta solución.
P.- ¿Tenéis relación con otros sectores obreros,
sindicales o sociales? Recientemente pudimos dar cuenta en nuestras páginas de
vuestra campaña de solidaridad hacia los Petroleros de las Heras…
R.- Esta es una pelea de gran envergadura, ya que
estamos hablando de una condena a cadena perpetua a cuatro trabajadores, que en
el marco de una protesta salarial termino siendo asesinado, de forma por demás
extraña, un agente policial. En el proceso se cometieron muchas irregularidades
y se extrajo testimonios a fuerza de golpizas.
Para nosotros, este caso es utilizado por el Estado
como ejemplo, para amedrentar a todos aquellos que salen a luchar.
En este tipo de luchas, como en todas aquellas de
envergadura, coordinamos con las agrupaciones de trabajadores que se
manejan autónomamente de los sindicatos, ya que confluimos en lugares y
actividades en común. También así, con las organizaciones anti represivas.
P.- ¿Con qué trabas os encontráis a la hora de llevar
a cabo vuestra actividad en las empresas y en la calle? ¿Existe mucho control y
represión por parte del Estado?
R.- Primero que nada nos encontramos con una Ley que restringe las
libertades sindicales y establece una sola organización gremial por empresa y
en la mayoría de los casos, por industria o rubro.
En estos momentos, el Estado está colaborando junto a las fuerzas
represivas, en la intimidación y represión de los trabajadores que, así como
nosotros, osan querer luchar por sus derechos por fuera de las estructuras
sindicales legalizadas.
P.- ¿Qué nivel de aceptación pueden tener los
postulados anarcosindicalistas en la sociedad argentina?
R.- Creo que hubo muchos experimentos sindicales
en nuestro país y que todos fracasaron porque se corrompieron y defraudaron a
la gente. Nuestros postulados, que si bien no son precisamente
anarcosindicalistas, logran calar hondo en todos aquellos que se vieron
tentados alguna vez por propuestas aparentemente radicales pero que en el fondo
no buscaban más que sumar ovejas a su rebaño y hacer política en nombre de los
trabajadores.
Nuestra propuesta de lucha gremial, hoy en día, es
totalmente renovadora.
¿Sin dirigentes, sin alianza con el Estado, ni con
partido político alguno? No existe nada por el estilo acá, nuestra tarea se
haya justamente en hacerle llegar a los trabajadores nuestra forma
de organización; la asamblea, la horizontalidad, la acción directa, el
federalismo y el internacionalismo.
P.- ¿Tenéis algún tipo de proyecto en marcha o en
mente en el que se pueda ir desarrollando las tesis anarquistas?
R.- Nuestra
tarea está en llevar las ideas anarquistas a la práctica gremial, proponer otra
forma de organizarse, de relacionarse. Despejar el camino y apuntar
directamente a donde tenemos que golpear. Hay mucha politiquería en el ambiente
sindical que empantana, por eso creemos que nuestra propuesta puede ser loable.
Por
otro lado, hemos cobrado como un mote de referentes del anarquismo en el
movimiento obrero del país, y no solo por la historia de años pasados de la
FORA, sino por lo que hacemos nosotros actualmente. Tenemos ética en nuestro
trabajo, y no prescindimos de nuestra ideología para hacerlo. Somos, a su vez,
el referente gremial dentro del anarquismo y no nos parece mal. La cuestión
esta en poder crecer y cobrar mas protagonismo.