Volátil y subjetivo tiempo de trabajo

COLUMNA «FUNÁMBULOS» | Extraído del cnt nº 421

Las tareas necesarias para nuestra vida, entorno o comunidad constituyen el trabajo, que no el empleo. El tiempo asalariado es nuestro medio de satisfacer necesidades a las que no llegamos con el otro: Derechos sociales, por ejemplo.

Tanto la jornada, como el lugar de trabajo, permiten confinar éste. Estos límites son útiles psicológicamente, pero permeables, pues no cuentan desplazamientos, turnos, partición, o movilidad.

Ambos tiempos de trabajo giran sin fin cada jornada. El trabajo para otros se paga no sólo por tiempo: piezas, prendas, kilos, objetivos, disponibilidad,… El binomio tiempo asalariado/no asalariado, no es igual para cada persona: Variable por profesión, género, edad,… Difícil cuantificar el tiempo de trabajo, pero determinante en nuestra vida diaria: Una única función requiere muchos ensayos; la docencia directa se computa triple; el pago por pieza, diferente para la experta que para la aprendiza; el teletrabajo, además, lo cambia todo…

Tanto la jornada, como el lugar de trabajo, permiten confinar éste. Estos límites son útiles psicológicamente, pero permeables, pues no cuentan desplazamientos, turnos, partición, o movilidad. Diferente el maestro sustituto en la ciudad que el desplazado a la isla del Hierro, si cuando termina, no puede ir a casa. Una jornada partida 4+3, termina en 11 horas por los desplazamientos. El trabajo a turnos impide cursar estudios presenciales… No sólo hay un impacto objetivo a valorar sino, también, subjetivo.

Igual jornada, lugar de trabajo o vestimenta, contribuyeron a la identidad de clase y a la unión. Ahora pretenden sustituir la lucha por las 8 horas con tibios derechos como el de desconexión, el pago de horas extras, aunque lleguemos a la jornada de 12 horas, o la ampliación del teletrabajo.

Ahora pretenden sustituir la lucha por las 8 horas con tibios derechos como el de desconexión, el pago de horas extras, aunque lleguemos a la jornada de 12 horas, o la ampliación del teletrabajo.

Gran ahorro el teletrabajo. Claro que permite conciliar trabajo y enfermedad crónica o, también, la conciliación familiar, pero: ¿Favorece la corresponsabilidad, la identidad o la asociación sindical?, ¿No disminuyen bajas y costes empresariales, como la banca electrónica?, ¿Dónde queda ese espacio donde tú eras sólo tú, durante 8 horas, tomar café con compas y no, mamá o papá  las 24 horas. Raro, pero a veces podemos elegir. Podemos seguir viviendo en ese barrio obrero con mucha inmigración, bien comunicado, donde tengo apoyo familiar, a media hora del curro, o podemos irnos a ese adosado a 40 km., sin transporte público, comprar dos coches y secuestrar a los abuelos —cuidadores de peques— a los que llamaremos para decir «estoy de camino».

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