Entre ellos y nosotros

EL CUARTO OSCURO | Ilustración (fragmento): Raulowsky | Extraído del cnt nº 428 | Dosier Acción social y solidaridad

Resulta que en 1919 el sindicato de Luz y Fuerza de la CNT presentó a la empresa Riegos y Fuerzas del Ebro una plataforma de reivindicaciones. La respuesta de la patronal fue que No. Se desencadenó un huelga escalonada que se convirtió en general, y la conclusión del conflicto fue la jornada de ocho horas.

Algo interesante de esa pugna: ningún periódico pudo imprimir críticas contra el sindicato. Artes Gráficas de la CNT decretó el boicot a cualquier artículo que no se limitase a la descripción de los hechos. El Gobierno para imprimir la declaración del Estado de Guerra tuvo que hacerlo en Francia. También en aquella época había tertulianos, tipos que vertían veneno a través de la prensa burguesa, principalmente uno llamado Sánchez Pastor. A dicho sujeto la Comisión Técnica de la CNT de La Vanguardia, le declaró la Censura Roja, y no le publicaron ni un artículo más. El tipo se cogió tal cabreo que murió de una apoplejía. El resto de charlatanes captó el mensaje y fueron prudentes.

Quienes siguen esperando que los políticos legislen a nuestro favor, están creyéndose un cuento más grande que el de la resurrección de los muertos (los zombis).

La lección es clara: un Gobierno Reaccionario (ellos) legisló una conquista obrera (nosotros), porque un sindicato mostró la fuerza y solidaridad de nuestra clase. En cambio ahora que tenemos Gobierno de Progreso (ellos), nos legislan un Ingreso Mínimo Vital, y para rellenar la solicitud individual (uno) tienes que buscar un Licenciado en Derecho. Es la diferencia entre la acción colectiva que consigue beneficios para todos, y la solicitud individual de una limosna que concede el Gobierno poniéndote mil trabas.

Quienes siguen esperando que los políticos legislen a nuestro favor, están creyéndose un cuento más grande que el de la resurrección de los muertos (los zombis). La realidad es esta: ellos sólo responden a los estímulos que se les presentan. Si se les ofrece el miedo, soltarán migajas. Si se les planta cara mediante la acción colectiva, se rascarán la cartera con grandes lamentos, pero aflojarán la guita. Con las opiniones pasa lo mismo: ellos insultan lo que les place. Nosotros tenemos que medir lo que hablamos…

¿No va siendo ya hora de que los sindicatos de la comunicación, les digan a esos charlatanes, que su reinado de terror dialéctico se ha acabado? ¿No sería lo más adecuado cortarles el rollo, y que vean que sus programas se apagan, que sus artículos no se imprimen, que sus voces no se escuchan?

A la mierda con su libertad de expresión, y que viva la solidaridad obrera.

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