Ni Dios

COLUMNISTAS | MONCHO ALPUENTE

Los hombres hicieron a sus dioses semejantes a ellos, dioses crueles y
despiadados, criminales violentos y genocidas, enmascarados muchas veces con
palabras tan bellas como falsas.

En nombre del amor descabezaban infieles los buenos
cristianos , en nombre de Alá el misericordioso los infieles descabezan hoy a
los buenos cristianos, en nombre de Jehová masacran los israelíes a sus vecinos
de la tierra ocupada y siempre, animando y bendiciendo a las hordas
sanguinarias, figuran los sacerdotes de cultos ancestrales profundamente
enraizados en sus “culturas” y “civilizaciones”.Un mundo sin dioses sería, sin
duda, más pacífico y piadoso. Así sería si las milenarias supercherías y las
supersticiones más aberrantes no siguieran en la bocas y en los corazones de
los primeros mandatarios del mundo, personas a las que se supone capaces de
liderar el orbe y guiar a los pueblos en el camino. Si el colérico dios del
Sinaí hubiera cumplido su amenaza, tantas veces repetida, de exterminar a sus
criaturas y dar por concluido el fallido experimento, la Tierra sería otra y sus
pobladores inocentes como animales y no canallas como cristianos, judíos o
musulmanes.

La Yihad practica un
exterminio selectivo, no es el amor sino el terror lo que se predica en los dos
lados de un frente siempre activo. Históricos agravios y venganzas perpetuas,
el ojo por el ojo y el diente por el diente, la violencia es ciega y bajo los
barnices más sofisticados afloran los instintos más primitivos y salvajes.
Libre sea cada uno de creer en su dios siempre que no trate de imponer sus
creencias al prójimo en nombre de una religión cualquiera. Las religiones
comercian con lo más sagrado y ofrecen paraísos post-mortem, ofertas que no se
pueden comprobar y que los crédulos no pueden rechazar porque en su soberbia
creen que merecen algo mejor que la muerte y ansían la inmortalidad. En nombre
de la Humanidad
habría que acabar con todos esos dioses para salvar a los hombres, pero los
ateos son, somos, estigmatizados y perseguidos. La diosa Razón se bate en
retirada en todos los frentes y las viejas e inicuas deidades siguen en pie, y
una amplia mayoría prefiere seguir caminando de rodillas.

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