Pepitas de Calabaza: una editorial muy guapa en un mundo muy feo

Julián Lacalle es uno de los fundadores de Pepitas de Calabaza, proyecto editorial que nació hace ahora casi catorce años y que ha publicado más de cien títulos desde entonces, convirtiéndose en uno de los referentes del pensamiento heterodoxo y libertario. En esta entrevista hablamos con él y sobre los últimos libros que ha publicado.

Antonio Orihuela | Periódico cnt

Pregunta: 5.000 días de Pepitas de Calabaza, ¿tiene futuro esto de la edición independiente?

Respuesta: Tiene pasado y tiene presente. Mientras tenga presente y haya gente con cosas que decir tiene todo el futuro por delante. Otra cosa es los medios que se usen y la forma que adopte. Por lo demás, el futuro es un timo religioso.

P: En una sociedad gris, ¿encuentra espacios para brillar una editorial como Pepitas de Calabaza?

R: No es difícil brillar sobre lo gris, pero lo realmente importante, en lo que hay que estar alerta es en no dejarse contaminar por la mediocridad. Trabajo, reflexión, sentido crítico, independencia de criterio, interés por hacer las cosas bien, búsqueda incesante… Lo fácil es tirarse a ver la TV, inclinarse ante las pulidas pantallas de los móviles, acomodarse a los lugares comunes…

P: Pepitas de Calabaza comienza el nuevo curso con una buena andanada de libros, todos ellos excepcionales, ¿es difícil dar con lo que quieres publicar, por qué criterios te guías?

R: Realmente no es difícil, es más creo que hay tantas cosas por hacer que eso es lo que resulta agobiante. En nuestra lengua –esa maravillosa lengua que usan millones de personas- hay muchas lagunas en la edición de pensamiento. Y son lagunas en las que sin querer nos hemos bañado. Ojalá que no nos ahoguemos. Además en el ámbito antiautoritario ha habido una querencia por las lecturas más ideológicas, e incluso folclóricas me atrevería a decir. Casi toda la heterodoxia –la riquísima heterodoxia- del pensamiento libertario en muchos terrenos es prácticamente desconocida. Así que no, no es difícil dar con las publicaciones que satisfagan nuestros impulsos, sino todo lo contrario. En Pepitas aparecen constantemente nuestros más amplios intereses respecto al pensamiento y la literatura. Publicamos esos textos que queremos que se discutan y difundan y esa literatura que nos gusta y que queremos compartir con nuestros amigos y otros desconocidos.

P: Belleza y alternativas sociales, ¿podría ser un lema para entender qué publica Pepitas de Calabaza?

R: Siempre está bien que a uno le llamen guapo. Pero no creo que esto lo defina. En nuestro caso nos definen todos y cada uno de los libros. Nos explican El Mito de la máquina y Para ver cierra los ojos, nos explican La curva pornográfica y Resaca crónica, nos explican Recuerdos de la guerra de España y Diarios, lo explican El bastardo tranquilo y Gitanas.
Lo de las alternativas sociales no lo veo claro. En muchos terrenos nos hemos situado en el lado oscuro y es que estamos diseccionando el cadáver, ya veremos si entre todos somos capaces de reanimarlo.

P: Hay pasión en Pepitas de Calabaza por recuperar lo mejor de todo lo perdido o bien ocluido pero que increíblemente pareciera que sigue creciendo en el subsuelo. ¿Estás de acuerdo?

R: Estamos plantando las semillas. Con mimo y dedicación, esperemos que la cosecha sea soberbia, pero no sabemos qué forma adoptará la planta. El pensamiento crítico está vivo, muy vivo, si no, no tendría ningún valor.

P: Muchos de los autores que publicas son prácticamente desconocidos o al menos que se han quedado fuera del canon y los manuales universitarios, ¿por qué ese interés entonces por ellos?

R: ¿Y por qué no? No todo se mueve dentro de los cánones y los manuales universitarios. La vida no está en las universidades. Creemos que la belleza es irreductible, que el pensamiento es indomable. Siempre habrá espíritus libres, independientes, que estén buscando a otros espíritus libres e independientes, con quienes discutir y compartir sus ideas. Por esos editamos a Camba, a Hoyos y Vinent, a Mumford, a Ferrer, a Mesrine, a Monteverde, a los anarquistas chinos, o a Jabois.

P: Viendo el catálogo de Pepitas de Calabaza uno tiene la sensación de que habéis venido a ocupar un espacio a la izquierda de editoriales como Crítica o Akal, un espacio que ellas no habían querido transitar. ¿Lo ves así? Pienso en libros como “Bello como una prisión en llamas” de Val Daal que estáis a punto de publicar, los varios editados en torno a la guerra civil o la guerra social en el Estado español, o el ya publicado “La revolución del arte moderno y el arte moderno de la revolución”, sobre la rama inglesa de la Internacional Situacionista, un libro que hay que recomendar vivamente. 

R: Nosotros no somos una editorial de izquierdas, ni de ultraizquierda tan siquiera. De ninguna manera. Compararnos con esas editoriales es un halago, pero no creo que sea muy correcto. Estamos tratando de andar nuestro propio camino. Las comparaciones con editoriales que fueron una bandera en los años setenta es habitual, pero para nosotros no es muy justo.

P: En breve publicáis “Veintidós cuentos picantes” de Félix de Samaniego. ¿A qué Inquisición le teme Pepitas de Calabaza?

R: El olor a sacristía siempre es repugnante: hay que andarse siempre con mil ojos que los curas acechan por los flancos más insospechados. Creo que hay que tenerle miedo al miedo y, sobretodo, a las tres parcas del pensamiento: la ignorancia, la mediocridad, la comodidad.

P: ¿Qué podemos esperar de las orquestas caníbales en el libro recopilatorio de cuentos de José Santugini?

R: Un delicioso festín.

P: Otro libro interesante que publicáis es “La memoria y el fuego” de Jorge Valada, un libro sobre Portugal, nuestro gran desconocido cuando no despreciado vecino, un país que atraviesa hoy momentos muy duros, con una sociedad sonada, desmotivada y desmovilizada a causa del golpe de Estado financiero que están llevando a cabo los especuladores y grandes capitalistas con toda impunidad. ¿A qué nos invita este libro, cuáles son sus claves de lectura, qué nos propone el autor?

R: De alguna manera, La memoria y el fuego es un espejo en el que podemos vernos. Aunque sea un espejo en el que nadie se quiera mirar. Nos invita, pues, a hacer un ejercicio de reflexión y de proyección. Nos invita a mirar a nuestra espalda y darnos cuenta de que lo que se inició allí hace unos años como prueba ya está aquí: montes que arden, profesiones estigmatizadas, jóvenes preparados que se dedican a sujetar paredes… Como en el epitafio latino, el libro nos enseña que son lo que seremos si transitamos esta senda.

P: El mundo al revés de Azcona, ahora que publicáis su libro, ¿no es también el mundo de Pepitas de Calabaza?

R: Gracias por el piropo. Rafael Azcona es para nosotros ese pasado que mueve el presente siempre. Su calidad literaria y su grandeza humana, una reflejo de la otra y otra reflejo de la una, nos alentaron en vida. Por eso queremos que esté siempre con nosotros y compartirlo con todos los que quieran conocerlo mejor.

P: En Los santuarios del abismo, libro que publicáis en torno a la catástrofe de Fukushima, se destapa una realidad que nada tiene que ver con la que nos cuentan los medios. ¿En verdad nos mienten tanto?

R: Los periódicos, los medios de comunicación subsisten por sus ventas y por sus anuncios, no por decir la verdad.

P: Sabemos de tu especial predilección por Lewis Mumford. Pepitas de Calabaza ha publicado El mito de la máquina y La ciudad en la historia, ambos del autor americano, dos libros esenciales para adentrarse en lo que ya es hoy una manifiesta crisis ecológica en un mundo lleno que cuestiona los principios del capitalismo y que nos aboca, de no ponerse los medios, a una catástrofe de dimensiones desconocidas. ¿Qué te atrajo de este autor del que vais camino de publicar también Historia de las Utopías e Interpretaciones y previsiones. 

R: Es el pensador más radical –de raíz- que conozco. Y quizá a uno de los que más admiro. Yo destacaría, entre otras cosas su grandeza expositiva. Su claridad es una muestra de su inteligencia. Es imposible leerle y no comprenderle. Y es difícil no caer seducido ante su discurso sabio. Mumford es además un humanista: pone al hombre en el centro de la vida y eso es, a estas alturas, algo tremendamente contracultural.

P: Otra joyita de la editorial es el libro de Williams Morris Cómo vivimos y cómo podríamos vivir, un libro reivindicado por los teóricos del decrecimiento y el anticapitalismo. ¿Qué nuevos títulos en esta línea tenéis previsto publicar?

R: La verdad es que gran parte de nuestro trabajo camina por esa senda, y sin duda habrá más publicaciones en esa dirección, pero creo de obligada lectura, para los interesados en el llamado decrecimiento cuatro libros recientes de nuestra editorial (entre otros): Salida de emergencia de Miguel Amorós; El salario del gigante de José Ardillo; Catastrofismo, administración del desastre y sumisión sostenible de Semprun-Riesel y Crédito a muerte de Anselm Jappe.

P: De las primeras incursiones de Pepitas de Calabaza en el mundo editorial destacaría un volumen de lectura obligada como es Cabezas de tormenta. ¿Tenéis pensado sacar algún nuevo libro de Christian Ferrer?

R: Publicar ese libro fue algo muy, muy especial para nosotros. Además está la satisfacción de que ya es un clásico del pensamiento libertario. Es un libro muy muy leído, más fuera de España que dentro, pero bueno. Es un libro que le recomiendo a cualquiera.

Christian Ferrer es un hombre al que nos gusta tener siempre cerca. La verdad es que tenemos varios proyectos compartidos, pero el más inmediato es una segunda edición  de Cabezas de tormenta, una edición aumentada y revisada.

P: Muchas gracias, Julián. Muchas gracias, Pepitas de Calabaza por elegir quedarte en el bancal de los humildes y dar ejemplo de lo que puede ser una editorial independiente, gracias por iluminar nuestro camino. Salud. 

R: Ahora es cuando me pongo rojo de vergüenza. Gracias a ti, a vosotros, por tenernos en cuenta y ayudarnos a que esta calabaza florezca.

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