Nosotras no miraremos a otro lado, haremos frente

Cada 25 de noviembre se celebra el día Internacional contra la violencia a las mujeres, en conmemoración del asesinato de las hermanas Mirabal  por la  dictadura de Trujillo en el año 1960; por sus acciones políticas en defensa de la libertad, fueron encarceladas, torturadas, violadas y asesinadas.

En un día como hoy, denunciamos el uso de nuestros cuerpos como territorio de conquista,

denunciamos la situación de las mujeres migrantes, de las mujeres que viven en la precariedad y en la pobreza, de las mujeres  trans y de las mujeres que se escapan a las normas impuestas, de las mujeres con discapacidad;  expuestas a sufrir todo tipo de abusos y violencias.

Denunciamos que la violencia contra las mujeres es uno de los mecanismos utilizados por los estados y el capital para perpetuar el control y sometimiento de las mujeres. El patriarcado, indispensable para mantener el orden establecido.

Denunciamos que el machismo no es solo una palabra, es una forma de actuar, de estar y de pensar en el mundo, que favorece las desigualdades, apuntalando el patriarcado.

Denunciamos las agresiones y violencias socialmente normalizadas que se transmiten de generación en generación que soportamos las mujeres en esta sociedad patriarcal.

Denunciamos lo preocupante y el retroceso al que nos puede llevar que cada vez más jóvenes y adolescentes nieguen la existencia de la violencia machista, fruto del auge de la ultraderecha más reaccionaria.

Denunciamos la hipocresía del feminismo institucional y punitivista, que pretende resolver a través de policía y cárcel lo que son violencias estructurales, sin poner el foco en el sistema capitalista, machista y patriarcal, verdadero causante y perpetrador de las desigualdades, discriminaciones y violencias que vivimos  las mujeres.

Denunciamos la violencia económica, la brecha salarial, la discriminación laboral y el acoso sexual, y en definitiva la explotación laboral que conlleva la precariedad.

Denunciamos que se sigue poniendo el foco en nosotras, en vez de en el agresor, en quien tolera o en quien mira hacia otro lado.

Denunciamos el poder que se le otorga a la iglesia dentro de la educación y dentro de las cúpulas gobernantes, fortaleciendo conductas misóginas y educando a las mujeres en inferioridad respecto a los hombres.

Nosotras no miraremos a otro lado, haremos frente y combatiremos las violencias machistas con todas las herramientas a nuestro alcance, formación, autodefensa feminista, apoyo mutuo y acción directa.

Queremos recordar en un día como hoy, la violencia institucional, que puede hacer que seis mujeres sindicalistas vayan a la cárcel por defender a una mujer trabajadora que estaba siendo explotada y acosada en su puesto de trabajo. Defendernos de las violencias machistas que vivimos las mujeres también tiene castigo.

Y también tenemos presente, desde hace ya 25 años, en nuestra memoria colectiva, a Ana Orantes a la que el 17 de diciembre su expareja, con quien la obligaron a convivir bajo el mismo techo, asesinó rociándola con gasolina después de haber tenido el valor de hablar públicamente sobre las torturas que sufrió durante 40 años. Ese día, en este país se comenzó a reconocer a las víctimas y la violencia machista, antes no existía.

Pero aún queda un largo camino en el que nosotras, no vamos a dar un paso atrás.

Nos quieren solas y sumisas, pero nos encontrarán unidas y combativas ante todas las violencias machistas. Hasta que todas seamos libres.

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