Una lectura libertaria del Movimiento LGTB

x Jose Luis Corrales

Las organizaciones pro-gubernamentales LGBT, han propiciado un concepto de aceptación social, amoldado a lo que la sociedad está preparada para aceptar. No ha cuestionado el modelo heterosexista que impregna toda nuestra cultura heredada del judeo-catolicismo, fundamentada sobre la construcción política y social del patriarcado.

El largo y arduo periplo que hemos atravesado los gais, lesbianas, bisexuales, transexuales, transgéneros, travestis y gentes de todo tipo, que no hemos conformado o querido vivir bajo la alineación heterocentrista, nos sitúan hoy en día en unas posiciones si cabe decirlo, más cómodas y menos hostiles a las agresiones y discriminaciones sociales y políticas. Esto no lo podemos poner en duda, pero si merece un análisis desde una visión que confronte con los parámetros patriarcales y heteronormativos sobre los que se cimientan la sociedad capitalista en la que vivimos.

Breve cronología de los movimientos pro-liberación homosexual

Podemos datar en la Alemania de mitad del siglo XIX, como el inicio de las primeras reivindicaciones en favor de la liberación homosexual. Este primer movimiento respaldado por escritores, médicos y científicos solicitó en 1869 al gobierno la derogación del párrafo 175 del Código Alemán, porque atentaba contra la libertad humana, al penalizar los actos y conductas homosexuales, defendiendo dicho comportamiento, estudiando y divulgando sobre las relaciones entre personas del mismo sexo, con la edición de una revista que recogía un amplio espectro de artículos. Ese mismo año se atribuye al Dr.Benkert, pionero en la lucha a favor de los homosexuales, quien acuña el termino Homosexual, con el objeto de definir el comportamiento y la atracción sexual entre personas del mismo género. Comienza a utilizar está definición para contrarestar las múltiples e insultantes palabras con las que se hacía referencia a los-as homosexuales. A principios del siglo XX comienza a utilizarse la palabra homoerótico. Este termino da origen a otro, que rechaza a la vez la etimología patológica que carga la palabra homosexual, comenzando a emplearse la palabra Homofilia (atracción por un semejante) ya en la década de los 50 del siglo XX.

Tras afrontar diferentes conflictos que se dieron en aquellas décadas (La Primera Guerra Mundial, la postguerra) y con una ferviente actividad, el Comité Científico y Humanitario es terriblemente perseguido y represaliado entre 1933 y 1935, hasta su completa desaparición a manos del nazismo.

En la década de los 50 resurgen en América y Francia el movimiento de liberación homosexual, pero el carácter que define a estos grupos es en la integración social, total y plena del mundo homosexual. La disposición de estos grupos a colaborar y sostener el orden moral, pronto genera el rechazo de otros-as homofilos-as que no están dispuestos-as ha rechazar sus rasgos identitarios y personales (estos grupos cuestionan y condenan el trasvestismo, la prostitución, la sexualidad plena y libre, el amarenamiento, el juego de roles, etcétera) y entregarse a sostener y contribuir con la perpetuación del modelo social y moral imperante: machista, sexista y homófobo.

A finales de los 60, la eclosión multicultural y la nueva contra-cultura que agita a Occidente, más concretamente los USA y europa, empieza a perfilar un movimiento por la liberación sexual, al mismo tiempo que resurgen grandes movimientos como el de la comunidad afro por los derechos civiles y contra las discriminaciones raciales. El movimiento feminista que se rebela contra el concepto moral y religioso de la familia, la procreación y la subordinación al patriarcado; el de los-as indígenas norteamericano-as en defensa de su integridad e identidad como pueblo; el movimiento antimilitarista ampliamente apoyado debido a la política bélica del gobierno en aquellos años, y las fuertes luchas obreras muy violentas y respaldadas por miles de trabajadores-as, principalmente en la áreas más industrializadas del país.

El Movimiento por la liberación sexual engloba por un lado a homofilos, travestis, heterosexuales, putas, mujeres, chaperos y gentes de muy variada opción e identidad sexual, que reivindican una vivencia menos homogénea de la vida sexual y afectiva, a la vez que hace frente a los problemas más concretos con los que constantemente se tienen que enfrentar: el derecho a abortar, la libre elección sexual, la discriminación social y legislativa, la estigmatización de sus colectivos, la represión gubernamental, la imposición del matrimonio, la homofobia, etcétera. Recogen también la influencia del concepto amor libre (la libre unión entre personas, sin coacciones morales ni materiales, basadas en el mutuo o múltiple acuerdo) originario y de tradición libertaria, que adoptaron miles de mujeres y hombres en las primeras décadas del siglo XX, principalmente entre los-as obreros-as y sindicalistas de inspiración libertaria.

En un contexto de agitación y en el que gran parte de los colectivos sociales adquieren un planteamiento y discurso revolucionario, la noche del 28 de Junio de 1969, en un pequeño bar de ambiente del Village neoyorquino, hombres y mujeres hicieron frente a los abusos y la represión policial e institucional, provocando unos duros disturbios que se prologaron durante tres noches y culminaron con más de 300 activistas detenidos-as. Aquella redada en el Stonewall, marcó un punto y a parte de lo que hoy denominamos movimiento o comunidad LGBT [1], dando origen a la conmemoración del Día Internacional del Orgullo Gai.

En aquellos años, bajo la violencia del régimen dictatorial fascista, empiezan a surgir en España los primeros grupos y las primeras publicaciones y artículos del carácter homófilo. Hay que tener en cuenta que el Código Penal del régimen considera los actos y comportamiento homosexuales como un grave peligro para la moral y la religiosidad de la nación, reprimiendolos bajo la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, en prisiones y centros especiales de reeducación, donde la práctica de tecnicas consideradas cientificas como la terapia de aversión, dibujan el día a día de miles de homofilos-as y pervertidos-as chaperos, prostitutas, y transvestidos-as y transformistas ligados-as también a la noche y al mundo del espectáculo.

Los últimos años del régimen fascista se caracterizan por la eclosión de múltiples grupos, organizaciones, partidos, asociaciones y sindicatos que comienzan a prefigurar diferentes proyectos y estrategias de cara a la lucha frontal contra la represión. A la par, otras organizaciones comienzan largos e intensos procesos de reconstitución, a pasos entre la clandestinidad y los primeros esbozos de una actividad pública y social. En 1977 un decena de organizaciones pro-liberación homosexual hacen público un manifiesto suscrito por unas seis mil personas. Este manifiesto es también dirigido a Landelino Lavilla, Ministro de Justicia, y en un plano muy amplio de reivindicaciones, denuncias y llamamientos de apoyo destacan como prioridades, la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social y la Amnistia para todo-as los-as condenados-as por ésta: …Exigimos la inmediata derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social y la disolución de los tribunales que la aplican. Esta Ley es una de las muestras más típicas de la opresión que ha ejercido la dictadura franquista en los últimos cuarenta años. Ley injusta, discriminatoria e inquisitorial que impide la justa defensa de los acusados y ni siquiera respeta los Derechos Humanos…, … Amnistía para todas los homosexuales y para todos los condenados por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, con la consiguiente cancelación de antecedentes y destrucción de los registros previstos por esa Ley… [2]

A finales de los 70, la American Phychiatrial Association y la American Phychological Association eliminan la homosexualidad del listado oficial de enfermedades mentales. Sin duda, un buen número de sectores médicos, psiquiátricos, religiosos y conservadores sufrieron un duro revés con este paso, ya que perdían por tanto gran parte de la base sobre la que sostenían sus teorías contra los homófilos-as y la homofilia.

Al mismo paso que se van admitiendo, conquistando reconocimientos y derechos no discriminativos y peyorativos sobre la homofilia, comienza otra nueva persecución y criminalización del colectivo LGTB en los primeros años de la década de los 80. La irrupción del V.I.H. en la sociedad, y los primeros casos que conmocionan a la opinión pública. Rápidamente los sectores conservadores y religiosos atribuyen está nueva peste a los-as homofilos, iniciando una caza de brujas que vuelve a situar al colectivo LGBT muy lejos de los reconocimientos y el respeto conquistado en los últimos años. Surge el movimiento ACT UP, que reivindica la visibilidad de los contagiados-as y se posiciona frontalmente contra la subyugación y estigmatización de los-as portadores-as del VIH. Silencio = Muerte es la consigna más celebre de este movimiento, que rehabilita la dignidad de los-as afectados-as, y realiza una enorme labor sobre las prácticas sexuales de riesgo y métodos para combatirlas. Curiosamente, parte de este discurso y trabajo es más tarde empleado en las primeras campañas gubernamentales en la lucha contra el SIDA y en la concienciación sobre las prácticas sexuales de riesgo.

Ya en los 90, y tras la cortina de humo de la paz social, resurgen nuevos grupos e iniciativas con un carácter radical de la concepción sexual y social. En Madrid, la revista De un Plumazo, editada por la Radical Gai durante unos años, traza unas lineas muy concretas de pensamiento y acción, recuperando la filosofía de muchas de las organizaciones precursoras y revolucionarias nacidas en los 70, que más tarde sucumbieron entre muchas razones por el camino institucional y entreguista que adoptó gran parte del movimiento. Sus textos, análisis y documentos recogen desde manuales leather, formando sobre las prácticas sexuales de riesgo, lecturas sobre el V.I.H. y la dignidad de los-as portadores, la crítica al modelo capitalista de la Comunidad Gai, teoría y debates sobre la deconstrucción sexual, la identidad de género, la construcción de las identidades sexuales, las teorías Queer [3], etcétera. Acompañan en está línea transgresora y combativa, las mujeres del colectivo LSD (Lésbianas Sin Duda) que editan su propia revista Non Grata, y en la que se plantean debates y artículos sobre la lesbofobia, el feminismo y el movimiento por la liberación sexual, la sexualidad femenina, la identidad, el patriarcado, etcétera. Estos grupos entre otros, rompen con el cerco de la asimilación social que distingue el discurso de las grandes e imperantes organizaciones LGBT del Estado. Participan en las manifestaciones del 28-J y lanzan un mensaje de alerta ante la inminente mercantilización del Movimiento.

La misma ruptura que vivieron el resto de movimientos políticos, sindicales y sociales ante y contra la asimilación del sistema, dividió al Movimiento LGBT, entre buenos (los que optaron al acatamiento de las normas sociales) y los-as chicos-as malos-as que sostuvierón una visión y un activísimo de confrontación y combativo, defendiendo su autonomía frente a la institucionalización de otras organizaciones que a día de hoy siguen siendo las benefactoras del lobby rosa. Captadas y contagiadas desde su propia medula, estas organizaciones hoy en día no sólo sostienen un discurso de normalización, sino en la mayor parte de ellas bajo los intereses de algunos partidos políticos, que supieron atender y adoptar los mensajes y las necesidades de los mismos, ante el filón de miles de votos rosas.

Aún siendo monopolizador el mensaje pro-institucional que define a los grupos LGBT, existen otras organizaciones y grupos que además de cuestionar la linea de estos primeros, desarrollan un fructífero y profílico trabajo por la liberación sexual. Muchos de estos grupos, acogen las teorías Queer, que sostienen que todas las concepciones sexuales y de género son fruto de la construcción social, y por tanto considera que todas las formas o vivencias sexuales, afectivas y de género son igual de anómalas, frente a las categorías universales de homo-hetero y hombre-mujer. Queer, por tanto cuestiona las desigualdades sociales, las discriminaciones raciales y sociales, las desigualdades socio-económicas, el modelo capitalista, y el orden moral. Sin definirse ideologicamente, la teoría Queer es sensible y afín al pensamiento libertario, siendo muchos de sus grupos y organizaciones de un fuerte carácter antiautoritario. Hoy en día en el estado podemos encontrar a Hartza, Maribolheras, Queer Ekintza, Asambleas Queer o la ya extinta Federación de Inversos-as Libertarios-as. En Madrid, se organiza un Bloque Alternativo en la manifestación del Orgullo, que el año pasado bloqueó la carroza oficial del EuroPride (marca registrada del lobby rosa).

A nivel internacional el QueeRuption ha pasado por Barcelona, Tel-Aviv, Nueva York, Berlin y este año la cita del encuentro es en Roma. Diferentes campos de la ciencia como la psicología, la antropología, la sociología y la sexología han indagado y siguen estudiando desde una perspectiva Queer, respaladada en cientos de libros, artículos y ensayos.

La norma de lo-as normales…

¿En que nos hemos convertido? Hemos superado en parte mucho de el estigma que rondaba sobre nosotros-as como si fuese nuestra propia sombra, hemos ganado terreno en el marco legislativo y jurídico que ha abierto posibilidades que nos igualan en muchos aspectos, en derechos como a nuestros-as vecinos-as hetero-normales. La visibilidad y la voz del Movimiento LGBT tiene hoy mayor presencia y repercusión socio-política, que duda cabe de ésto. Pero al mismo tiempo que han ido adquiriendo un mayor calado y proyección social, se va entregando dócilmente a las redes capitalistas. El espectáculo en el que han convertido las manifestaciones del Orgullo Gai, expone nítidamente como hemos pasado de ser la minoría que se besaba reivindicativamente en la Puerta del Sol, a congregar a cientos y cientos de miles de personas en todo el globo, a lo que hoy han pasado a denominar Desfile del Orgullo Gai.

Las organizaciones pro-gubernamentales LGBT, han propiciado un concepto de aceptación social, amoldado a lo que la sociedad está preparada para aceptar. No ha cuestionado el modelo heterosexista que impregna toda nuestra cultura heredada del judeo-catolicismo, fundamentada sobre la construcción política y social del patriarcado, y sigue hoy en día profundamente arraigada en el comportamiento colectivo y personal. Aunque reivindique y construya otros modelos familiares, sigue sosteniendo un modelo familiar intimamente ligado al modelo heterosexual, pero que en ningún caso cuestiona o lucha contra está Institución social que coarta y reprime la libertad del individuo frente a la presión socio-familiar. Excluye y reniega de otras múltiples practicas sexuales e identidades , estigmatizando y censurando a miles de individuos-as bajo su discurso moralista. Ha blindado zonas tradicionalmente de ambiente, construidas por activistas en un principio como espacios liberados en las grandes ciudades; en barrios elitistas y clasistas para una minoritaria comunidad Gai, que no es ni obrera, ni puta, y sí tiburones de las finanzas y de la explotación del Bussines rosa. Han contribuido en la cimentación de roles, transmitiendo un mensaje lleno de clichés y materialismos sobre lo que hoy en día es y debe ser un Gai y una Lesbiana. Han vendido el contenido que un día tuvieron, para acomodarse al espectáculo capitalista.

El conflicto de fondo sigue estando en punto muerto, y no ha variado apenas. La sociedad ya no se escandaliza, de acuerdo, pero que a nadie le toque en su familia. La homofobia sigue siendo el problema de fondo, y la discriminación, el miedo y el acoso sigue marcando la fase de identidad sexual y de género de todos-as los jóvenes. Forzando en la construcción de una doble vida a muchos-as personas. Genera conflictos que no todos-as superan en la aceptación de su condición y orientación sexual, provocando sufrimiento y en muchos casos arrastrando a unos-as al suicidio, y a otros-as a la auto-represión sexual. Sitúa a la mujer y lo femenino en un segundo plano, predominando la masculinidad y sosteniendo la lesbofobia y el sexismo entre la comunidad gai.

Si para estas organizaciones LGBT, ser gai es sinónimo de reproducir las mismas pautas sociales, yo y otros-as muchos-as nos quedamos en la acera de enfrente y preferimos ser maricas, bolleras, bujarrones y putas con dignidad, criterio y personalidad.


Notas:

[1] Lesbianas, gais, bisexuales y Trans (Transexuales, transgéneros, travestis).

[2] Firman los grupos homosexuales Agrupación Mercurío , EGHAM, FAGI, FAHPV, FHAR, MDH, MLH, MHA, UD.

[3] Teoría Queer (TQ) eufemismo del ingles para definir raros-as, utlizado de forma peyorativa contra LGBT´s y adoptado por las personas que se sienten identificadas por está corriente de pensamiento.

Jose Luis Corrales ha participado en diversos proyectos libertarios de activismo LGTB y es militante del sindicato CNT.

Articulo para el periodico «cnt» de Julio.

 

CNT de Villaverde

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