CNT sigue luchando por la seguridad en el transporte ferroviario

Las últimas semanas ha saltado a algunos medios de comunicación la noticia de que desde la sección sindical de CNT en el mantenimiento de la LAV Madrid-Valladolid se ha denunciado numerosos accidentes. Tenemos que lamentar comunicar que esto es totalmente cierto: durante las semanas de recuperación de la “nueva normalidad”, la empresa que explota el mantenimiento de este tramo de línea ha retomado una política de imprudencias y precariedad que se ha traducido en varios accidentes, alguno de gravedad.

https://play.cadenaser.com/audio/ser_valladolid_hoyporhoymatinalvalladolid_20200713_082000_083000/

https://www.elnortedecastilla.es/segovia/descoordinacion-personal-autorizar-20200714102235-nt.html

En concreto, desde CNT se ha denunciado que en los trabajos de mantenimiento realizados en el Túnel de Guarradama se han producido lesiones graves, choques entre vehículos, caídas de material pesado y otros tantos incidentes menores que son fruto de un clima de precariedad e improvisación en materia de prevención y seguridad laboral.

Esta denuncia no es un hecho aislado. Desde que se constituye en 2015 la Sección Sindical de CNT en este mantenimiento ferroviario nos hemos encontrado infinidad de situaciones de riesgo y vulneraciones de derechos laborales con un denominador común: la práctica de la subcontratación en el sector ferroviario. Durante años la plantilla de este mantenimiento a través de su sección sindical ha estado lidiando con una UTE formada por Tecsa, Vias y construcciones y Copasa. Durante estos años se consiguió implantar mecanismos para mejorar la seguridad laboral de la plantilla con control sindical, mejoras en la conciliación de los compañeros que lo solicitaron, un mejor equilibrio en la remuneración de la plantilla, etc. Todo ello tras mucho trabajo sindical con el esfuerzo militante de los delegados de la sección.

En 2019, tras un nuevo concurso, el ADIF adjudica la explotación del mantenimiento a una nueva UTE, esta vez formada por SACYR-Neopul, Copasa y Cosfesa. Vuelta a empezar, la plantilla se subroga pero sus derechos no. Desde la entrada de la nueva UTE nos encontramos con una negación constante del trabajo sindical hasta el punto de sacar físicamente a la plantilla organizada de los tajos para subcontratar todas las tareas posibles, lo que se ha traducido en un absoluto descontrol que, como no podría ser de otra manera, ha puesto en riesgo la seguridad y los derechos de todo el mundo.

Vayamos por partes. Lo primero hay que señalar quién es quién aquí. En la nueva UTE nos encontramos con una empresa que ya formaba parte del anterior mantenimiento y a la vez, con empresas que son viejas conocidas en el sector hasta el punto de formar parte del “cártel del AVE”.

Empresas que se han beneficiado sistemáticamente de que ADIF haya subcontratado tareas que son esenciales a su función como administrador ferroviario y que se han hecho imprescindibles a costa de las plantillas que sacan el trabajo adelante. Imprescindibles para cobrar, claro. La subcontratación no supone mejoras técnicas ni se puede decir que haya beneficio económico para el ADIF en tener a estas empresas parasitando los mantenimientos. Por lo tanto, la subcontratación sólo se justifica como una técnica antilaboral para someter disciplinarimente a los trabajadores, impedir el ejercicio de sus derechos de representación y mantenerlos en una precariedad crónica. Esto se agrava con las largas cadenas de subcontratación que se admiten que acaban derivando en empresas más y más pequeñas. La tendencia es clara, como en otros sectores: el ideal de la patronal es que cada trabajador sea un autónomo y así esquivar la responsabilidad que supone ser titular de una explotación sin renunciar a los beneficios. Ante esta realidad, desde CNT llamamos a la organización de toda la clase obrera independientemente de la empresa en la que se trabaje, a la organización de centro de trabajo a través de secciones sindicales en las que se dé representación a todo el mundo y no solo a la plantilla de una sola empresa.

Esta situación que denunciamos tiene como principal consecuencia la ausencia de seguridad laboral. Se niega conscientemente toda posible prevención, evitando la participación de los trabajadores y al final, se acaba por excluir a los recursos preventivos de los tajos para que las distintas empresas hagan y deshagan sin control, exprimiendo a sus plantillas.

Por otro lado, el sector ferroviario tiene requisitos muy particulares que requieren de profesionales habilitados (encargados de trabajos, pilotos de seguridad, entre otros). La devaluación de facto de estos profesionales sólo conduce a una devaluación del trabajo que en primer lugar se traduce en la falta de seguridad, pero que acaba rebajando la calidad de todo lo que se hace en el mantenimiento y afectando al usuario final del sector ferroviario, que podemos ser cualquiera. Por desgracia, esto que decimos no es una hipótesis o una teoría: los hechos lo prueban. Tanto la situación que motiva este comunicado tras los accidentes sufridos en el Túnel de Guadarrama como los distintos accidentes ferroviarios dramáticos recientes son una muestra de lo que denunciamos.

Que esta situación se agrave ahora no es casual, tras un confinamiento que ha demostrado que los profesionales del mantenimiento ferroviario son también esenciales. Como en otros tantos sectores de la economía, la crisis inducida por la pandemia está siendo aprovechada por una patronal desquiciada para aumentar sus ganancias. A nivel general están intentando que el gobierno les subvencione todo (ERTEs, bajas, ayudas a empresas, ingreso mínimo vital…) mientras ellos intentan conseguir cambios estructurales (mochila austriaca, reforma laboral, ilegalización de las huelgas…). Del mismo modo, en este mantenimiento ferroviario han decidido aumentar la presión contra la plantilla hasta el punto de provocar el caos y las situaciones que hemos vivido durante mayo y junio. Ahora más que nunca es necesario que hagamos frente a esta estrategia de choque de la patronal en cada puesto de trabajo, pues de lo contrario en las próximas crisis que afrontemos no haremos más que retroceder. 

A este respecto, en el sector ferroviario tenemos una especial carga en el contexto de crisis ambiental en la que nos encontramos. Al ser uno de los sectores estratégicos de la descarbonización, la patronal de la construcción y el ladrillo -indudablemente marrón- intenta disfrazarse de sostenible, ecologista y verde para así hacer de la transición energética un negocio redondo. En la práctica nos encontramos con grandes empresas que se han lucrado con la destrucción del territorio como Vías y construcciones o Sacyr quedándose con mantenimientos ferroviarios en los que su única aportación es crear nichos para la extracción de beneficios, como venimos denunciando. Para que esta estrategia les salga a cuenta, les resulta imprescindible eliminar toda resistencia obrera a la explotación. Respondemos como hemos hecho en otras ocasiones: empleos verdes sí, pero con derechos.

La sección sindical de CNT en este mantenimiento tiene una reivindicación clara que eliminaría la precariedad y evitaría que el parasitismo de determinadas empresas en el sector ferroviario se traduzca en una merma de derechos laborales: un convenio digno. Actualmente se aplica el Convenio colectivo provincial del sector de construcción y obras públicas. Un convenio generalista firmado por una representación social alejada de los centros de trabajo. Desde la sección sindical se seguirá peleando por la firma de un acuerdo que se ajuste al trabajo que realmente se hace y que fije los derechos de la plantilla. Porque no tiene ninguna justificación que en un trabajo permanente como es el mantenimiento ferroviario los derechos laborales sean intermitentes.

El papel del sindicalismo aquí ha sido, es y será clave. Sin una sección sindical denunciando los abusos de estas empresas hoy podríamos estar lamentando una desgracia aún mayor que las heridas y golpes sufridas por los compañeros en los tajos. Sin una sección sindical peleando por mejorar los derechos de conciliación para que una plantilla eminentemente masculina asuma sus tareas de cuidados, la igualdad se quedaría en declaraciones de intenciones y actos simbólicos. Sin una sección sindical no hay límite para que la empresa elimine pluses y complementos, absorbiendo para la patronal el dinero público que recibe para mantener las infraestructuras ferroviarias. Sin una sección sindical no es posible pelear por convenios justos, teniendo que resignarnos a los que firman en nuestro nombre. Porque sin secciones sindicales no hay sindicalismo, y sin sindicalismo no hay dignidad.

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