Comunicado de la compañera contratada por Hammam Andalusí, Baños Árabes de Jerez

Dentro del hammam desde hace ya un año, un grupo de trabajadoras hemos luchado contra la política del miedo que hace esta empresa y hemos comenzado a exigir nuestros derechos.  Me gustaría que hoy estuviésemos más mujeres aquí en pie, pero no ha podido ser. Hoy no hemos ganado por completo esta batalla. Pero hemos dado un paso muy importante para dar el mensaje que queríamos a las empresas. No todo vale.

No podéis hacer y deshacer la vida de las trabajadoras a vuestro antojo. No somos de vuestra propiedad, no es vuestra mano la que nos da de comer, sino las nuestra. Nuestras manos, nuestro sudor y lamentablemente nuestras lágrimas. No podemos tolerar más amenazas y represalias por parte de las empresas.

Hacer sindicalismo es un derecho. Para mí más que eso, es mi deber como trabajadora. Luchar por mi dignidad y la de mis compañeras. Estamos aquí, estamos preparadas, nunca hemos sido tan fuertes, y juntas seremos imparables. Cada vez seremos más y no podréis con nosotras.

Por otro lado, me gustaría recalcar la situación que a menudo sufrimos las trabajadoras de los spas y balnearios. Estamos hartas de la sexualizacion de este trabajo por parte de clientes y de las empresas. Somos profesionales, terapeutas de spa, esteticistas y mujeres, no un reclamo de las empresas para que vendan más. ¿Por qué casi nunca se contratan hombres para estos puestos? Porque todavía hay clientes que no quieren que a sus mujeres las toque otro hombre, o porque se piensan que si fuerzan la situación pueden conseguir algo más de nosotras.

En esta empresa cada día que sabía que tenía un masaje de riesgo, con un hombre sola en una sala sin comunicación, sin un botón del pánico y trabajando en bañador pasaba las noches sin dormir. Esta situación me ha llevado al hospital en varias ocasiones. Es muy duro ir a trabajar sin saber si vas a tener que luchar para que no te toquen o algo peor. No teníamos ni un vestuario, nos cambiábamos en un pasillo delante de la oficina de los jefes. Hemos trabajado en bañador en pleno invierno y hemos hemos todo tipo de tareas. ¿Acaso no podemos protestar por esta situación y otras tantas?

Se acabó, una empresa no puede exponer a sus trabajadoras a agresiones sexuales, y vamos a seguir luchando por nuestra protección.

Hoy se cuestionan aquí demasiados derechos, y algunos por desgracia no tienen cabida hoy dentro de la justicia, porque hay quien dice que no basta con la intención, que si no hay agresión física no hay acoso. Pero tenemos otras armas para esta lucha, y las usaremos.

Hoy aquí solo podremos pelear por la vulneración de los derechos fundamentales de las trabajadoras, que no es poco. Me han castigado por crear una sección sindical, por informar a mis compañeras de sus derechos, por luchar porque se nos respete, como empleadas y como mujeres, por exigir un protocolo contra el acoso sexual, por pedir unas camillas que pudiéramos adaptar a nuestra altura, por pedir que nos pongan herramientas adecuadas para realizar nuestro trabajo, por negarnos a lavar la ropa y los platos sucios de los jefes, y en general, por luchar por nuestra dignidad. Porque un día esas personas confundieron tener empleadas con tener sirvientas. Ya no estoy dentro de la empresa, me arrancaron las armas para luchar desde dentro. Pero tengo mis propias armas para luchar desde fuera, y eso seguiremos haciendo como sindicato para defender a las trabajadoras siempre que sea necesario.

Gracias a CNT por su inclansable acompañamiento y apoyo en este año. Gracias a marea Violeta, a adelante Andalucía y a todos los que estáis aquí apoyando hoy esta concentración. Que no decaigan los ánimos para luchar por unas condiciones laborales seguras y dignas para todas. Viva la clase trabajadora!

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