¿Crisis sanitaria? Crisis del sistema

Exponiendo la situación y el contexto

Situaciones complejas requieren de explicaciones aún más complejas. En este breve texto no pretendemos responder a todas las preguntas que nos surgen. Simplemente queremos compartir algunas reflexiones que estamos haciendo, que nos llevan a un replanteamiento profundo de la sociedad en la que vivimos.

El origen de esta crisis sanitaria parece claro. Se trata de un virus que apareció hace unos meses en la provincia china de Wu-Han. Los conocimientos que tenemos sobre este organismo vivo son muy limitados, no sólo porque la ciencia monopolizada del Poder nos esté dando pocos datos sobre su comportamiento (no han aclarado la pervivencia en el ambiente, la mortalidad está aún por verificar…), sino porque nos estamos tragando noticiarios enteros con un mantra repetitivo y un pelín contradictorio: “el virus no mata mucho, pero sí que mata”; hace un mes no había problema en celebrar el World Mobile Congress, pero ahora todas confinadas en casa.

En estas condiciones, con tan poca sabiduría acumulada (al menos que tengamos las masas en nuestras manos), no se puede asegurar nada y todas las medidas sanitarias que se tomen han de estar bajo constante supervisión. Por tanto, quién acusa desde sus encierros y desde sus balcones, a la gente que pasea por la calle desierta, igual debería guardarse la bilis para quienes nos han colocado en esta situación: políticos, empresarios y demás parásitos sociales. Si esto pasa en el 5º día de encierro, ni queremos imaginar qué pasará en el día 10º o 20º…porque el encierro va para largo.

Con sus decisiones, anteriores y actuales, han logrado que la histeria colectiva y el pánico social se instalen en la sociedad mundial. Recordamos que mientras escribimos estas líneas, millones de trabajadoras y trabajadores están, supuestamente, jugándose su vida y la de los demás, desarrollando sus tareas sin apenas protecciones…y no hablamos sólo de personal sanitario, sino de la gente del campo, la gente de muchísimas fábricas, o la gente de los transportes de mercancías y pasajeros. ¿Les están enviando al matadero? Como siempre, la respuesta no la tenemos la mayoría de nosotras, porque no tenemos acceso al estudio del COVID-19.

Análisis del tratamiento de la situación actual y las medidas tomadas

Las medidas que se han tomado por parte de los gobiernos, llamados democráticos en contraposición con al gobierno autoritario Chino, se han caracterizado por la lentitud. La mentira, o la falta de información contrastada y estable, que prácticamente, para el caso que nos ocupa, viene a ser lo mismo, también es una marca de la respuesta gubernamental.

Hace muchos meses que se sabe de la existencia de este virus. Se ha ignorado su existencia y de paso, a la población china residente en España se la ha discriminado y despreciado, afortunadamente sólo en casos puntuales. Se han tomado medidas muy lentamente, a medida que el virus y la enfermedad se extendía. No se han tomado medidas cuando el virus estaba en Italia. Se ha tratado de tranquilizar a la población explicando que la letalidad era baja y que las personas que tenían mayor riesgo eran las de siempre: inmunodeprimidas, con patologías previas, etc. En esta ocasión los menores y bebés parecen ser más resistentes que en otras pandemias anteriores.

El domingo 8 de Marzo se celebró el día de la mujer trabajadora con normalidad. Hubieron manifestaciones masivas que algunos criticaron… y después les ha salido rana la cosa. Pero si hacemos caso a los pocos y supuestos conocimientos que tenemos del Coronavirus, no se puede atribuir los contagios a las manifestaciones, pues no encajarían con el periodo de incubación de la enfermedad.

Sin embargo, a partir de ese fin de semana, los casos comenzaron a experimentar un fuerte aumento. El Gobierno planteó medidas que, en teoría, venían avaladas por personal sanitario responsable y capaz. Casi sin darnos cuenta teníamos encima un decreto que de sanitario tiene poco, y sí mucho de militarización de las calles y control poblacional. Teniendo en cuenta que estos días campan a sus anchas miles de soldados de la OTAN en suelo europeo, es lógico que algunas personas enlacen ambos acontecimientos: el Estado de Alarma en España y media Europa, con los ejercicios militares más potentes que se han visto en mucho tiempo en el viejo continente, con total libertad de circulación.

Los canales de televisión, radios, medios digitales… comenzar a repetir el mantra: quédate en casa y deja que los profesionales se ocupen de ti. Hubiera podido funcionar y quizá tendría sentido, aún con el ejército en las calles. Pero los contrasentidos del decreto para el auto-confinamiento de la población plantean serias dudas. ¿Son imbéciles las personas que han organizado este tinglado, son sólo sádicos que quieren que la mitad de la población se muera, son simplemente ejercicios de estrés sanitario y militar para probar equipamientos? Todo cabe, sobre todo teniendo en cuenta que: podemos ir a misa, a comprar tabaco, arreglar el móvil, sacar dinero en el cajero, ir al médico, pasear al perro y comprarle comida, comprar en el súper (pero no en algunos mercados al aire libre), algunas personas hasta viajar, ir a trabajar…Sin embargo, no puedes salir a pasear al campo, ni sacar la basura, ni sacar a las criaturas al parque, incluso aunque tomemos medidas para guardar la distancia de seguridad. Como mínimo, esto no es serio, de ahí que pongamos en cuarentena todo este espectáculo de luces y sonido.

Se están dando reacciones de todo tipo; y aún no se han cumplido ni cinco días de encierro. Hay gente que se ha “saltado” el decreto y ha sido multado, apaleado e increpado desde los balcones y ventanas por estar en la calle…mientras policías, militares y transeúntes laborales y compradores caminan por calles y avenidas sin medidas de protección. Hay gente que se ha encerrado en casa a cal y canto, que sólo saldrá una vez a la semana para comprar lo mínimo necesario, pensado que está haciendo un gran bien a su país y que está colaborando en la erradicación de la enfermedad.  Incluso hay gente que, pensando que actúa dentro de la legalidad y la corrección, está saliendo a azoteas y balcones para animar a sus vecinos a realizar ejercicio físico… una actitud muy positiva; lástima que ya les hayan cortado las alas desde la autoridad competente, el ejército, y les hayan mandado para dentro.

Como decíamos, la televisión está contribuyendo en gran medida a la creación del kaos y la histeria colectiva. Tenemos a Ferreras, con su gesticulación corporal exagerada, el tono de voz elevado, sus cambios de cámara e imagen que hacen que la cabeza te de vueltas… tenemos a la Griso, con sus sensancionalismo vomitivo, haciendo entrevistas a familiares de personas fallecidas… de Lorenzo Milá aún hace mucho tiempo que no sabemos nada, ¿es posible que esté muerto por el CoronaVirus? Se está animando a la delación ciudadana, repitiendo una vez tras otra el daño que hacen a la sociedad y su salud los comportamientos incívicos de algunas personas…pero poco se dice sobre la falta de EPI´s de personal sanitario, de limpieza, supermercados, etc…de los cuales se destaca su excelente labor…como ya lo hicieran para los liquidadores de Chernóbil.

Repetimos: sólo llevamos unos días aisladas en nuestras casas y la gente ya está dando muestras de no poder soportarlo por mucho tiempo…y nos queda mucho que soportar. ¿Será éste un nuevo ejercicio de control social? Como no tenemos pruebas, no podemos afirmarlo, pero lo que es seguro es que será objeto de estudio sobre el comportamiento humano en auto-cautiverio militar.

Por otra parte, en estos días, semanas o meses que nos esperan de toque de queda (en Italia ya lo aplican) y restricciones sociales, la salud de las personas se va a ver muy mermada. Hay gente que necesita pasear media hora al día por prescripción facultativa; personas con enfermedades mentales que necesitan estabilidad emocional y tranquilidad, cosa que no les permite el encierro; se fomenta el alcoholismo y la alimentación basura, con graves consecuencias para la salud; las criaturas, además de aprender a obedecer la orden militar, van a pasarlo muy mal… y no digamos las personas que se encargan de ellas… tenemos una bomba de relojería en cada casa, que por mucho yoga que hagamos, hay muchas posibilidades de que estalle. No es alarmismo, es realismo… exactamente igual de real que las armas de los militares.

Hemos dejado para el final del análisis de la situación actual el tema laboral y social. Aparte de la inyección económica a las empresas, la escasísima protección hacia las personas trabajadoras, el olvido de los alquileres en la moratoria de hipotecas anunciada… tenemos encima la última y novedosa reforma laboral, una reforma laboral bajo las órdenes de lo militar. Posiblemente no les hiciera falta el cambio en la legislación de los ERTE´s porque ya lo tenían muy fácil y, sinceramente, podrían haber tirado con lo que tenían. Pero han querido vestir de gran avance las medidas sociales que acompañan al ERTE, que por cierto ya estaba regulado anteriormente. De paso, fijan la atención en los despidos colectivos y esconden los mucho más masivos despidos individuales, que van a pasar sin pena ni gloria.

Con los sindicatos auto-clausurados por nuestra propia decisión, sin apenas capacidad de movilización, sin poder siquiera imprimir un papel para llevarlo a juzgados a presentar una demanda por vulneración de derechos fundamentales (recordamos que en este caso y en despidos colectivos los plazos siguen corriendo), las empresas lo tienen en bandeja. Además, hay otras mercantiles que, aprovechando la coyuntura de falta de competencia, están obligando a la plantilla a seguir trabajando, sin poner medidas de contención para la infección, y siendo además empresas de sectores no imprescindibles. Si el personal sanitario y de limpieza está sin EPI´s, lo que no tiene sentido es que, en fábricas de coches o material para esquiar, estén produciendo, aun llevando medidas de protección. Tampoco tiene sentido que la gente se apelotone en las estaciones de metro y tren… pero parece que este tipo de contradicciones apenas interesan a los medios, y mucho menos al gobierno y al capitalismo.

Se podría haber evitado esta situación

No hace falta ser un genio para decir, como poco, que en este territorio se ha pecado de falta de previsión, sea o no interesada esta ausencia total de planificación.

El sistema sanitario se encontraba en una mala situación de partida. El recorte presupuestario de los últimos años de democracia, no sólo en personal, sino también en material, es uno de los causantes de que esta crisis sanitaria haya sobrepasado los límites de la atención a la población. Los hospitales ya estaban saturados antes de la pandemia; lo están todos los inviernos y esto ya había causado muertes en los pasillos, en espera de una cama en urgencias. Las profesionales del mundo sanitario llevamos padeciendo recortes, abusos y precariedad muchos años. La privatización de servicios se añadió a la inutilidad manifiesta de quienes dirigen la sanidad, estableciendo que velar por la salud de las personas podía ser objeto de lucro personal, en lugar de reforzar su vertiente solidaria y humana. En el caso del servicio de transporte sanitario acabamos de presenciar el más vil y ruín de los intentos de lucro personal a costa de la salud de las personas: el inicio de un ERTE en la empresa Falck, concesionaria del servicio de Transporte Sanitario en Cataluña. Tenemos que frotarnos los ojos para creernos que esto esté pasando, pero deberíamos haberlo visto venir… y haberlo evitado.

Se han cerrado camas de hospitales públicos y abierto hospitales privados, cuya construcción e inversión principal ha sido con el dinero de todas. Desde hace años hay recortes en la utilización de material básico, como guantes y mascarillas: en estas condiciones es lógico que todo el mundo se infecte. Los turnos son interminables, la carga de trabajo insoportable y la precariedad nos empuja a aguantar lo que nos echen. Pero ahora es cuando le estamos viendo las orejas al lobo. Ahora se está destapando la insolidaridad de la sanidad privada (salvando eso sí la labor que llevan a cabo la mayoría de sus profesionales contratades), las carencias en investigación, la falta de personal, las privatizaciones de servicios básicos como lavandería y alimentación…como se suele decir, nunca pasa nada hasta que pasa.

En la sanidad, además de destacar el papel relevante que están teniendo todo el personal de los hospitales (desde limpieza hasta cirugía, pasando por administrativo) en los cuidados de las personas enfermas, cabe destacar la tarea del personal de los Centros de Atención Primaria. Solamente la faena de asesorar, tranquilizar y solucionar problemas leves a una población que estamos perdiendo los nervios cada día que pasa, es ya un reto gigante. Lo están haciendo además sin nadie al frente, dado que en este momento ni los medios de comunicación, ni la población que está en casa están mirando hacia las localidades y barrios. Se ha implantado la sanidad militar, que no tiene en cuenta a las personas más débiles, ni la silenciosa labor de cuidados del personal de los CAP´s. Son muchos años los que se ha pasado su personal reclamando mejoras. No hace demasiado que protagonizaron una huelga para conseguirlo, pero visto lo visto, la cosa no dio frutos.

En cuanto a la tarea fundamental del personal de Transporte Sanitario, tanto el urgente como los servicios programados, que están llevando cada día a personas enfermas a las sesiones de diálisis o radioterapia, la situación es insostenible. La privatización, el ánimo de lucro personal en el desarrollo del servicio, ha minimizado el material con el que se cuenta, los circuitos de limpieza y desinfección de los vehículos, mermado las plantillas y sobre todo, ha generado un pánico a las represalias que impide que la plantilla esté rechazando trabajar sin EPI, o simplemente echar a lavar la ropa contaminada en su correspondiente bolsa y el contendor que le toca. Si se hubieran hecho las cosas bien desde el principio, es muy probable que la gran mayoría de profesionales del sector no hubieran escampado el virus por todas partes.

Capítulo aparte, en la crónica negra del estado actual del sistema socio-sanitario, merecen las residencias geriátricas. Las condiciones de hacinamiento, de falta de personal y de falta de material básico, hacían que la salud colectiva en las residencias pendiera de un hilo. Ese hilo se ha roto por el virus, que está resultando ser letal para las personas residentes. No creemos arriesgar mucho si decimos que las malas condiciones en las que están estos equipamientos, tienen mucho que ver con los fallecimientos. Es lógico, teniendo en cuenta que lo que debería ser un servicio público a nuestras personas mayores, se ha convertido en un negocio que mueve millones. Nunca pasa nada, hasta que pasa, y lo que está teniendo lugar es una verdadera masacre de personas ancianas, que está pasando sin pena ni gloria como una información más, entre conciertos y gilipolleces varias que están inundado la red global.

En general, la planificación para afrontar esta crisis ha sido nula. No había o no se han utilizado ningún plan de prevención de riesgos previsibles. No se ha informado debidamente de la gravedad supuesta de la infección, por ignorancia, prepotencia, por salvar la economía antes que a las personas, o bien por puro sadismo político. No se han establecido hospitales de campaña fuera de las instalaciones habituales. No se han realizado pruebas masivas a la población hasta días después del decreto de auto-confinamiento. Ese decreto ha llegado tarde y militarizado, en lugar de estar sostenido por el personal sanitario, que se desvive por que la gente se quede en sus casas, mientras la maquinaria capitalista y estatal obliga a millones a hacinarse en el metro para ir a trabajar. Se establecen medidas estúpidas como impedir que las criaturas puedan salir al parque, aunque sea por turnos, mientras permite que acudamos a la iglesia a rezar. Podríamos seguir así hasta el juicio final… o hasta que nuestra estupidez desaparezca.

Como último apunte en este apartado, dejamos una reflexión que, aunque parezca complicada de entender, es muy sencilla de llevar a la práctica. Cabe destacar que si es complicada de entender es por la estructura mental que tenemos insertada, que impide pensar que se puede funcionar sin jefes. Se trata de la evidencia científica de que quienes nos gobiernan y quienes dan las órdenes de manera habitual en la Sanidad, no tienen ni idea de lo que están haciendo. Eso, o son nos psicópatas, pero de momento les otorgaremos el beneficio de la duda.

Si el rey está desnudo…

Hans Christian Andersen, escritor danés de cuentos supuestamente infantiles, pero con una gran carga política, creó en el siglo XIX una fábula que venía a contar lo siguiente: un rey se puso un traje recomendado por su sastre de confianza, que decía que la tela sólo la podían ver sus súbditos; como él tenía la mirada pura, no podía verla. Cuando se mostró ante el pueblo con el traje de tela visible, sólo a ojos de la plebe, nadie decía nada. Todo el mundo alucinaba cuando el rey se presentó en pelotas en una recepción oficial, pero no se atrevían a reírse del imbécil del rey, que se había dejado engañar por el capitalista de turno, que había cobrado por hacer el traje, cuando no había dado un palo al agua más que para embaucar al imbécil del rey. Sólo hubo una visionaria, una joven que se atrevió a señalar la desnudez del rey. De inmediato, el resto de la gente empezó a reírse del imbécil y desde entonces dejaron de tenerle miedo y de obedecerle.

El cuento es muy bonito, y aunque la realidad actual se le parece mucho, se nos está haciendo complicado responder como merece. El rey representaría al jefe del estado, al gobierno, a les irreponsables sanitarios; el sastre sería el sistema capitalista y las empresas; la plebe somos todas las plantillas, en este caso del sistema sociosanitario; la joven serían aquellas personas, colectivos y organizaciones que nos estamos atreviendo, en esta era de oscuridad y fe ciega, a cuestionar el sistema establecido.

El rey, sin tener ni idea de cómo se gestiona ningún asunto colectivo, asume decisiones cuyos resultados no va a tener que afrontar; sus asesores hacen básicamente lo mismo que el sastre y tienen un concepto de los asuntos comunitarios muy lejano de la realidad. El sastre capitalista se aprovecha del rey y le saca los cuartos sin haber dado un palo al agua, unos cuartos que el propio rey le ha sacado antes a la plebe. La plebe, acostumbrada a los palos y a las carencias, con un miedo atroz a cualquier lucha que pueda cambiar su estatus actual, les ríe las gracias, yendo a votar cada poco y legitimando el reinado. La joven, igual de valiente que asustada, se atreve a plantar cara; con la fuerza de sus ideas, su gran convicción y su ejemplo, anima al resto de la plebe (porque la joven también es de la plebe) a hacer lo mismo.

 …matemos al rey

En estos pocos días hemos constatado, de manera dramática, que la historieta que hemos contado se parece mucho a la realidad. Las decisiones que se han tomado no se ajustan a ningún tipo de criterio científico razonado. El gobierno ha ido a remolque de la expansión del virus… y eso sin pensar que todas estas malas decisiones no estaban pensadas. Las empresas han sacado tajada y van a recibir un buen pellizco a costa de los recortes que vienen en los próximos meses, que mucho nos tememos que van a volver a afectar a la sanidad. La plebe está exigiendo a la plebe que se queden en casa, sin pensar que el gobierno les quiere produciendo para que la economía no acabe de caer. La joven está haciendo esfuerzos por que se escuche su voz, y aunque de momento no ha podido alzarse por encima de la multitud, pronto se hará escuchar…entonces, mataremos al rey… y a su séquito, a sus pelotas y consejeros de turno, y a sus sastres capitalistas.

Los mataremos, porque de ninguna otra manera dejarán que les arrebatemos sus privilegios, ni los gobiernos, ni los capitalistas, ni los empresarios. No va a ser fácil, porque viven de parasitar nuestro esfuerzo, pero si queremos sobrevivir, no tenemos más remedio que acabar con ellos.

Sabemos que un sistema socio-sanitario como el actual es insostenible, porque en lugar de estar al servicio de las personas, está al servicio del capitalismo. Por eso, tenemos que luchar por:

  • Crear un sistema sanitario que tenga como pilar fundamental la filosofía del apoyo mutuo y la solidaridad; de la transmisión de conocimientos en lugar de la guerra por patentes; del servicio en lugar del lucro.
  • Descentralizar y adaptar el sistema a las necesidades de las comarcar y municipios, en base al conocimiento del territorio.
  • Federando libremente los sistemas sanitarios de cada territorio, para poder apoyarnos en la solución de las carencias de unas, que serán las fortalezas de otras.
  • Poner las tareas de cuidados en el centro del sistema, para que funcione en base a la vida en lugar de en base a la estadística.
  • Construir todo el sistema en el marco del comunismo libertario; exigir de cada cual según sus capacidades y ofrecer a cada persona en base a las necesidades.

Sabemos que esto es posible, pues somos nosotras quienes hacemos la sanidad, y también quienes siempre estamos proponiendo ideas para gestionar mejor el sistema socio-sanitario. Dejemos entonces de escondernos, escuchemos a la joven que dice que el rey está desnudo, y si no ahueca el ala…matemos al rey!

Por la autogestión y descentralización del sistema socio-sanitario. Por el Comunismo Libertario. Organízate y lucha, que ya vamos tarde!

Sección Sindical Transporte Sanitario
CNT Manresa

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