Del Fascio al Aborto

DE ROSITAS | Sección Nosotras | Foto de Feministas Tramando (Chile) | Extraído del cnt nº 432

Cuando aún seguimos celebrando la ola verde argentina, asistimos con estupor al esperpento montado en EEUU con el fin de prohibir y penalizar el aborto. Está claro que jamás podremos dar por sentado que nuestros derechos se sostengan en el tiempo. El mundo es herteropatriarcal y está claro que ni media siesta podemos echarnos, porque el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y sexualidad es cuestionado a la mínima. La historia nos lo demuestra una y otra vez.

El fascismo avanza y va acompañado por un empeño en recortar libertades y derechos para nosotras fundamentales. La mujer y en especial el feminismo, están en su punto de mira. Oír las perlas que nos van dejando en sus declaraciones los nuevos dirigentes del fascio ibérico, hoy sentados en Cortes y Parlamentos, nos retrotraen a tiempos que creíamos ya olvidados. Es como estar dentro del mito de Sísifo.

Politizar los cuerpos de las mujeres forma parte de las agendas fascistas. Por definición son además antiabortistas. Quiere bebés y mujeres “nacionales” preñadas. Su fijación es tal que no sería de extrañar que a las menopaúsicas las quieran también poner a parir, ¡que la ciencia ha avanzado mucho, oigan! Ya me gustaría saber qué papel y valor social adjudican a las mujeres que nunca parieron, ni lo harán.

En 2019 la derecha italiana, y no es la única que lo hace, culpaba al aborto de las bajas tasas de natalidad. ¡No quiero pensar lo que pasará cuando descubran que los anticonceptivos evitan los embarazos! Capaces de dejar las farmacias sin preservativos ¡y a golpe de ley orgánica si pudieran! Aparentemente les obsesiona que no crezca la población, más natalidad, más criaturas. ¿Para qué quiere el fascismo tanta criatura nacional? ¿Mano de obra barata y blanca para un futuro negro e incierto? ¿O se trata dominación?

Las anarcofeministas sabemos que el aborto es solo la punta del iceberg, que tras él subyacen otras cuestiones de gran calado y fundamentales, como lo son el derecho a vivir y sentir libremente los cuerpos, a decidir sobre una maternidad consciente, al desarrollo de nuestra sexualidad en libertad y respeto. Son los pilares fundamentales para cualquier revolución, ¡esto es lo que está en juego!

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