Injusticia, violencia y represión

DOSIER Represión | VITORIA | Ilustración de Javi Kaos | Extraído del cnt nº 430

«LA PRISIÓN no puede ser entendida si no como una herramienta represiva del aparato gobernante, mediante la cual éste afianza su poder. Asimismo, podemos afirmar que surge de la necesidad de ese poder de controlar al pueblo, de la necesidad de regularlo, de ordenarlo, de mantenerlo, en diminutiva, bajo una libertad condicionada, sujeta a un código penal, con la amenaza constante de la prisión pendiente sobre su cabeza.» XOSE TARRIO

La institución punitiva del Estado por excelencia es la cárcel, una estructura jerárquica de dominación y privación de libertad sobre el cual se sostiene el sistema económico capitalista. Existen con el objetivo de reformar, aunque 2 de cada 3 personas presas vuelve a cometer un delito cuando sale a la calle, y 8 de cada 10 personas que han pisado una celda con 20 años lo volverá a hacer como mínimo cuatro veces más a lo largo de su vida. El fracaso de la supuesta rehabilitación social es claro. Y es que además, ¿Quién es el Estado para permitirse rehabilitar a un individuo violando su libertad y autonomía? El principio de la rehabilitación, es una forma deliberada de intromisión del Estado, para reeducar a los individuos que el poder y el capital considera problemáticos.

La institución punitiva del Estado por excelencia es la cárcel, una estructura jerárquica de dominación y privación de libertad sobre el cual se sostiene el sistema económico capitalista.

“9 de cada 10 delitos podrían achacarse, directa o indirectamente, a nuestras inequidades económicas y sociales, a nuestro sistema de explotación y robo despiadado”(Goldman). Y estos daños colaterales, son el problema.

Estamos viviendo el auge del discurso de la tolerancia cero frente a la delincuencia, que es en realidad limpieza de clase y penalización de la miseria (Muñoz). En gran medida gracias a la pornografía de la seguridad: crónicas de pánico moral, mercantilización morbosa de hechos intolerables… que resultan en la exigencia de respuestas contundentes que realimentan el discurso penal del Estado y su endurecimiento (Muñagorri).

Mientras miramos a otro lado, las cárceles matan y criminalizan millones de personas a lo largo y ancho del mundo. Esto va para todas ellas, y para todos los cuerpos rotos, que murieron como víctimas de la venganza social.

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