La Bicicleta. Desgarradora historia de la dictadura que nos tratan de ocultar

Queimada Ediciones, sigue investigando en nuestro pasado reciente, poniendo al servicio del ciudadano, lo que no podemos olvidar para que no se vuelva a repetir.

OTRA HISTORIA DEL SUEÑO TRUNCADO

El 25 de mayo de 1943 era fusilado en las tapias del cementerio de Madrid (del Cementerio del Este) Felipe Loeches Gismero. Junto a él eran ejecutados ese día 11 personas más: Francisco Alonso García, Juan Aguera Bello, Mauricio Díaz Garnacho, Eusebio García Terrero, Mauricio Garnacho Vos, Sixto Hurtado Hurtado, Francisco Prado Pérez, Francisco Rajado Pérez, Moisés Sánchez Gallego, Antonio Sánchez Román y Balbino Vaquero Hurtado .

Felipe Loeches fue uno de tantos trabajadores vinculado al movimiento obrero. Natural de Alcalá de Henares, se afilió a la UGT en el año 1929 y fue uno de los más brillantes militantes que tuvo la sociedad complutense. Un trabajador que luchaba por los obreros. Su vinculación a la Casa del Pueblo, situada en la entonces calle Pablo Iglesias de la ciudad, se ceñía a instruir a los trabajadores alcalaínos para que conocieran e hicieran respetar sus derechos. Y por eso se afilió al grupo que, dentro del movimiento obrero, mayor raigambre tuvo en la ciudad: el socialista.

Felipe Loeches es uno de los protagonistas de mi tesis doctoral, hoy libro, que versó sobre el movimiento obrero en Alcalá. Allí vemos como con el inicio de la Guerra Civil, Felipe Loeches tiene una participación activa en favor de la causa republicana. Y en la ciudad llegó a ostentar importantes cargos de representación. A finales de 1937 forma parte de la Junta Calificadora que tenía que estimar la incautación de tierras y el régimen de explotación de la mismas. En dicha Junta participaron los 19 consejeros municipales más la representación del Frente Popular y de las organizaciones sindicales. Por la CNT lo hizo Aurelio García Martínez y por la UGT, Felipe Loeches Gismero.

Felipe Loeches llegó a representar a la UGT en el Ayuntamiento complutense. Su nombramiento se produjo el 26 de junio de 1938 y mantuvo el cargo hasta el final de la Guerra Civil . Pero la derrota republicana fue también la derrota de Felipe Loeches. Detenido tras la contienda en su intento de salida de España, acabó en el campo de concentración de Albatera. Trasladado a Madrid en 1941 es juzgado en consejo de guerra sumarísimo el el 16 de abril de 1942 y condenado a muerte . Aunque durante un tiempo siguió penando en prisiones entre Madrid y Alcalá de Henares, finalmente fue ejecutado en el cementerio del Este en la fecha que indicábamos más arriba. No es el único concejal alcalaíno ejecutado en el cementerio de Madrid. Allí también fueron ejecutados el concejal de Unión Republicana, Epifanio Chavarría Samper el 28 de enero de 1941, el anarcosindicalista Leandro García Martín el 24 de febrero de 1940 y el comunista Casimiro Illarraza Inoso el 27 de junio de 1940. También, aunque no fue concejal, su compañero de sindicato, el maestro Ángel García Gómez fue fusilado el 30 de abril de 1940 . Y no serán los únicos concejales alcalaínos ejecutados por los vencedores. En la fosa del Cementerio Municipal de Alcalá de Henares se encuentran los cuerpos del ugetista Basilio Yebra, del militante de las JSU, Agustín Anuarbe Pardo y del comunista Manuel Muñoz Murcia. Todos ellos ejecutados el 28 de abril de 1939 en Alcalá de Henares junto a otros militantes de izquierdas.

Es la historia de la ciudad de la Alcalá. “Alcalá la roja” como la conocían en la época. Y estos fueron sus protagonistas hoy todavía proscritos. La ciudad de Alcalá que vio acontecer un importante avance tras la proclamación de la República, sufrió un retroceso con el final de la Guerra Civil. Felipe Loeches es un representante de esa Alcalá progresista, democrática, avanzada. Una Alcalá que avanzó gracias al impulso de su movimiento obrero y su carácter modernizador y democratizador. Los trabajadores alcalaínos supieron hacer avanzar la ciudad. Felipe Loeches fue uno de sus integrantes. No es única la historia de Felipe Loeches. Pero única es la obra que hoy se le brinda. Y no ha podido caer en mejor pluma que la de Urbano Brihuega Moreno. Autor y personaje comparten muchas cosas. Creen en los mismos ideales. Ambos han sido concejales y representantes del Ayuntamiento alcalaíno. A ambos la ciudad de Alcalá les importa.

Urbano nos tiene acostumbrados a rescatar figuras de la historia de Alcalá. Lo ha hecho con otro paisano y correligionario socialista, Andrés Saborit. Nos acercó a la historia de la educación en la ciudad entre 1873 y 1939. Nos rescató una figura legendaria, la de Fernando Nacarino Moreno. Un trabajo este último que vino a complementar el libro que Alejandro Remeseiro y yo mismo publicamos en 2009 sobre la explosión del polvorín en Alcalá de Henares en 1947. Nacarino es uno de los protagonistas de aquella historia. Una memoria que se apagó en 2007. La obra sobre Nacarino guarda gran similitud con esta de Felipe Loeches. Urbano lo que hace es redactar un trabajo por boca de otra persona. El protagonista de la obra sobre Felipe Loeches Gismero es su hijo. A través de sus recuerdos, Urbano ha realizado un importante ejercicio de recuperación de memoria histórica. Y lo hace con un leitmotiv: una bicicleta. El bien más preciado (como diría una canción revolucionaria) del hijo de un proscrito tras la guerra.

La historia de Jesús Loeches es la historia de miles de familias tras la Guerra Civil. Sin destripar un ápice del libro, Jesús Loeches nos muestra la dificultad y las carencias de los derrotados tras la guerra. Un padre fusilado, una madre fallecida de tuberculosis y de hambre, unos falangistas que no paraban de cobrarse una contribución de sangre, una ciudad silenciada y reprimida y un joven que quiere salir adelante con ideales y sin olvidar el pasado. Porque por debajo de todo lo que nos cuenta Urbano, subyace lo que significó para la sociedad alcalaína (y para la española en general) la represión y el totalitarismo franquista.

Voy a tomar prestado un párrafo de un libro del historiador Fernando Hernández Sánchez, que sintetiza muy bien lo que es la dictadura franquista y donde tienen que poner énfasis aquellos que se dediquen a estudiar esta parte de la historia de España: “Cualquier análisis que olvide que el franquismo fue una dictadura totalitaria, emparentada en su origen con los fascismos, cuyas prácticas policiales y judiciales se encontraban al margen y en contra de toda homologación con las admisibles en un estado de derecho, errará en la valoración del comportamiento de los actores políticos que se opusieron a ella.”

El libro de Urbano se ajusta perfectamente al párrafo anterior. No obvia lo que fue el regimén de Franco. Y lo presenta a través de la figura del hijo de un concejal fusilado. De uno de esos tantos hombres que buscaron un mundo distinto, una sociedad diferente, y pagó con su vida esa lucha. Hay que agradecer profundamente a Urbano Brihuega que haya recuperado esta figura. Que la haya sacado del ostracismo, de las tinieblas en las que la sepultó la dictadura. Un gran ejercicio de recuperación de la memoria histórica. Felipe Loeches Gismero es una víctima del franquismo. Jesús Loeches también. Y como víctimas del mismo, y siguiendo el camino trazado en otros países, constantemente aplazado en el nuestro, tenemos que pedir verdad, justicia y reparación para ellas. Gracias Urbano por rescatar a Felipe Loeches a través de su hijo.

Julián Vadillo Muñoz
Cátedra Complutense de Memoria Histórica del siglo XX
Universidad Complutense de Madrid
13 de julio de 2015

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