Nuestro futuro, nuestra pensión pública

La precariedad viene instalándose en nuestra sociedad, haciéndonos sentir menos optimistas sobre nuestro futuro individual y colectivo. Cuando se ensancha, más y más, la brecha entre pobres y ricos, la oportunidad de una vida digna genera un gran mar de dudas que nos invita a mirar hacia otro lado, para mantener un mínimo de felicidad mientras desarrollamos nuestro frágil proyecto de vida. Un proyecto cada vez más condicionado por egoísmos exógenos que inciden de manera creciente en nuestras vidas: Este es el panorama que la gran mayoría de las personas de clase trabajadora sufrimos.

El presente es sombrío, ¿y el futuro? Mucha gente trabajadora, instigada por la propaganda del sistema capitalista, está cada vez más convencida de que cuando alcancen la edad de jubilación -en 2027 se situará en 67 años- la cuantía de su pensión será insuficiente para poder subsistir. ¿Debemos tolerarlo? No, las pasadas generaciones de trabajadores y trabajadoras le arrancaron al capitalismo beneficios, al margen del salario, para mejorar sus vidas y las de su gente: ese es un patrimonio que -como mínimoestamos obligados a conservar.

Ahora, cuando la correlación mundial de fuerzas parece que se decanta, falsamente, hacia el capitalismo, éste se cree con derecho de arrebatarnos nuestros logros de clase anteriores, planteando -desde los noventa- una sutil batalla para convertir los derechos de protección social conseguidos -durante tantos años de lucha- en un negocio con el que acumular más capital. Progresivamente, utilizando todo el aparato del estado nos encamina a trabajadores y trabajadoras, en el tema de las pensiones, hacia la desposesión de los recursos de subsistencia en la última etapa de nuestras vidas.

Con cada reforma realizada (2011, 2013, 2021, 2022 y 2023), con cada comisión parlamentaria (Pacto de Toledo), a base de inocular temor y coacción, pretenden empujarnos hacia la senda de la privatización de las pensiones -privadas o de empresa-, con el inestimable tartufismo de CCOO-UGT. No debemos permitirlo.

Nuestra pensión pública -fruto de toda una vida de trabajo y explotación- es uno de los objetivos que el capitalismo -con diferentes caras- intenta arrebatarnos o, cuanto menos, modificar sustancialmente para su beneficio egoísta. Sí, son esas mismas pensiones que en un momento de la historia sirvieron a los capitalistas y sus cómplices para contener el avance de la clase trabajadora y sus organizaciones, en un marco de reconstrucción del mundo que ellos mismos habían destruido, pretendiendo acabar así los enfrentamientos interclasistas que condujeron a millones de personas trabajadoras a la tragedia y la aniquilación.

Día a día, CNT sigue activa, sentando las bases de nuestro futuro mundo ideal, pero mientras esto ocurre, no olvidamos la lucha diaria en los centros de trabajo y en el seno de la sociedad por una subsistencia digna y de calidad dentro del marco económico y social impuesto y guiado por el insaciable apetito de dominación por parte de una minoría.

Entendemos que ahora nuestro combate por las pensiones tiene que fijarse en los actuales y futuros trabajadoras y trabajadores en activo. No olvidamos la contribución de las actuales pensionistas, ni su modélica lucha por las pensiones publicas de reparto.

No olvidamos a más de tres millones de pensionistas en riesgo de pobreza, por eso reivindicamos una pensión mínima digna. No olvidamos a las mujeres pensionistas con las que combatimos y combatiremos a favor de la eliminación de la brecha de género, igual que lo hacemos con las trabajadoras en activo, para que desaparezcan, de una vez por todas, las diferencias de género económicas, sociales y culturales. Estas son a nuestro entender, junto a una sanidad de calidad y a un plan público de soluciones residenciales a corto plazo, dotado de los recursos necesarios, para personas mayores dónde sean tratadas con dignidad y respeto a su autodeterminación, acorde a sus necesidades psicofísicas, algunas claves de la lucha presente de los pensionistas a la que, como sindicato, nos sumamos.

Priorizamos la lucha de los trabajadores/as en activo por las futuras pensiones públicas, entendiendo que deben ser quienes, en primer lugar, tomen el control y la iniciativa para evitar que el capitalismo y sus cómplices acaben con el sistema público de pensiones, lo privaticen y lo integren activamente dentro del capital especulativo financiero, que lo único que provoca es fuerte desestabilización en el mundo del trabajo, grandes fluctuaciones a la baja de los salarios y gran nivel de deslocalización de las empresas hacia países con menor nivel de protección laboral.

-Debemos evitar y revertir los planes de pensiones privados de empresa en aquellos sectores que el capital, el estado y los sindicatos colaboracionistas traten de imponerlos ya que éstos son la puerta hacia la privatización de las pensiones públicas.

-Debemos revertir la edad de jubilación, impuesta progresivamente desde finales del siglo pasado por los distintos gobiernos al servicio del capitalismo, hasta situarla en una primera fase en 65 años para progresivamente caminar hacia los 60 años con 30 años cotizados.

-Debemos evitar que la tasa de reposición de las pensiones nuevas se sitúe por debajo del 85% del último salario. -Debemos conseguir que la pensión mínima y el salario mínimo sea mayor que el 60% del salario medio del país, lo que supondría en este momento, 1.275 €.

Estas y algunas razones más nos obligan a luchar tanto en las calles, como en los centros de trabajo, no debemos olvidar que el salario de hoy es la pensión del mañana lo que convierte al salario y a la pensión en las dos caras de la misma moneda: nuestra subsistencia y la de nuestras familias.

Por ello convocamos a la clase trabajadora, en general y a nuestra afiliación de CNT, en particular, a secundar la manifestación del próximo:

28 de octubre, a las 11:00 horas

en Madrid (desde Atocha a Sol)

En defensa del sistema público de pensiones. CNT nos vemos en el bloque de sindicatos combativos, tras el bloque de movimiento pensionista.

Llevemos nuestras banderas en señal de apoyo.

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