Para una economía social, destruyamos la propiedad

COLUMNISTAS | JOSÉ LUIS VELASCO

Una vez más el Capitalismo
internacional celebró el Foro Económico
Mundial en la ciudad Suiza de Davos el 22 de enero de 2014, para constatar el
vigor propagandístico panfletario del mismo y reconocer la absoluta inutilidad
del capitalismo para dar satisfacción a las necesidades económicas de la
sociedad.

A la vez que reconocen cínica e hipócritamente su ignorancia y la
estupidez de la falsa doctrina económica capitalista, a la que solo consideran
como dogma y auto de fe para la defensa de sus particulares intereses de poder
y riqueza. Sin que un solo dato de la realidad económica y social avale y
defienda sus políticas económicas con una validez para el conjunto de la
sociedad, sino todo lo contrario.

Su única preocupación es que la pobreza,
desigualdades y miserias de la población pongan en riesgo sus sistemas de
gobierno y explotación, con la inestabilidad social y política de las manifestaciones
y protestas sociales reclamando la justicia económica y social.

No les preocupa la existencia de más de
200 millones de parados en el mundo, ni los más de 100 millones de jóvenes
desempleados, ni que en 2013 los parados hayan aumentado en más de 6 millones
de personas. Tampoco les inquieta que 85 individuos tengan tanta riqueza como
3.570 millones de personas, o que la mitad de la riqueza mundial esté en manos
del 1%, y que en España los 20 más ricos tengan más riqueza que el 20% de la
población más pobre, unos 9 millones de personas. 

Las estupideces panfletarias
capitalistas, sobre todo del Fondo Monetario Internacional (FMI), sobre el
crecimiento como única manera de creación de empleo y de riqueza social, se
convierten en mentiras con los datos de acumulación de riqueza en Estados
Unidos desde 2008 por el 1% más rico que ha acumulado el 95% del crecimiento
económico, y los datos previstos de crecimiento en España del Producto Interior
Bruto (PIB) del 0,6% para 2014 y el aumento del paro de forma continuada por
encima de los 7 millones de personas.

La economía social requiere otro
discurso, coherente y justo, de igualdad económica social, de orientación
económica al servicio de la humanidad. La destrucción de la propiedad de los
medios de producción y la socialización autogestionaria de los recursos económicos
con una finalidad común es primordial. Junto a la organización económica
federalista, de acuerdos libres e iguales entre partes libres e iguales, con
una finalidad común e igualitaria, de a cada uno según sus necesidades y de
cada uno según sus posibilidades.

El capitalismo y sus políticos han
mostrado al mundo su rostro de barbarie y de creación de pobreza, sus falsas y
mentirosas propuestas esconden privilegios y riquezas para unas minorías, sus
recetas de poder, de propiedad, de mercado, de competencia, de autoridad y
jerarquía solo generan pobreza y miseria.

La sociedad tiene que cambiar, caminar
para destruir el capitalismo y el gobierno, caminar para construir una economía
que distribuya toda la riqueza social de forma justa y equitativa, por igual,
una economía comunista, autogestionaria y federalista: el comunismo libertario,
una economía para satisfacer todas las necesidades de la sociedad, gestionada
por los propios trabajadores en propiedad social, ni estatal ni privada. La
honestidad y humanidad intelectual de todos aquellos que conocen de la economía
y del conocimiento sería una aportación fundamental y sobre todo ética.

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