Sin pan y a trabajar

Secretario General de la CNT | Imagen: KK ENTERTAINMENT | Extraído del cnt nº 422

Las medidas para combatir la precariedad laboral del Gobierno de Pedro Sánchez, tales como la subida del Salario Mínimo Interprofesional o la introducción del registro horario en las empresas, han desplazado la cara más cruda de nuestra realidad laboral. Todos los cambios legislativos recortando los derechos de las personas trabajadoras, los acuerdos sobre negociación entre patronales y sindicatos mayoritarios, etc., solo han conseguido empobrecer a la clase trabajadora. A día de hoy nuestra clase trabajadora sigue teniendo una grave lacra social incrustada. Hablamos de una población de más de 3 millones de trabajadores pobres.

Más de 3,3 millones de personas de clase trabajadora vienen subsistiendo los últimos años desde el inicio de la crisis económica de 2007, mientas alternan situaciones de paro y empleo precario. A lo largo del año una parte signicativa de la población permanece atada a una situación de paro crónico, del que apenas salen unas pocas semanas o meses para acceder a empleos con contratos temporales. Una temporalidad que, por otro lado y como atestigua el trabajo sindical de CNT en nuestro día a día, viene acompañada de una precariedad laboral extrema. Hablamos de horas extras sin remunerar, salarios por debajo de convenio o del propio salario mínimo interprofesional, sobrecargas de trabajo extremas y falta de medidas de seguridad y salud.

Las distintas prácticas de «Dumping Social» están generando una clase trabajadora tan empobrecida que no llega a pagar los costes de vida mínimos, para que un ser humano viva con dignidad.

Nuevas formas de explotación laboral cobran vida mientras otras más antiguas vienen desarrollándose de forma extrema. Es el caso de las plataformas digitales donde los falsos autónomos, un fraude a la contratación por cuenta ajena que desde el anarcosindicalismo se viene denunciando desde hace décadas, ha llevado a nuevos límites el signicado de explotación. Nuestra labor en casos como los «riders» de Glovo nos ha llevado a lograr que decenas de estos empleados sean considerados trabajadores por cuenta ajena de la mencionada plataforma de pedidos a domicilio.

Todas estas prácticas de «Dumping Social» están generando una clase trabajadora tan empobrecida que no llega a pagar los costes de vida mínimos, para que un ser humano viva con dignidad. En este contexto de pobreza y desigualdad, los colectivos más vulnerables siempre padecen la peor parte de la precariedad laboral. No en vano el paro crónico y los bajos salarios alcanzan cotas más elevadas en los colectivos de mujeres, inmigrantes, jóvenes.

Es importante que en las negociaciones colectivas, además de mantener una visión de clase, se haga un especial énfasis en medidas para combatir el paro estructural y la discriminación y desigualdad de género. Para nuestra organización viene siendo una prioridad a trabajar y, desde el pasado XI Congreso de 2015 CNT dispone además de una plataforma de negociación colectiva adaptada a estos objetivos. Una importante herramienta para nuestra negociación colectiva que, además, es de las pocas que integran, desde su origen, una perspectiva de género transversal en todo su contenido. Para nuestra organización la acción sindical de la empresa no debe perder nunca la perspectiva de clase, sólo así se puede garantizar que todas las luchas —por pequeñas que a veces parezcan— vayan siempre en aras de alcanzar avances sociales y una mayor conciencia de clase, entre los trabajadores y trabajadoras.

La acción sindical en las empresas no debe perder nunca la perspectiva de clase, sólo así se puede garantizar que todas las luchas —por pequeñas que a veces parezcan— vayan siempre en aras de alcanzar avances sociales y una mayor conciencia de clase.

La CNT viene defendiendo desde su fundación que es necesario un cambio profundo del sistema económico, social y político, este sistema que perpetúa la pobreza e imposibilita el progreso de la clase trabajadora. Para ello desde el anarcosindicalismo planteamos un modelo sindical de implantación en los centros de trabajo, que busca la participación directa de la plantilla, en la lucha por conseguir sus objetivos. Un sindicalismo que rechaza el concierto y diálogo social, que sólo favorece a la patronal y al Gobierno, que busca la máxima independencia económica y autonomía frente a partidos políticos. Sólo así, podemos aspirar a lograr avances profundos en la sociedad que eliminen de raíz la pobreza.

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