Tener la cabeza gorda, y su relación con la inteligencia

DOSIER Anarcofeminismo | EL CUARTO OSCURO | Extraído del cnt nº 426.

A mí me resulta muy simpático todo el movimiento feminista, y os explico los motivos. Hasta los años setenta mi conocimiento de los «derechos de las mujeres» era nulo. Recuerdo a un profesor de biología, don Miguel, que cuando explicaba la evolución del hombre, nos enseñaba unos dibujos de simios con la cabeza cada vez más grande, y cada vez más listos, haciendo herramientas. El tamaño del cerebro había ido creciendo con la inteligencia —decía—, y a continuación contaba el chiste de que las mujeres tenían la cabeza más pequeña que los hombres, y que, por lo tanto, eran menos inteligentes… ¿Y cómo era entonces que tenían mucha más soltura a la hora de defenderse con las matemáticas que yo, que tengo un enorme cabezón? Esa duda me la disipó a finales de los setenta mi madre: me dio a leer Solo para mujeres, de Marilyn French, un novelón que se centra en protagonistas femeninos, y que devoré pensando que me iba a revelar algo de las féminas a la hora de ligar, pues yo estaba más caliente que un pollo asao…

Pues esa novela fue la que me hizo reflexionar sobre el mundo femenino, sus carencias, sus deseos y anhelos, y la explotación a que están sometidas por parte de los hombres. De todos los hombres. Las protagonistas, eran burguesas norteamericanas de los años cincuenta, y pasearon ante mis narices sus vidas como criadas sin sueldo, sufriendo ignominias, depresiones y carencias, que para mí eran completamente ajenas. Me di cuenta a través de una novela, y de aplicar lo aprendido a la vida cotidiana, que las mujeres corren frente a los hombres, llevando lastre en los pies que les colocan no más nacen. Miraba la vida de mi madre, de mis abuelas, ni burguesas ni americanas, comparada con la de los varones, y me sentía triste…

En fin, tomé partido por las mujeres: me gustan mucho, son la mayoría oprimida más grande del mundo, compuesta por 3.800 millones de mujeres. ¿Cómo no voy a darles la razón? ¡La tienen! Sobran los hombres. Ellas solas han creado un gran movimiento social heterogéneo, multifactorial, lleno de tendencias, que sin crear partidos políticos, sin participar en elecciones, sin organizar guerrillas redentoras… Han cambiado nuestra manera de ver el mundo, de tal manera que ahora mismo puedo decir con total seriedad, que los hombres tenemos que echarnos a un lado y cederles el paso. Y que tener la cabeza más gorda no nos da más inteligencia, imbéciles.

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