Asesinato en la gran pantalla

COLUMNISTAS | ANTONIO PÉREZ

Llenos están los cielos y la tierra de
la propaganda de la película El quinto
Poder
(The Fifth State, Bill
Condon, EEUU, 2013). Desde hace un año, llenos están de incitación al asesinato
de Julian Assange, el portavoz de Wikileaks.

Un auténtico héroe al que
Hollywood difama como “visionario, mesiánico, patológico, infernal, furioso, violador,
delincuente sexual, egolátrico, apátrida, insensible a la vida humana”, sarta
de insultos que los publicistas gringos resumen calificándole de “megalómano
obsesionado con el poder” etiqueta que, traducida al buen romance, significa ‘un
valeroso radical que sabe distinguir entre el Poder y sus máscaras’.  

Hasta ahora, la transnacional
Pentágono-CIA-Hollywood embrutecía al mundo mediante bazofias cinematográficas
que eran pura propaganda de sus policías de gatillo alegre, sus mercenarios
genocidas, sus comedias con mensaje facha, sus psicopáticos presidentes, etc.
pero rara vez se adelantaba a los acontecimientos. Con este anuncio de dos
horas al que llaman
película, ese
sindicato del crimen no se contenta con tergiversar la Historia sino que quiere
hacer historia preparando al mundo por si los gringos consiguen asesinar a Assange.   

Como dijeron años ha, es un pequeño paso
en el arte pero un gran paso en la conspiración contra la verdad y contra la
vida. Dicho sea de paso, una conspiración en la que colabora ese reptil de oro especializado
en poner cara de tonta a la rebeldía, el actor que atiende por Daniel Brühl, el
Puig Antich del infame film Salvador
(Roures-Huerga 2005), aquel pasteleo del trotskismo caviar que hizo caja
convirtiendo el garrote vil en una lacrimosa cura de sueño.   

Assange denunció que El quinto Poder –el cuarto dizque era la
prensa en papel- atentaba contra la verdad de Wikileaks y contra su persona
física. Parece obvio que Assange tiene algún derecho sobre su propia imagen
pero Hollywood se lo niega hasta el extremo de negarle la vida. Y esos
intelectuales bocazas que tanto cacarean por sus derechos de autor y que tanto
rebuznan si les fotografían por su lado malo, ahora están colaborando
entusiásticamente en un asesinato. Pues sepan, mamporreros del crimen, que con
esta película llenarán su cazo como acostumbran pero esta vez no será con
imágenes rotas sino con sangre inocente.

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