Crónica de la charla del sábado 20 de febrero en Pilar de la Horadada

El pasado sábado 20 de febrero se celebró en los locales de la CNT en Pilar de la Horadada una charla comentada a cargo del insigne compañero Cayetano Zaplana Zapata, decano de nuestra Federación Local.

Cayetano hilvanó una narración en primera persona que tuvo en vilo a los numerosos asistentes desde el comienzo hasta el fin. El ponente hubo de servirse prácticamente en exclusiva de su portentosa memoria, ya que le resultaba casi imposible apoyarse en las anotaciones que traía a modo de guión debido a lo mermado de su visión. Los que allí nos congregamos escuchábamos en silencio la potente transmisión de sus palabras, llenas de la crudeza y la clarividencia que sólo las vivencias de un protagonista puede inferirles.

Fueron analizados por el compañero Cayetano los antecedentes del treinta y seis, la breve singladura de la república española, el triunfo en las urnas de las derechas, los sucesos de Asturias, y más en la cercanía, la exitosa incidencia de una huelga general de tres días de duración que paralizó la ciudad de Cartagena como protesta ante el pisoteo sistemático que por aquel entonces sufrían los derechos de los trabajadores, y de la que, por cierto, muy bien podríamos hoy tomar nota como ejemplo de arrestos de aquellas épocas, que sin ser en realidad tan lejanas en el tiempo, ni tan diferentes los perjuicios que sobre los trabajadores se siguen infringiendo, sí que por desgracia es infinitamente distinta la respuesta que hoy a ellos ofrecemos, por inexistente, pueril y hasta cobarde. ¿Qué pensarían de nosotros aquéllos que preferían la muerte a la humillación? En fin, no creemos que haya debate: todos en nuestro fuero interno conocemos la respuesta.

Volviendo al tema central de la charla, Cayetano nos explicó cómo se recibió en Cartagena, en el seno de nuestra Organización, la noticia del levantamiento militar. La parte más interesante, a nuestro juicio, de la conferencia, residió en el análisis que hizo Cayetano acerca de la crucial influencia que el régimen estalinista soviético ejerció en todo momento sobre el gobierno de Negrín. Tanto es así que no había directriz o actuación alguna de las tropas republicanas gubernamentales que no estuviera dirigida férreamente desde Moscú, como si se tratase de un juego de estrategia bélica que tenía por objetivo una demostración de fuerza ante la Alemania nazi, posicionada en favor de los traidores golpistas, y ante el eje franco-británico que, desde la distancia y sin atreverse a intervenir, observaba todo ello cual espectador mudo. Negrín y sus correligionarios fueron únicamente unos monigotes al servicio de la causa rusa que, incluso antes del final de la contienda, tuvieron como deshonrosa recompensa la puesta a su disposición de aviones rusos para posibilitar su precipitada huida de España, dejando a los combatientes fieles a la república, entre ellos a toda la militancia anarquista, abandonados a su suerte.

Para concluir, y reproduciendo una de sus frases, mucho se ha escrito sobre la guerra de España. Sin embargo, ningún historiador o filósofo podrá explicar nunca en su obra el drama que supone para un muchacho de apenas veinte años sufrir en sus carnes el hambre, la miseria, la constante pérdida de compañeros, igual en el frente que en actos de sabotaje como el sufrido por el acorazado Jaime I que tuvo como consecuencia trescientos muertos, la mayoría de ellos miembros de nuestra Organización, o el terrible exilio en un campo de concentración norteafricano. Siempre que Cayetano quiera, será para nosotros un enorme privilegio poner oídos atentos y tomar nota mentalmente de todo lo que él tenga a bien transmitirnos.

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