EDITORIAL: Anticapitalistas, por supuesto

EDITORIAL | Secretario General de la CNT | Ilustración de El Bellotero | Extraído del cnt nº 432

Parece que fue ayer cuando luchábamos por la jornada laboral de 35 horas. Con el convencimiento de que se podría sacar la misma producción dedicando menos tiempo dados los avances organizativos y técnicos. ¿Cómo no íbamos a tardar menos tiempo en hacer nuestro trabajo si ahora disponíamos de ordenadores y máquinas que nos hacían el trabajo menos penoso y más eficiente? Era de pura lógica que cada vez íbamos a trabajar menos y en mejores condiciones. Pero lo que no tuvimos en cuenta, en nuestro optimismo, era el problema de fondo y es que el sistema capitalista se basa en la explotación de la clase trabajadora.

La explotación en el trabajo no se circunscribe a una región o estado si no que siempre se ha dado a nivel global. Es por eso que nuestra organización siempre ha hecho gala de su carácter internacionalista. La CNT siempre ha sostenido la idea de la organización de la clase obrera unida de todo el mundo, ya que siempre tendremos los trabajadores y trabajadoras, seamos del país que seamos, un mismo problema común: la explotación a la que nos somete el capital. Como parte de esa lucha global nuestra organización se federa con el resto de organizaciones sindicales que conforman la CIT dándole la dimensión necesaria a la lucha proletaria.

Se le atribuye a Julio César la famosa frase «divide y vencerás». El poder siempre nos quiere divididas y así poder derrotarnos. No quiere que caminemos en unión combatiendo la desigualdad y nos coloca fronteras con las que separar a trabajadores y trabajadoras, fomentando la xenofobia. Es triste ver cómo personas de la misma clasede un lado de la frontera, miran con antipatía a las del otro lado, considerando que suponen una amenaza para sus puestos de trabajo. Estos trabajadores y trabajadoras creen que las que están al otro lado les van a quitar el sustento y no llegan a ver una alianza para luchar contra quienes sí les quitan trabajo y derechos laborales: los capitalistas.

La solución no es otra que la aplicación de los Principios del anarcosindicalismo: internacionalismo, anticapitalismo y solidaridad. Sólo así saldremos de esta barbarie y conseguiremos un mundo más humano en el que la explotación de la clase obrera sea sólo un recuerdo del pasado.

Por su parte, el capital sí cruza alegremente las fronteras en busca de condiciones laborales cada vez más míseras y es por eso que debemos entender nuestra lucha de manera amplia, no limitándonos a nuestro entorno cercano y hemos de pensar de manera global, ya que el capitalismo así lo hace en su intento de esclavizarnos. Se habla mucho de los problemas surgidos en la frontera de Ucrania, guerra claramente impulsada por la maquinaria capitalista, pero apenas oímos o leemos sobre la frontera de Rojava. Afortunadamente tenemos un compañero del SOV de Madrid que nos está informando in situ y al que me gustaría, aprovechando esta columna, dar las gracias por ser nuestros ojos en esa parte del mundo y así poder conocer de primera mano los problemas de aislamiento que está sufriendo esa federación. Gracias y mucho ánimo compañero.

El reparto de la riqueza, que nos arrebata el sistema capitalista, debería ser el objetivo prioritario de una sociedad avanzada, pero en la sociedad en que vivimos se fomenta todo lo contrario. Según el World Inequality Report de 2022 «el 10% más rico de la población mundial posee el 52% de los ingresos globales mientras que la mitad más pobre de la población mundial ingresa el 8,5%.»

Continuamente nos tropezamos con consignas del sistema que nos instan a competir. Quieren que compitamos, a ver quién puede trabajar más horas por menos sueldo. Pero es más razonable cooperar entre nosotros y nosotras, para ver cómo trabajar menos para que podamos trabajar todos y todas y así poder garantizarnos una vida digna.

Aunque nos encontremos transitando un período muy difícil en el que el capitalismo nos lleva a toda velocidad hacia la catástrofe, aún tenemos solución para ello. Y la solución no es otra que la aplicación de los Principios del anarcosindicalismo: internacionalismo, anticapitalismo y solidaridad. Sólo así saldremos de esta barbarie y conseguiremos un mundo más humano en el que la explotación de la clase obrera sea sólo un recuerdo del pasado.

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