“La caridad actúa como anestésico de la contestación social”

Entrevistamos a Julio Reyero, compañero de CNT Transportes, a raíz de su nueva gira de conferencias sobre «Las instituciones caritativas de la Iglesia: la limosna envenenada». Un ejercicio crítico en el que se destapa ese lavado de cara que ejerce la Iglesia Católica a través de la caridad.

D. Font | Periódico CNT

Fotografía: Barrio Canino

Pregunta.- ¿Qué papel juega la caridad en el
mantenimiento del status quo?

Respuesta.- Su relevancia está en su capacidad de actuar como
anestésico de la contestación social y lo hace en dos vertientes. Por una parte
atenúa las probabilidades de una revuelta cuando una parte de la población no
encuentra satisfechas sus necesidades más primarias, y por otra desarrolla una
campaña de recuperación del prestigio de los grandes empresarios, al ser
colaboradores principales de las instituciones de caridad, combatiendo de este
modo el desarrollo y la extensión de la conciencia de clase. Esto afecta de
manera directa a la organización de la respuesta a las agresiones diarias que
los gestores de la Iglesia, el Estado y el Capital nos dedican.

P.- En tus artículos hablas de la caridad como precepto religioso. ¿El
vínculo con la Iglesia es muy estrecho?

R.- Más que estrecho, es total, porque la caridad es un mandato
divino. Y lo es en el cristianismo (de cualquier tipo), en el islam, el judaísmo
o el budismo. La Iglesia, que no es más que la organización de una
interpretación del cristianismo, lo asume como uno de sus principales dogmas,
una “virtud teologal”, dedicada a la penetración social de su mensaje divino
particular.

P.- La iglesia habla de solidaridad y al mismo tiempo intenta echar a gente que ha ocupado casas vacías de su
propiedad.

R.- Ha ocurrido con una congregación de monjas de Valladolid y no es el
primer caso. También es conveniente recordar que con los más de mil pisos que la
Comunidad de Madrid les ha donado para alojar a gente “desahuciada” están
haciendo un bonito negocio. Los alquilan a un precio alrededor de 200 euros y
no lo hacen si la persona que lo solicita no tiene ingresos. Algunos de estos
pisos para “caridad” fueron desalojados por la policía nacional. Hay que tener
en cuenta que “hipocresía” es casi un sinónimo de religión.

P.- ¿Qué papel juega la “beneficencia” como mecanismo para esquivar al
fisco y blanquear la imagen de grandes empresas y empresarios?

R.- Pues ha sido una de sus coartadas estrella hasta el punto de que
parte de la corrupción de la familia real se ha realizado a través de un
instituto (Nóos) dedicado a estos menesteres, como ahora sabemos. En el caso que nos ocupa,
el de la beneficencia cristiana, Amancio Ortega (Inditex), Juan Roig
(Mercadona), Abel Matutes (Grupo Matutes, multinacional Fiesta Hotel Group),
Rafael Arias Salgado (Carrefour España), lavan su imagen primero con una
colaboración entusiasta con las organizaciones caritativas, y recuperan su
dinero después a través de una desgravación fiscal del 35% (el gobierno quiere
que sea el 100%). Además de esto, en el caso de los productos de alimentación
de las cadenas de supermercados, se están ahorrando los costes de eliminación
de los productos caducados o a punto de hacerlo. Si además sumamos el aumento
de ventas que producen campañas como la “operación kilo”, el negocio no puede
ser más redondo, directamente proporcional a su desvergüenza.

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