La chispa revolucionaria del activismo climático

DOSIER: ¡A la calle! | Foto «Protesta del 29 de Octubre en la sede de BMW, en Múnich, para denunciar el greenwashin» (rebelioncientifica.es) | Extraído del cnt nº 434.

La vida en la Tierra agoniza ante nuestra atónita mirada. Según los últimos estudios científicos, la globalización industrial es responsable de la superación de 6 de los 9 límites de seguridad para la vida en nuestro planeta. Entre ellos destacan la próxima superación de 1.5 grados de calentamiento global (seguramente antes de 2030) y el consiguiente caos climático, el desencadenamiento de la Sexta Extinción masiva de especies y la ruptura de varios ciclos de autorregulación de la Tierra. Sabemos lo que esto supone: muerte y sufrimiento a una escala jamás vista. Y no, esto no lo va a solucionar la ciencia ni la tecnología, simplemente porque esta civilización crea más problemas y más grandes de los que es capaz de solucionar.

Las instituciones han fracasado en la más básica de sus funciones, que debería ser salvaguardar el derecho a la vida de su población. Ya nadie está a salvo, ni tú, ni yo, ni nuestras familias, ni nuestro territorio, todo aquello que amamos está en peligro. Siento decir esto, pero a mí ya no me queda esperanza, solo me queda la rabia. Porque los gobiernos son lacayos de las élites financieras, cuya codicia es más grande de lo que nuestro planeta es capaz de soportar. Mientras el mundo se derrumba, ellos baten records de beneficios cada año a costa de explotar nuestros cuerpos y nuestra tierra. Este sistema está profundamente corrupto y corrompe todo aquello que toca. Por eso estamos fracasando nosotras también, porque seguimos jugando con sus reglas y perdemos el tiempo peleándonos por las limosnas que nos arrojan con desprecio. Porque nos venden su basura y se la seguimos comprando. Aceptamos una idea de progreso humano que nada tiene que ver con la realidad: somos solo unos animales narcisistas que un día descubrieron el petróleo -y otros combustibles fósiles- y dejamos que unas élites corruptas usaran la ingente energía fósil para enriquecerse y llevar la destrucción a cada rincón de la Tierra. Dejamos que construyeran una cortina de humo hecha de comodidades y tecnologías alienantes, mientras nos lo robaban todo, incluyendo nuestra dignidad. Perdemos la dignidad cada vez que nos conformamos ante las injusticias tan sangrantes que van creciendo en el mundo, porque los más vulnerables siempre acaban siendo los primeros en pagar la factura ante nuestra pasividad. Permitimos la tortura masiva de animales y su exterminio a nivel industrial, permitimos que el colonialismo fulmine sociedades pacíficas del Sur Global y que arrasen sus tierras ricas en biodiversidad, permitimos que nuestras vecinas sean explotadas y pasen hambre.

El neoliberalismo, el patriarcado y el neocolonialismo crecen como un cáncer en nuestro planeta, imponiendo sus leyes infames. Pero su tiempo también se acaba porque, por mucho que se nieguen a aceptarlo, no es posible el crecimiento infinito en un planeta finito

Pero esta historia está llegando a su fin y los momentos decisivos se acercan. El neoliberalismo, el patriarcado y el neocolonialismo crecen como un cáncer en nuestro planeta, imponiendo sus leyes infames. Pero su tiempo también se acaba porque, por mucho que se nieguen a aceptarlo, no es posible el crecimiento infinito en un planeta finito. El desarrollo industrial global ha llegado a su cénit y los límites del planeta anuncian un gran cambio de ciclo. La crisis (multisistémica) de materiales, la energética, la ecológica y la climática nos están despertando a una durísima realidad en esta década: interminables crisis económicas, sanitarias y alimentarias, además de militarización, fascismo y represión para gestionarlas. ¿Estaremos a la altura de las circunstancias? ¿Aprovecharemos esta oportunidad histórica para ponernos de parte de la vida en su lucha contra el capital? ¿Conseguiremos emprender una transición ecosocial hacia un sistema que ponga la vida en el centro o nos hundiremos en la barbarie hacia la extinción? Tenemos la responsabilidad colectiva de resistir.

El movimiento por la justicia climática ha tomado su decisión: ante el colapso ecosocial, luchará hasta el final. Un movimiento diverso, rico en imaginación y dispuesto a cuestionar las bases mismas de este sistema criminal. En 2018, Fridays For Future (FFF) y Extinction Rebellion (XR) surgieron para revitalizar el movimiento ecologista mundial, que había caído en las dinámicas del sistema con bastante marginalidad y autocomplacencia. Mediante la resistencia civil masiva, XR consiguió la declaración de emergencia climática y la celebración de asambleas ciudadanas por el clima en diversos países, empezando por el Reino Unido, donde bloquearon el centro de Londres durante dos semanas, con un saldo de más de 1000 detenciones por desobediencia civil noviolenta. Con sus huelgas y manifestaciones juveniles, FFF extendió la preocupación y una sensación de urgencia en la población. En 2022 el movimiento se ha diversificado y, sobre todo, se ha radicalizado. Grupos afines a Just Stop Oil (Reino Unido), dentro de la Red A22, y otros grupos descentralizados a nivel mundial, han logrado gran impacto mediático con acciones de alto nivel de disrupción noviolenta sostenida en el tiempo.

Tirar pintura sobre obras de arte no es más que la punta del iceberg entre otras muchas acciones: bloquear aeropuertos y jets privados, bloquear autopistas, bloquear refinerías de petróleo y su suministro, tapar agujeros de campos del golf con cemento, tirar pintura sobre edificios gubernamentales y empresariales, etc. Las consecuencias de estas acciones: multas y cárcel. Cientos de personas del Norte Global han pasado por la cárcel por protestar pacíficamente contra la crisis ecosocial en los últimos meses. Se unen así a una lista interminable de defensoras medioambientales reprimidas y asesinadas en el Sur Global. Somos una generación dispuesta a sacrificar su propia libertad por evidenciar el conflicto CAPITAL contra VIDA, porque ¿cuánto vale nuestra libertad en comparación con las amenazas a las que nos enfrentamos?

Frente a la opresión, intentamos inspirar un espíritu de rebeldía escondido entre tanto miedo, tanto conformismo y tanto cinismo. Intentamos encender la mecha de una revolución que sabemos que solamente puede llevar a cabo la clase obrera unida, liderada por las mujeres y las diversidades, todas las desposeídas.

Yo mismo he participado en varias acciones de este tipo, con Rebelión o Extinción (XR España), Rebelión Científica y Futuro Vegetal, y me enfrento a varios juicios con posibles penas de prisión. El pasado 6 de abril, medio centenar de científicas y activistas le lanzamos pintura biodegradable al Congreso de los Diputados, evidenciando el baño de sangre que están permitiendo. También viajé a Alemania este otoño a una campaña de disrupción continuada durante tres semanas, que me llevaría a mí y a otras 15 compañeras científicas activistas (6 españolas) a prisión preventiva durante una semana. En la última acción, cometimos la osadía de ir al núcleo de la opulencia automovilística alemana, el museo BMW Velt en Munich, y lanzamos miel de caña (una sustancia pegajosa con aspecto de petróleo) a varios coches lujosos y les pegamos artículos científicos que demostraban que el futuro industrial que intentan vender es una farsa. Al final, nos pegamos con superglú al coche más simbólico y esperamos a ser detenidas mientras cantábamos nuestra rabia y nuestro dolor por este planeta que se muere.

Con la acción directa no violenta a cara descubierta apelamos a la dignidad humana. Frente a la opresión, intentamos inspirar un espíritu de rebeldía escondido entre tanto miedo, tanto conformismo y tanto cinismo. Intentamos encender la mecha de una revolución popular que sabemos que solamente puede llevar a cabo la clase obrera unida, liderada por las mujeres y las diversidades, todas las desposeídas. La esencia del pueblo reclamando el poder que siempre le ha sido negado. El poder para construir un mundo en el que merezca la pena vivir, por el que merezca la pena luchar. Ese mundo que nace en el corazón de cada niña y está deseando florecer en nosotras. La revolución será una revolución de los cuidados, una revolución de la humildad, de reconocer que somos una especie frágil como otras, de agradecer y ayudar a regenerar esta naturaleza que nos nutre, en vez de intentar imponerle nuestra voluntad. Y no estamos solas en esta lucha, somos parte de las fuerzas de la naturaleza que están despertando y que no pararán hasta frenar el daño producido. Somos naturaleza defendiéndose a sí misma. Y en este difícil camino, el amor es nuestra resistencia. Eso es algo que jamás podrán comprar. Después de todo, la fraternidad empieza con el dolor compartido, como decía Ursula K. Le Guin. La comunidad se hace en la lucha, y si todo lo que amamos está en riesgo, nuestra apuesta tiene que ser coherente con este hecho. Este es el momento, la misión es nuestra. Amor y furia.

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