La lucha obrera en hostelería como «menú del día»

SINDICAL | Foto: Piquete frente al restaurante On Sushi, por CNT Aranjuez | Extraído del cnt nº 431

On Sushi Grupo empresarial Bambú, dedicado a la hostelería, con restaurante en Aranjuez, despidió el pasado 11 de octubre de 2021 a una trabajadora, compañera del sindicato. El motivo del despido: motivos disciplinarios, lo que traducido quiere decir: despedir con acusaciones falsas, para reprimir cualquier intento de reclamar los derechos mínimos en el trabajo. El motivo principal y único del despido fue no ser dócil y sumisa a jornadas eternas, sin los descansos ni los permisos correspondientes y todo ello mediante contratos que reconocían una categoría, pero los trabajos realizados se correspondían con otra categoría más elevada.

La trabajadora, ante la necesidad de los ingresos, tuvo que soportar unas condiciones laborales que no tenían nada que ver con lo recogido en el contrato. Las jornadas se alargaban hasta que se iba el último cliente, se hacía caja y el local quedaba limpio y preparado para la siguiente jornada, así un día tras otro, acumulando horas extras que, claro está, no cotizaban ni se cobraban y descansando por debajo de lo regulado legalmente. Esta situación de agotamiento físico y mental llevó a la trabajadora a sufrir problemas de ansiedad que la imposibilitaron para desarrollar el trabajo, pasando a la situación de baja médica. En esta situación, la trabajadora decidió que su salud era lo primero y para recuperarla no solo era necesario el tratamiento médico, sino también la reclamación de sus derechos en el trabajo, descansar adecuadamente y desarrollar solo los trabajos para los que había sido contratada. La compañera redactó un escrito en el que reclamaba todos los derechos incumplidos por la empresa, para cuando se volviera a reincorporar al trabajo.

La empresa consideró un desafío intolerable reclamar derechos y decidió prescindir de la trabajadora mediante un despido disciplinario a la carta, nunca mejor dicho: un menú de imputaciones falsas de incumplimientos laborales que conducían a sancionar a la trabajadora con el despido.

Se iniciaron pues la vía sindical y la judicial para luchar contra el despido, buscando la readmisión de la compañera. La lucha se desarrolla también en la calle, con piquetes en el restaurante de Aranjuez y en otros establecimientos del mismo grupo en Pinto y Valdemoro.

En el primer piquete, realizado en el restaurante donde la compañera trabajaba, apareció el empresario en tono desafiante, insultando y encarándose a los compañeros y compañeras que estaban. Estas manifestaciones de violencia verbal y provocación las estamos viendo, cada vez con mayor frecuencia, y en el sector de la hostelería este hecho es especialmente grave, reflejo de la enorme precariedad y falta de organización de los trabajadores y trabajadoras del sector, lo que hace que la normativa laboral del sector no sea más que papel mojado, y las órdenes de los empresarios y empresarias sea ley.

En otro de los piquetes realizados en un restaurante, del mismo empresario, pero en otra localidad, nos encontramos con que la violencia y las amenazas no vinieron del empresario, sino de un grupo de jóvenes nazis, que recurrieron a la amenaza de la violencia y los insultos, para hacer desistir al piquete de su acción, sin conseguirlo.

Vemos como estamos acercándonos a un escenario cada vez más peligroso y conflictivo, en el que el auge de la extrema derecha, alentado desde las instituciones y los medios de comunicación, está dando sus frutos.

La organización de la clase obrera y su toma de conciencia es cada vez más urgente, y el tiempo corre en nuestra contra.

A pesar de todo, seguimos teniendo, en la hostelería y en todos los ámbitos, un menú con un único plato: lucha obrera.

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