“Lukashenko maneja Bielorrusia como su feudo personal”

Integrantes de la organización Cruz Negra Anarquista de Bielorrusia se encuentran realizando un Info-Tour solidario por parte de Europa Occidental con el fin de dar a conocer la situación que afecta a aquella zona ex-soviética, así como recaudar recursos para proseguir con su actividad.

Gladys A. | Periódico CNT

Se dice que es la última dictadura de Europa, dudoso honor que se une al de ser número uno en cantidad de policías (1442/100 mil habitantes), así como por tener la quinta mayor tasa de suicidios en el mundo. Hablamos de Bielorrusia, Estado de Europa Oriental independiente tras el colapso de la URSS en 1991, y que desde 1994 soporta el gobierno, elegido “democráticamente”, de Aleksandr Lukashenko.

El gobierno de Lukashenko tiene como objetivo central la concentración y mantenimiento del poder a través del control férreo de la población. En materia política y económica bien puede aparecer Bielorrusia como un Estado de corte liberal o post-soviético según lo que acomode o con quien convenga congraciarse (U.E. o Rusia). 

Todas estas razones generan una gran apatía en un basto sector de la población, en tanto que en otro sector se produce una activación contra Lukashenko, oposición en la que podemos encontrar fundamentalmente a nacionalistas liberales así como también a anarquistas. Y entre estas, un grupo que destaca es la Cruz Negra Anarquista (CNA), tanto por su trabajo como por la necesidad de éste ante el actual panorama en Bielorrusia.

Para adentrarnos en lo que ocurre en un estado donde la KGB (que aún se denomina así) sigue activa así como para conocer sobre las resistencias activas al gobierno, hemos aprovechado el viaje que está realizando un compañero de la CNA, Boris, por tierras ibéricas para hablar acerca de estas cuestiones.

Lukashenko

El actual presidente de Bielorrusia fue reelegido la última vez en 2010, obteniendo el 80% de los escrutinios. De aquellas elecciones aún queda el recuerdo de las 700 personas detenidas, de los periodistas agredidos y un ambiente tal, tras el recuento final, que la KGB fue congratulada por “salvar al Estado”, como nos cuenta Boris.

Tras las elecciones hubo algunas protestas, lo cual fue amortizado por el gobierno entregando algunas dádivas liberales para tranquilizar a quienes ven el proceso bielorruso con preocupación. Si bien Lukashenko “es más pro-ruso”, señala Boris, no es menos cierto que “en el actual contexto le interesa la Unión Europea, de la cual puede conseguir créditos y otros muchos beneficios. La UE trata de ganar influencia en la región y Bielorrusia es uno de los países claves en los que están intentando conseguir influencia. Quién sabe qué pasará luego, pues siempre está jugando entre UE y Rusia, viendo de qué lado podrá conseguir más beneficios.”

Como se vislumbra, “Lukashenko maneja Bielorrusia como su feudo personal”. Lo que en palabras del integrante de la CNA significa que “en gran parte el gobierno es lo que la Unión Soviética fue, tratando de mantener el mayor control posible sobre la población. Existe una situación de terror en la sociedad que viene del gobierno y la gente tiene miedo de éste y de la policía secreta [KGB].”

Apoyado en la KGB, Lukashenko se mantiene a la vieja usanza soviética. Al respecto, Boris, señala: “El nivel de represión es muy alto. Los intentos de parte del gobierno de controlar el activismo político es increíble, es muy difícil hacer cualquier cosa, pero aún así es posible. La gente continúa haciéndolo, pero el contexto limita mucha la actividad, porque tienes que tratar de hacerlo en secreto y al mismo tiempo tener una actividad pública.”

Parte del terror que se ejerce sobre la población se está dado también por el complejo sistema de prisiones, que prácticamente no ha cambiado desde la época soviética, y contra lo que lucha la CNA. Particularmente preocupante es este aspecto si se considera lo fácil que es caer entre las rejas en aquella región. 

Tras las elecciones puedes ir a la cárcel si eres encontrado culpable de “difamar o humillar al presidente”; o, si promueves “ideas que llaman a un cambio de régimen” (esto incluye fanzines políticos radicales); también si realizas actividades como parte de una organización que no ha sido registrada debidamente; y desde luego si organizas/participas en una manifestación sin permiso, lo que incluye las quedadas en Internet.

La oposición

La oposición ha ido perdiendo fuerza tras las últimas movilizaciones de 2010. Según nos cuenta Boris, “la mayoría de la oposición son partidos en el centro y la derecha, como los nacionalistas liberales. Hay algunos que son algo así como una especie de centro socialista, y algunos partidos conservadores. En el sector radical, sólo hay anarquistas. También hay algunos pocos que se consideran marxistas, y tienen sus propios clubes privados donde leen a Marx. Pero no puedes llamar a eso resistencia radical, sólo una masturbación intelectual.”

Una oposición que ha sido influenciada, aunque con escasa fuerza, por las movilizaciones que han sacudido el norte de África o las del tipo Occupy o 15M. Al respecto, nos cuenta el compañero de la CNA que “existe una obvia influencia, incluso entre los anarquistas. Pero esos movimientos basan sus actividades en manifestaciones abiertas y resistencia no-violenta, lo cual no es posible actualmente en Bielorrusia.”

Igualmente débil parece la construcción de una oposición desde el mundo laboral, toda vez que según nos cuenta Boris “sólo existe una gran unión, una federación de sindicatos. Básicamente están bajo el paraguas del gobierno casi todos los sindicatos del país, y juegan un rol pacificador de la gente mostrando a los sindicatos como un montón de burócratas. También hay algunos sindicatos independientes, pero están más o menos conectados con liberales nacionalistas, o sea conectados con políticos. Y eso es todo. No hay anarquistas por ahora en los sindicatos. Hubo un intento, más o menos exitoso por un tiempo, de crear un sindicato anarquista en los noventa, que logró unir un par de fábricas, pero colapsó y ahí acabó esa historia.”

Cruz Negra en acción

La CNA se encuentra trabajando especialmente de cara al movimiento anarquista en dos líneas.

Por una parte está dando apoyo a prisioneros anarquistas o afines. En particular, actualmente, se está trabajando con cinco compañeros prisioneros en diferentes clases de recintos, que han sido juzgados en un proceso bastante irregular. A esto se suma el hecho de que estos prisioneros políticos, reconocidos incluso por la UE, han rechazado firmar una carta de ex-carcelación extendida por el gobierno si es que estos se reconocían como responsable de los delitos imputados. Por motivos ideológicos estos compañeros no aceptaron.

Los compañeros en prisión actualmente apoyados por la CNA son: Aliaksandar Frantskievich (3 años en una colonia de régimen reforzado); Mikalai Dziadok (4.5 años, transferido a prisión); Ihar Alinievich (8 años en una Colonia bajo régimen reforzado, secuestrado en Moscú por la policía secreta rusa y posteriormente torturado en la cárcel de la KGB);  Artsiom Prakapenka (7 años de colonia bajo régimen reforzado); y, Jauhen Vas’kovich (7 años, transferido a prisión).

Esta serie de actividades son las que impulsa la CNA y para las que requieren financiación. Como apunta Boris, es importante para ellos realizar este Info-Tour pues “mucha gente está interesada en lo que ocurre en Bielorrusia. Esa era una idea, y la otra es recaudar dinero, porque no tenemos otras fuentes de financiamiento”, concluye el compañero de la Cruz Negra Anarquista de Bielorrusia.

 

RSS
Follow by Email
WhatsApp