Mercadona: radiografía de un conflicto permanente

Nuevos despidos en Valencia y Aranjuez evidencia una
clara política antisindical en la empresa. Convocada jornada de lucha estatal del 17 al 23 de febrero.

Redacción | Periódico CNT

La reciente denuncia pública
de CNT alertando de la existencia de un ERE encubierto por parte de la conocida
cadena de supermercados en diferentes puntos de la provincia valenciana, ha
vuelto a poner de manifiesto la política de despidos por parte de esta empresa
liderada por Juan Roig, todo ello a pesar del lavado de cara que pretende
ocultar su agresiva política laboral, tal y como ha sucedido con el reciente
anuncio a bombo y platillo en los medios de comunicación del nuevo convenio
colectivo para los próximos cinco años.

Lo que no se cuenta tan
alegremente es la constante sangría de despidos que Mercadona lleva a cabo por
todo el país. Centrándonos en los casos más recientes, y solamente en la
provincia de Valencia, el sindicato contabiliza más de 40 despidos en
diferentes localidades como Valencia, Alzira, Xàtiva, Cullera, Alberique, entre
otros. Todos ellos tienen un mismo denominador común: se trata de trabajadores
y trabajadoras con más de 20 años de antigüedad por los que la empresa de Juan
Roig trata de evitar el pago de indemnizaciones mediante la fórmula de despidos
disciplinarios.

CNT Valencia considera
que para todos estos casos la empresa «podría
haber puesto en marcha un Plan Interno de despidos para su plantilla más
antigua –para cumplir un plazo fijado hasta el año 2015- con la finalidad de
sustituirla por nuevos contratos más precarios que cumplan sus mismas
funciones», teniendo en cuenta casos similares ocurridos durante el verano en
otros centros de Córdoba y Ciudad Real. Todo ello, a pesar de que la cadena de
supermercados cerró 2012 con un aumento de un 7% sus beneficios.

El
miedo es una de las principales armas que maneja la empresa para ocultar estos
y otros muchos casos similares. Una forma muy simple y eficaz para Mercadona es
su funcionamiento mediante una red familiar, lo que hace que aunque un trabajador
o trabajadora sea despedido, es muy complicado que denuncie o se organice en el
trabajo teniendo en la empresa otros familiares trabajando dentro.

Por lo
pronto los trabajadores afectados en Valencia han decidido dar el paso de
organizarse en el sindicato, comenzando a hacer públicas «las situaciones de
acoso, represión y despidos injustificados que se están produciendo en el
interior de la empresa», tal y como relata el propio sindicato en un reciente
comunicado. De esta forma el sindicato ya ha realizado concentraciones en las
oficinas centrales de Valencia, así como en Xàtiva y Alzira, contando para ello
con la colaboración del sindicato de Vall d´Albaida. Asimismo se ha decidido
extender el conflicto al resto del Estado convocando a una jornada de lucha
para la semana del 17 al 23 de febrero
.

Mientras
tanto en Aranjuez, el sindicato denuncia el despido de una compañera bajo
falsas acusaciones, así como el despido de un transportista afiliado al
sindicato que trabajaba para el grupo Acotral, dedicado a la distribución de
sus productos. Cabe destacar en las concentraciones realizadas, el ahínco
puesto por los coordinadores de tienda para amedrentar a los trabajadores que
se intentaban solidarizar con los despedidos.

Las caídas al océano

Son
precisamente los coordinadores de tienda los principales encargados de ejecutar
esa política laboral diseñada desde las altas esferas de la empresa, y por la
que ya se cuenta una larga «lista de trabajadores despedidos y represaliados,
por bajas por depresión, con demandas por acoso y moobing», tal y como señala el
propio sindicato de Valencia, acumulando decenas de sentencias condenatorias
por este motivo.

A
través de las fichas de evaluación, los coordinadores se encargan de tener
controlada a la plantilla, conocer el grado de sometimiento de los trabajadores
al coordinador en cuestión, en definitiva, si guarda o no sumisión a la
empresa. Algunas fichas recibidas por el sindicato así lo atestiguan.

En
ellas, lejos de evaluar la aptitud de los trabajadores en su puesto de trabajo,
lo que persiguen es analizar la actitud hacia la empresa. De esta forma se
realizan preguntas acerca de lo que un trabajador piensa más allá de la
empresa, si tiene o no `legalitis´, si le importa o no lo que hagan los demás…
y todo ello bajo diferentes exámenes en los que aprobar o no son auténticas
pruebas de fuego para continuar en la empresa, o como se dice desde la propia
empresa: «evitar las caídas al océano».

Un
caso representativo de esta política de despidos basados en el mobbing por
parte de los coordinadores, es el sufrido por Toñi Melendez Mera. Esta gaditana
de 45 años, fue despedida tras ocho años y medio en la empresa, sin tener
alguna nota negativa en la empresa. Un despido disciplinario encubría una
situación en la que su edad, la reducción de jornada de la que disfrutaba por
tener a tres hijos pequeños a su cargo, y casada con otra trabajadora de la
empresa fue su sentencia. Tal fue así, que la misma suerte corrió su compañera
sentimental. Desde entonces se dedicaron a hacerle la vida imposible para que
aceptara el despido, «me trataron como a un perro», asegura en declaraciones a
este medio. Finalmente tuvo que aceptar una indemnización superior a la que le
correspondía pues su futuro en la empresa estaba muy lejos de volver a ser el
que era.

Desde
entonces Toñi no ha cesado en su empeño en dar a conocer su situación
públicamente, incluso fue invitada a un programa de TVE pero a última hora, la
presentadora del programa la llamó haciéndola ver que quien pagaba mandaba, y
que su opinión ya no era necesaria dar a conocerla.

Precisamente,
CNT Valencia a raíz del último conflicto, recuerda que hay trabajadores que
están siendo denunciados por la empresa, ya que parece ser que la empresa
obliga a los trabajadores que son despedidos a firmar una clausula en la que se
comprometen a no emprender medidas de ningún tipo contra Mercadona una vez
dejen de pertenecer a la empresa.

El
caso de Toñi se encuentra entre los muchos que han decidido dar el paso de
hacer pública su situación, dentro o ya fuera de la empresa. La mayoría guardan
anonimato por temor a futuras represalias. Nos lo cuenta la persona que
gestiona el foro de Mercadona –integrado dentro de la web cnt.es-, una web de
internet referente para muchos trabajadores de la empresa: «las denuncias en el
foro han aumentado en las últimas fechas por todos los despidos que se están
produciendo. Quien entra al foro va buscando un poco de todo; casos de
denuncias, búsqueda de información… Lo que hacemos es asesorarles un poco y
dirigirles a su sindicato más cercano si dan el paso de organizarse
sindicalmente. Buscan a la CNT por ser el sindicato de referencia».

Cronología del conflicto

Hay
que remontarse varios años atrás para conocer el origen de este conflicto sin
fecha de caducidad. Concretamente en el año 2005, en las localidades onubenses
de Bollullos Par del Condado y La Palma del Condado, se produce el primer caso
en el que trabajadores de Mercadona se organizan en el sindicato para hacer
frente al acoso y mobbing que padecían, un fenómeno apenas conocido fuera de la
empresa pero que a raíz de ese conflicto se afianzaría a pasos agigantados.

De
esta forma se sucedieron los conflictos a lo largo y ancho de la península,
siendo al año siguiente cuando trabajadores de Mercadona en Sant Sadurní
d´Anoia (Barcelona) protagonizan la que a la larga se convertiría en la huelga
más larga en la historia de Cataluña. Una huelga llevada a cabo por
trabajadores inmigrados por la que exigían el fin del acoso laboral que
sufrían, solución a las deficientes medidas de seguridad e higiene en el
trabajo, el pago del descanso durante la jornada, así como la readmisión de los
despedidos por denunciar tal situación. Durante la huelga se producirían
situaciones tensas como la paliza dada a un miembro del comité de huelga por
parte de matones a sueldo de la empresa, o la desesperación de una empresa
dispuesta a ofrecer ingentes cantidades de dinero, tras trece meses de huelga,
finalmente los trabajadores aceptaron una indemnización muy alta por sus
despidos. El objetivo se había cumplido: Mercadona reconocía la improcedencia
de los despidos, veía dañada su impoluta imagen como empresa ejemplar, y la CNT
se convertiría desde entonces en el referente sindical absoluto dentro de la
empresa ante el silencio cómplice, cuando no de descarado posicionamiento del
lado de la empresa de los respectivos comités de empresa formados por UGT y
CC.OO.

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