Periódico «cnt» – Nº 349 Octubre 2008

Ya podéis consultar el periódico «cnt», órgano de expresión de la Confederación Nacional del Trabajo, en internet o adquirir un ejemplar en nuestros locales al precio de 1,50 euros. En este número correspondiente a Octubre de 2008 destacamos los siguientes artículos en portada:

  • Memoria / Comunicado de la CNT en relación al procedimiento del juez Garzón
  • Internacional / Comunicado de la KRAS-AIT acerca de la guerra de Osetia del Sur
  • Internacional / Collas y Cambas en la Bolivia de EVO
  • Gaceta sindical y económica / Entrevista al Secretario General de CNT en Palma de Mallorca
  • Opinión / Sahara Occidental

A continuación reproducimos la editorial que para este mes ha elaborado el Secretariado Permanente del Comité Nacional:

Contra las guerras

Aún no han transcurrido dos meses desde que Rusia invadiera Georgia y ya parece que tal hecho no ha ocurrido nunca, a juzgar por la falta de noticias al respecto en los medios de comunicación. ¿Qué estará ocurriendo allí? Lo cierto es que las tropas rusas se internaron en territorio georgiano como respuesta al intento de Georgia de recuperar el control de Osetia del Sur, iniciando una operación que causó la muerte a unos miles de personas (los propios rusos hablaban de más de dos mil, aunque en estos casos siempre es imposible estar seguro de la exactitud de las cifras, porque es sobradamente sabido que en todo conflicto bélico la primera víctima es la verdad).

En todo caso, lo indudable es que – como suele ocurrir- la mayor parte de las víctimas fueron causadas entre el sector más débil de la población civil; y ello con independencia de que el ejército georgiano sufriera una clara derrota.

Una vez más, pues, las razones geoestratégicas (en el fondo, los intereses económicos) han estado por encima de la vida y la integridad física de las personas. Han muerto, dicen, más de dos mil, pero podían haber sido doscientas mil o dos millones; la mano de los verdugos no habría temblado en ningún caso, ni sus ojos habrían pestañeado.

El Gobierno georgiano, por una parte se envalentonó, sintiéndose respaldado por Occidente y la OTAN, que casi le estaban empujando, y por otro lado cayó en la trampa tendida por Moscú, con sus continuas provocaciones encaminadas a buscar que los georgianos perdieran los nervios y atacaran.

La invasión de Georgia fue acompañada –como no podía ser menos- de las brutalidades que nunca faltan en tan dramáticas circunstancias: pillaje, violaciones, asesinatos por capricho, etc. A quienes se ha declarado enemigos se les puede someter impunemente a todo tipo de vejaciones, humillaciones, ultrajes, atropellos y sevicias. Se apela al interés nacional y en nombre de él no sólo puede dar rienda suelta a sus instintos el más sádico de los seres humanos, sino que, además, se les suele premiar y condecorar como héroe por toda una serie de hechos que son, en realidad, horrendos crímenes, por los que – de haberlos cometido en la vida civil- sería, sin duda, condenado a la pena de muerte o a cadena perpetua en cualquiera de los países en los que estas penas siguen vigentes.

Y es que el Ejército no es más que una institución en la que muchos hombres – y cada vez más mujeres- aprenden a matar de mil maneras; y, lógicamente, cuanto más y con más efectividad mata cualquiera de ellos, más se le glorifica y ensalza y con más rapidez asciende en el escalafón de mando. Y ello aunque en algunos casos, como ocurre en España, se repita machaconamente que el Ejercito se dedica a tareas humanitarias.

Lo evidente, en cualquier caso, es que el conflicto tiene su origen en motivos económicos, relacionados con las fuentes de energía y la distribución de ésta, cuyo control se disputan Estados Unidos y Rusia, siendo el territorio georgiano, por razones geográficas, una zona de vital importancia para esas potencias, ya que es atravesado por dos oleoductos y un gaseoducto, que llevan los hidrocarburos del Caspio hacia el Mediterráneo y el mar Negro. En ese contexto, resultaría cómico y ridículo, si no fuera trágico, que el presidente Bush acuse a Moscú de matonismo, cuando los USA fomentaron, impulsaron y aplaudieron la secesión de Kosovo, operación de importancia menor si la comparamos con la invasión de Irak o, antes aún, la de Afganistán. Por cierto que esta última se produjo cuando los talibanes rompieron las negociaciones que mantenían con los americanos para permitir el paso de un gaseoducto por su territorio. Sólo en ese momento se convirtieron en un cúmulo de maldades y se puso en marcha la maquinaria propagandística dirigida a legitimar la ocupación del país.

Además de las razones geoestratégicas y de economía global, no hay que olvidar otros poderosos motivos que han influido en la postura tomada por el gobierno ruso: por un lado, los problemas económicos (la inflación se ha desbocado y cunde el malestar entre la población) hacen que los dirigentes del Kremlin busquen un enemigo exterior que distraiga a la población de los problemas internos, para lo que se recurre a la exaltación de los valores nacionales; es decir, al patriotismo. Y, como dejó escrito Errico Malatesta, “el patriotismo es un sentimiento inferior, que la civilización debe sustituir por la fraternidad, añadiendo que el patriotismo se concreta en odio a los otros pueblos por el mero hecho de ser diferentes, y sirve a los intereses de las clases dominantes”. Por otra parte, Rusia sigue teniendo nostalgia del imperio soviético, y le resulta insoportable aceptar la independencia de países que estuvieron formalmente federados y realmente sometidos a un poder central. Perder la influencia sobre esos territorios lo interpreta Rusia como un auténtico peligro para su seguridad nacional.

En esa zona se han producido ya varios enfrentamientos bélicos, con muchos miles de muertos y es un verdadero polvorín que en nada se diferencia del de los Balcanes; se habla mucho de balcanización, pero podría hablarse también, perfectamente, de caucasicación. El conflicto de Georgia podría repetirse, sin tardar mucho, en Ucrania y Moldavia, lo cual agravaría la situación y llevaría la muerte y el sufrimiento a muchos inocentes.

La CNT, en coherencia con sus principios libertarios y sus acuerdos orgánicos, se opone, como siempre, a esta y a todas las guerras habidas y por haber, pues en nada benefician –sino todo lo contrario- al mundo del trabajo, que paga las consecuencias de todas ellas.

¡¡CONTRA TODAS LAS GUERRAS!!

¡¡CONTRA TODOS LOS EJÉRCITOS!!

¡¡CONTRA TODOS LOS ESTADOS!!

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