[Valencia] CNT no se plegará ante los recortes y los ataques del Sistema

Es
difícil entender “cómo alguien con formación macroeconómica y con un
mínimo de honestidad y decencia puede apoyar hoy la fantasía de que las
políticas de austeridad estimulan la economía” pero es aún más difícil
explicar porqué una afirmación de magnitudes lapidarias es emitida por
uno de los responsables de los medios de (des)información -manipulativa-
más influyentes en la economía mundial y, especialmente, en aquello que
llaman “mercados financieros”
*.
Lejos de pretender debatir las reformas o mejoras factibles en un
Estado que -por definición y en consecuencia- dictamina, oprime y
destruye, tomar nota de ejemplos como el anterior clarifican cómo
incluso
en la parte de arriba de la balanza, algunos/as reconocen la
escandalosa mentira con que las clases populares somos bombardeadas a
diario.

Los recortes progresivos de nuestros derechos, culminados –de momento- el pasado 11 de julio por el Presidente del Gobierno con 20 medidas, entre las que se encuentran la subida
del IVA; la suspensión de la paga extra de Navidad a los empleados
públicos o la reducción de las prestaciones por desempleo
,
y que han sido dictaminadas, ya no desde un presupuesto Gobierno
elegido “democráticamente”, sino desde un grupo de presión económico
formado por el BCE (Banco Central Europeo), FMI (Fondo Monetario
Internacional) y el CE (Consejo Europeo), son presentados, una vez más,
como ineludibles “para salvar el país”. Lo que parece no ser tan obvio
es qué país.

Esa
inminente necesidad a la que apelan los –ilusamente pretendidos-
dirigentes de este Estado para recortar lo indecible es una mentira
,
una falacia en sí misma que se nos escupe a la cara en forma del más
osado de los insultos: aquél que se hace a la inteligencia humana y a la
lucha por la supervivencia. Que nuestro “humilde” y mal llamado Estado
del Bienestar –porque en bienestar era ya bastante escaso- se ha
derrumbado y, según vemos, no quedarán ni los escombros, es manifiesto.
Los
ya ajustados salarios que percibíamos por permanecer encadenados a un
trabajo asalariado que explota nuestra fuerza de producción, devalúa
nuestras condiciones de vida y nos obliga a permanecer al servicio del
Sistema, arrastran hoy nuestra dignidad y nos condenan a la miseria y la
esclavitud.

Y lo que es peor: a la desesperanza y al crédulo conformismo que
deposita su confianza en una prometida y esperada recuperación económica
que traerá consigo de vuelta unos derechos que se han recortado “sólo”
hasta que vuelva la estabilidad y el crecimiento. O, lo que es lo mismo,
la recuperación de la confianza de los “mercados”.

Las
“ayudas” en forma de un disfrazado rescate financiero son la manera de
asegurar la devolución de la deuda contraída por este Estado con los
bancos de las economías europeas “pudientes” que, viendo que en los
momentos de bonanza éramos pastel apetecible y rentable, supieron
enriquecerse a costa de la burbuja especulativa e invirtieron en ella.
Algo de lo que ahora se quejan y que utilizan como argumento para
castigarnos cuando, en horas bajas, sólo quedan los restos podridos y
deficitarios de aquel pastel que se repartieron en forma de préstamo y
sus consiguientes intereses.
Esos
100.000 millones de euros que nos “dan”, son hoy financiados por los
recortes a los/las trabajadores y trabajadoras, que serán quienes
pagarán de nuevo al Estado y que, a su vez, financiarán la deuda
pública,
sólo son la manera de asegurar la devolución de lo que se debe
–principalmente- a la banca alemana, la cual estaría en serio riesgo de
colapso de no producirse dicha devolución.
Ahora
que este Estado ya no es la tarta suculenta, fácil y barata que fue
para ellos, quieren –como mínimo- recuperar lo invertido –pero sin
olvidar los intereses, que tampoco está el capitalismo para el altruismo
financiero-.
Por
ello, y a modo de “justo castigo”, se impone “la austeridad” mediante
recortes y renuncias a los pocos derechos sociales que Estados como
Portugal, Italia, Grecia o España tenían.

La
sangría de derechos y recortes que asfixia a las clases populares de
este Estado, deben ser el impulso definitivo que aliente la movilización
de todos y cada uno de los sectores
a reaccionar ante este ataque, ya no sólo hacia nuestros derechos más básicos sino a nuestra libertad y supervivencia.

Puesto que estos recortes no cesarán, sumiéndonos en la esclavitud y la miseria más absoluta, hemos
de comenzar ya a andar juntos/as, compartiendo este camino de
resistencia y lucha con todas aquellas organizaciones y colectivos que,
así mismo, estén dispuestos a levantarse contra el conjunto de medidas
que articulan los problemas concretos que sufrimos hoy y a organizarse
desde la base
,
obviando las cúpulas dirigentes de los sindicatos institucionales.
Necesitamos dejar a un lado los discursos esencialistas y las
declaraciones de principios que únicamente se restrinjan al simbolismo
y/o nos releguen al inmovilismo, para enmarcar ese discurso y esas
declaraciones de principios en acciones más estratégicas como medio para
enfrentar las recortes que hacen de los organismos económicos y de los
Estados los únicos beneficiarios de los “sacrificios” a los que somos
sometidos.

Podemos y debemos utilizar para ello el arma más poderosa y –demostradamente- eficaz que tenemos a nuestro alcance. Es
necesario que pongamos en marcha la paralización de toda actividad
económica mediante la herramienta de la lucha obrera por excelencia: la
huelga general indefinida. Y ello sólo es posible mediante la unidad de
todos los sectores y trabajadores/as,

con la implicación y el compromiso de todos/as nosotros/as por mantener
este proceso hasta el final. La lucha minera ha abierto una puerta no
sólo de acción, sino también de reflexión, para recordarnos
que la unión y la persistencia hasta alcanzar el objetivo son la única vía.

No
podemos plantarnos ni acomodarnos en la resignación, rindiéndonos sin
haber luchado antes. Hemos olvidado que no fue la pasividad y el
inmovilismo lo que nos hizo conseguir aquello que hoy nos arrebatan y
que su consecución sólo cobra sentido si nosotros/as mismos/as lo
defendemos. El contrapeso de esta balanza somos una aplastante mayoría y
es
nuestro deber movilizar a todos/as cuantos/as podamos para comenzar a
sentar las bases que coordinen una Huelga General Revolucionaria.

¡Hacia la Huelga General Indefinida!

¡La lucha está en la calle!

CNT- Valencia

* Wolfgang Munchau es el codirector del diario económico americano “Financial Times”

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