15M en los ojos de 4 militantes de Madrid, Bilbao y Sevilla

Hemos aquí cuatro crónicas del 12M, de Madrid, Sevilla y Bilbao, de sendos militantes de la CNT que participaron, aportando su visión y su análisis al movimiento. La foto es de un momento del día en Bilbao.Madrid:

El 12 de mayo, el centro de Madrid volvió a llenarse con centenares de miles de manifestantes. Desde los cuatro puntos cardinales: Majadahonda (Oeste), Leganés (Sur), Guadalix (Norte) y San Blas (Este) partieron al mediodía cuatro columnas que tenían como destino el centro de Madrid, la plaza de Sol. Las marchas iban sumando miles de manifestantes en su recorrido y desembocaron en el centro de la capital, que colapsaron por completo cortando decenas de vías y carreteras.

En torno a las ocho de la tarde, la mayoría de manifestantes del 15M estaban en Sol. Ante la inmensa afluencia de personas gran parte de los asistentes no podían acceder a la plaza y se congregaban en un ambiente reivindicativo y festivo en las calles aledañas.

Estaba tan abarrotado la plaza, que era difícil recorrer 10 pasos y así el reloj de la Comunidad de Madrid marcó las 10, hora impuesta por la Delegación del Gobierno como un ultimátum para el desalojo de la plaza. El excesivo despliegue policial, se vio impotente y ni se atrevió a moverse ante la masiva desobediencia de miles y miles de madrileños. A las 12:00 de la noche una plaza llena realizó el ya tradicional “grito mudo”.

A partir de esa hora, poco a poco muchas personas se fueron marchando de la plaza. A las cinco y media de la mañana, cuando quedaban varios centenares de personas, los antidisturbios empezaron a desalojar. Agarrones, personas arrastradas por el suelo, agresiones, detenciones indiscriminadas… fue la nota predominante en Sol a partir de ese momento. Un ejército de antidisturbios entró en la plaza llevándose todo lo que se encontraban por delante: saldo final 18 detenidos y la plaza desalojada.

 

Un acto estúpido, autoritario y violento del Gobierno, uno más entre cientos; es habitual. Una acción que no les ha servido para nada, pues esta mañana 13 de mayo, la Plaza de Sol amanecía con centenares de personas que habían vuelto a tomar la plaza.

Un año tras el 15M

 
Tras un año del 15 de mayo de 2011, una fecha marcada por las mayores protestas de la capital en muchos años, los madrileños se volvieron a reencontrar en la calle y sintieron el gran poder que tiene una protesta masiva y libre, como quien se reencuentra a un amigo que hace tiempo no ha visto, pero con el que parece que no ha pasado el tiempo, al igual que ocurrió el 15 de Octubre.

El ánimo combativo de los madrileños estuvo marcado por el gran ataque que está sufriendo la clase trabajadora en estos últimos años, acelerada en estos últimos meses con el PP en el Gobierno, como los últimos recortes en los servicios sociales, la reciente reforma laboral, los rescates bancarios y una gran oleada represiva. La población de Madrid está despertando y está empezando a hacer frente a una época nefasta, en la que estamos sufriendo el mayor ataque contra la clase trabajadora, camuflada como crisis mundial, en décadas. Un ataque que está echando por tierra gran parte de los derechos ganados a sangre por los trabajadores durante el último siglo. Un ataque que hace falta repeler.

Sevilla:

Los sevillanos, de la capital y muchos pueblos de la provincia, se han echado a la calle en la tarde del sábado 12 de marzo para conmemorar el primer aniversario de las movilizaciones del 15M y recordar que las cosas, lejos de haber mejorado, han ido empeorando, lo que justifica que la protesta, el grito y la movilización, tienen tanto o más sentido que hace un año.

Bajo un sol de justicia y un calor sahariano, miles de personas recorrieron el itinerario que une la Plaza de España con la Plaza de la Encarnación, popularmente conocida (desde un tiempo recientísimo), como las ‘setas’, por el postizo arquitectónico que el caprichoso derroche de los políticos puso en pleno centro de la ciudad. Las setas se han constituido así, a la vez, en lugar de encuentro, sentada y concentración del movimiento del 15M y en símbolo de la suntuosidad, del derroche y de la opulencia del poder en tiempos de recortes y sangrantes restricciones para toda la clase trabajadora.

Tradicional baile de números: de los 20 ó 22 mil que cifran los convocantes hasta la horquilla de 2 a 3 mil de la policía y los gobernantes. Sabemos de la dificultad de la cuantificación. No conocemos si fueron 20 ó 22 ó 18 mil, pero lo cierto es, visto lo visto, que la cifra de 2.000 ó 3.000 es, cuando menos, ridícula por falsa, risible por manipuladora.

Los sevillanos repitieron lemas y cánticos ya conocidos del año anterior. Pero se notaban, y mucho, las referencias a las últimas políticas en materia de educación, sanidad o la nueva reforma laboral, y la indignación ante una política supeditada a los mandatos de los mercados era, si cabe, mayor que en otras ocasiones. También era mayor la presencia de familias enteras, con sus hijos: carnal constancia de que esto no es un movimiento de jóvenes desocupados. También se hacía notar una mayor afluencia organizada de algunos sectores: estudiantes, trabajadores de servicios sociales, profesores o sanitarios.

Por Sevilla transitaron, en suma, una heterogeneidad de voces y de planteamientos, en los que lo verdaderamente importante era el hondo sentir de decir NO a la supuesta inevitabilidad de las decisiones de quienes se arrogan el derecho de programar las vidas ajenas.

Bilbao:

Las calles de Bilbao volvieron a recordar que hace ahora un año también se tomaron las plazas y barrios del Botxo. La puntualidad marcó la hora de salida, y a cada metro que se avanzaba, más gente se iba sumando. El recorrido seguía la Gran Vía, de punta a punta, hasta la Plaza del Arriaga, que fue la que se ocupó el mayo pasado.

Las ganas de denunciar a todos los responsables de la actual situación hacía que la intensidad de los gritos, silbidos y cantos reivindicativos fuese mayor al pasar por las sedes del BBVA, Banco Santander… Al final del trayecto varios colectivos se apostaban a los lados para explicar sus luchas, como los y las trabajadoras de sanidad.

Lo que al principio era una manifestación no muy numerosa llegó a sumar miles de personas a medio recorrido. La Plaza Arriaga, que fue la que se tomó el año pasado y donde finalizaba el acto, no daba abasto y mucha gente se tuvo que quedar en los márgenes para poder escuchar la lectura en bilingüe del manifiesto.

Al finalizar varios grupos de personas se quedaron en la plaza, hasta que la Ertzaintza los dispersó sin uso de violencia gratuita ni pelotazos. Aunque se volvió a juntar gente más tarde, no volvieron a prohibirles la estancia en el Arriaga.

 

Cómo vivió un militante el 12M en Madrid:

 
La protesta del 12M en Madrid como movilización fue inmejorable. La columna sureste Vallecas, dónde participé, unida a la columna sur, llenaba de ilusión y esperanza a estas calles que encontraron su paso por la calle Atocha y Carretas ya en el centro: éramos un hervidero de multitud cabreada. La respuesta numérica de las marchas y el mensaje de las canciones fueron totalmente combativas y vaticinaba que algo grande podría pasar en Madrid. Pero no pasó. Se quedó en un día de protesta y posterior fiesta de cumpleaños que muchas personas rechazábamos. Queremos una revolución con mensaje político, que no se quede en una manifestación dónde luego hay fiesta y no nos permite r-evolucionar. Queremos dar el paso que se dio hace un año de rebeldía contra el capital, de desobediencia al Estado, de enfrentamiento directo y ruptura a la política capitalista que nos gobierna y que está sembrando miseria en la clase trabajadora. Tenemos que demostrar que somos dueños/as de nuestras vidas y reventar de una vez este Sistema.

Así como el nivel de participación fue muy alto, faltó la espontaneidad del movimiento, las acciones sorpresa, dar el salto a algo más que nos permita justificar la palabra revolución. Faltó imaginación para ganar el pulso al Gobierno y Estado, y faltó respaldar acciones con un mensaje político rebelde (que no macarra). Muchxs de lxs que estábamos allí teníamos ganas de algo más, un verdadero sabotaje al Capital dónde encuentra su puesta de largo en las calles burguesas consumistas de la ciudad. Y nos preguntábamos ¿para cuando la Revolución? ¿Y ahora qué?

Un servidor se marcha ahora a las asambleas programadas para hoy, esperando que el mensaje político y el espacio de encuentro dónde podamos intercambiar ideas sea la verdadera riqueza del movimiento. Pero no solo teorizar, sino convertir esas ideas a la práctica, crear una alternativa paralela al Capital, un mundo nuevo construido a espaldas del Capitalismo, poniendo en jaque a este. Es necesario programar un plan de acciones dónde la masa participativa de ayer esté motivada a llevarlas a cabo. Conseguir que lxs cientes de miles que éramos el 12M estemos plenamente movilizados para frenar redadas racistas, paralizar desahucios y llevar a cabo acciones de sabotaje al Estado es el gran reto de este movimiento.

«Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones; y este mundo está creciendo en este instante». Vamos a construirlo.

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