«El colectivo gay español no está trabajando por la plena inserción»

Manuela Trasobares, artista multifacética habla sin pelos en la lengua, no busca agradar con su transgresora
obra ni con sus declaraciones. Conversamos con ella con motivo del Día del Orgullo Gay.

Redacción | Periódico CNT

Fotografía: Joan Galo

Pregunta.- El 28 de junio es el día internacional del Orgullo LGTB. ¿Vas a
celebrar la efeméride?

Respuesta.- Para mí en lo que se ha convertido el Día del orgullo Gay es en
una bufonada capitalista en la que todo lo que fue revolucionario está ahora
profundamente controlado y clasificado por el poder oligarca. Yo hace 33 años
que hice un cambio de sexo, pero no lo hice para seguir siendo un
«transexual». Yo soy una mujer ni más ni menos, ni menos ni más. Lo
que ocurre es que el poder es tremendamente perverso y manipulador respecto a
su voluntad de poder y lo único que quiere es seguir controlándolo todo y
seguir atrapándonos en sus raíces más rancias e intolerantes. A mí nadie me
tiene que decir lo que tengo que celebrar.

P.- ¿Se echa de menos en los movimientos sociales una presencia más fuerte
de los transexuales? ¿Es un colectivo poco politizado o ideologizado?

R.- El colectivo gay español se ha convertido, vuelvo a decir, en el bufón
del PSOE y para nada está trabajando en políticas de marginación positiva o de
inversión social para la plena inserción de grupos de marginados dentro del
colectivo, como la prostitución transexual, o planes de jubilación  para homosexuales, transexuales, etc., que
muchas veces por su condición no han podido o bien cotizar en la Seguridad
Social o ahorrar para un incierto futuro. Son tantas las calamidades de miseria
que existe dentro del colectivo, que a mí me da la risa cuando habla la
izquierda institucionalizada de lo mucho que se ha trabajado a favor del grupo.
Claro que si se compara con lo que pasa en Rusia, lo que hacía Hitler o Franco,
lógicamente ahora somos todos iguales… ¡¡¡Jajajajaja!!!

P.- ¿Qué te lanzó a dar el paso y ser la primera concejala transexual en la
historia de España? ¿Te arrepientes o lo volverías a vivir?

R.- Yo no represento a nadie más que a mí misma, por eso dejé la política.
No creo en ella, y a veces tengo mis dudas sobre qué es la democracia, o dicho
de otro modo, hasta qué punto la gente dice lo que piensa o simplemente dice lo
que le han manipulado a opinar. Cuando Manuela Trasobares ha ido últimamente a
un acto de reivindicación social ha ido con su nihilismo, su personalismo, su
rebeldía respecto a cualquier colectivo y desafiando el concepto de grupo. Si
alguien quiere invitarme a un evento que se saque de la cabeza que conmigo
llevaré a un colectivo… Iré completamente sola.

P.- Hemos visto el tráiler del documental que ha realizado Meritxell Ahicart
sobre ti y tus declaraciones no tienen dobleces. Me ha gustado especialmente tu
reivindicación de que el artista tiene que ser un sonado, tiene que usar su
sexualidad, tiene que vomitar todo lo que no le gusta. ¿A quién pretendes
llegar, o estremecer, con este trabajo?

R.- Últimamente no me importa nada el llegar a alguien en el arte… Todo lo
que hago es un proceso metafísico, místico, fuera de cualquier ley, estética,
filosofía que pueda contradecir mi más auténtica libertad… Cada vez tengo más
aprensión al género humano, y sobre todo al mundo de las universidades,
tratantes de arte, intelectuales de turno que manipulan el mercado y la propia
existencia del Arte. Me levanto a las siete de la mañana y empiezo a disfrutar
de mi pintura, de mis esculturas, de mis escenografías, de mi canto, de mi
poesía. Y no espero nada más que escucharme a mí misma, no importándome el mundo
ni sus manías.

P.- Cantante de ópera, artista fallera… ¿De dónde te viene tanta afición
por el arte? ¿Qué te inspira a la hora de realizar tus obras? ¿Cómo es el mundo
de la opera en el que te mueves? ¿Qué es la religión para ti?

R.- Siempre he cantado, siempre he pintado, siempre he esculpido, siempre he
escrito, siempre he recitado, siempre he pensado, siempre he sido artista.
Siempre me ha interesado más el mundo de lo subjetivo, no creo en lo objetivo.
No creo que exista más realidad que la que cada cual se invente o viva. La
Iglesia es la estafa más grande de la Historia, es la castración del Ser, es lo
que más daño ha hecho al hombre.

El mundo de la ópera, o lo que el hombre ha hecho de ella, es una mierda.
Yo creo en la libertad del cantante, y no creo que tenga que ceñirse a la
dictadura de ningún compositor o director de orquesta. Creo en cantantes como
Maria Callas, que imprimió de verismo y carácter el mundo de la lírica. A mí me
gusta buscar efectos inverosímiles dentro de mi voz para causar las impresiones
más grandes teatralmente, me gusta la ópera desde el punto de vista más
dramático y expresivo y no me interesa ser un simple instrumento en manos de
nadie.

P.- En varias ocasiones has manifestado tu atracción por la Idea anarquista
y te defines como anarquista. ¿Qué significa para ti esa definición?

R.- Ante todo soy por encima de cualquier cosa anarquista, pero en el
sentido más revolucionario e individualista del concepto existencial. Me
identifico con el pensamiento nihilista y me estoy sumergiendo en el estudio
histórico del periodo donde la filosofía individualista (1890 -1901) estuvo más
presente en la historia de nuestro país y de prácticamente toda Europa, y
sinceramente creo que la lucha del proletariado, del marginal o de las minorías,
tendría que aprender de ellos.

Viva García Oliver (ministro de Justicia de la II República), viva Durruti,
viva Ascaso, viva Federica Montseny. Viva la revolución social que se hizo en
la Guerra Civil española, viva la Utopía, vivan las mujeres libertarias del
frente de Aragón, vivan los andaluces libertarios, viva la Primera República y
sus ideas federalistas… Gracias a todos ellos dejé la política. Ellos me
abrieron los ojos, ellos me enseñaron lo poco ética que es la Justicia y lo
maquiavélica que es la política y sus protagonistas. Ellos me enseñaron la
perversión de cualquier idea de Estado, la falacia de la propiedad privada, la
mentira de los ejércitos, la existencia de un único dios llamado dinero
podrido, hipócrita, falso, traidor, blanco, facha y hombre… Gracias a ellos me
rebelé, dejé la política y me convertí en revolucionaria. Y estoy convencida de
que si queremos cambiar el mundo, pensemos que jamás lo han hecho las mayorías
y que a través de revoluciones como la francesa, donde el pueblo derrocó la
monarquía, se acabó con el absolutismo y empezó a hablarse de libertad,
igualdad y fraternidad… Leamos Historia. Estudiemos el pasado y en este proceso
tendremos claro lo que tenemos y debemos hacer para construir un futuro digno
para todos.

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