Informática, telemarketing, producción y alarma sanitaria

  • En estos momentos de alarma sanitaria decretado por el gobierno, mientras las trabajadoras sanitarias lo dan todo para salvar vidas, en los sectores de informática y telemarketing se nos exige todo para que no pare la producción y el beneficio.

Quiénes trabajamos en un servicio de soporte informático, tuvimos que ser los últimos de la empresa en abandonar el puesto de trabajo y poder teletrabajar ya que debíamos dejar preparadas las herramientas al resto de la plantilla para que pudiesen seguir produciendo desde sus casas.

Algunas compañeras trabajaron más de 12 horas seguidas descansando apenas para comer un bocadillo y seguir entregando equipos y así poder cerrar el edificio con las mínimas pérdidas económicas para la empresa.

Sumando todo el cansancio acumulado y la sobreexposición que tuvimos al virus al estar en contacto con tanta gente, tan solo con unos guantes para protegernos, sin poder respetar la distancia de separación o los protocolos que se debían de aplicar, sobretodo habiendo al menos un caso claro de infección de COVID19.

Trabajamos horas extras superando nuestra jornada laboral de 40 horas semanales, incluyendo trabajo en fin de semana sin saber si nos las iban a pagar, recuperar en horas o una simple palmadita en la espalda.

Estamos trabajando más que nunca debido a la situación de caos y prisas, cogiendo llamada tras llamada sin respetar descansos con el objetivo de recuperar los números de incidencias que normalmente había antes de trabajar desde casa, como si estuviésemos en una situación de normalidad.

Un sector claramente relacionado al nuestro es el del telemarketing dado que son las compañeras teleoperadoras a las que damos soporte y según nos cuentan muchas siguen en sus puestos de trabajo a día de hoy aguantando situaciones como esta que nos relata una de ellas a continuación:

Las precarias trabajadoras del telemarketing trabajamos para empresas del IBEX35: Empresas de telecomunicaciones ( Movistar, Vodafone, Orange, Ono, etc..) , Bancos (Santander, BBVA, ING Direct, Bankia, La Caixa) Aseguradoras ( Liberty, Ocaso, Mapfre, Sanitas, Reale ) y un largo etcétera .

Somos un sector que “a priori” no debería de ser díficil poder teletrabajar pero que en la práctica hemos visto como las empresas del sector han ofrecido esta opción “in extremis” y pidiendo los recursos de las trabajadoras. Es decir, sino aportas un ordenador con unas determinadas características, unos cascos con micrófono, un antivirus actualizado y un ADSL o FIBRA no cuentas con esta opción.

Mientras que las plantillas del las empresas del IBEX35 llevan días en su casa con material proporcionado por las propias empresas, a nosotras nos obligan a seguir yendo a los centros de trabajo.

A algunas personas les están pidiendo que se lleven a casa los equipos informáticos. No es difícil ver a trabajadoras llevándose los equipos en carros de la compra o en bolsas de grandes almacenes.

Los centros “call centers” son salas en las que trabajan cientos de personas con escasa separación entre ellas. En muchas ocasiones, en un mismo puesto puede sentarse varias personas el mismo día. A veces incluso compartiendo las almohadillas de los cascos, el teclado, el ratón, etc..

La empresa más grande de telemarketing en España es Grupo Konecta. Una de sus sedes se encuentra en el polígono industrial de Alcobendas donde trabajan alrededor de 1900 personas.

La empresa no ha reforzado el servicio de limpieza, no desinfecta con productos específicos para ello los puestos de compañeras de baja por positivo en COVID19, en los baños muchas veces no hay jabón, ni papel, ni servilletas en los comedores. No han suministrado a las trabajadoras de ninguna medida de seguridad (ni guantes, ni mascarillas). Desde hace una semana han comenzado a aparecer geles hidroalcohólicos y están intentando que haya dos metros de separación entre las trabajadoras. Esta la medida más económica para ellos , cero inversión.  Lo están haciendo desde el miércoles a costa de obligar a las trabajadoras a cogerse vacaciones forzosas y gracias a las bajas de gran parte de la plantilla.

En muchos calls centers han cerrado los comedores así que estos días es habitual ver a gente comiendo en las escaleras, en el puesto de trabajo e incluso en el suelo.

A las trabajadoras con menores o mayores a su cargo les han ofrecido la posibilidad de cogerse excedencias. Ni se les pasa por la cabeza retribuirles el día.

Los servicios de transporte cada vez son menores por lo que se complica todavía más el poder llegar a tu puesto de trabajo. En muchas ocasiones la gente atraviesa todo Madrid para poder ir al centro de trabajo, con el riesgo que conlleva tanto para ellas, como para sus compañeras, familiares y para el resto de la sociedad.

En su mayoría realizamos servicios que no son de primera necesidad, por lo que no entendemos que en este estado de alarma se nos obligue a seguir acudiendo a nuestros centros de trabajo cuando allí no se cumplen las medidas mínimas que garantizan la seguridad e higiene de toda la plantilla.

En otros países, por ejemplo en Perú, han cerrado la actividad en los centros de llamadas y ahora, esos servicios que las grandes multinacionales deslocalizaron hace unos años cruzando el charco en busca de abaratar salarios, están regresando de nuevo a aquí. Volvemos a atender esas llamadas en plena crisis del COVID19.

Mientras tanto otras empresas del sector con grandes beneficios ya han anunciado ERTES.

Es un sector completamente feminizado, sobretodo en las categorías más bajas como no, y en el que abundan los contratos inferiores a jornada completa y temporales. No puede ser que nuevamente las que estamos más abajo de la cadena tengamos que seguir arriesgando más que nadie por salarios donde la mayoría no llegan a los mil euros.

La patronal se siente fuerte y a puesto la producción y los beneficios por delante de la salud y la seguridad de la clase trabajadora.

El pueblo, solidario y organizado, pone la vida en el centro. Por eso, un sindicato entre iguales, un sindicato para luchar es más necesario que nunca. ¡Nos va la vida en ello!

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